La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘kilómetro cero’

Pesadilla en el supermercado: patatas de Israel y cebollas de Nueva Zelanda

En este disparatado mundo global, las cebollas que se venden en Fuerteventura vienen de Nueva Zelanda.

Cada vez tardo más en hacer la compra. La mayor parte del tiempo me la paso leyendo las etiquetas de los productos. Pero últimamente tengo que llevar como apoyo la tabla periódica de los elementos químicos e incluso un atlas mundial, además de una lupa para tratar de leer esas letras mínimas con que se imprimen los textos.

Qué disparate. Que venga Chicote y lo vea: pesadilla en el supermercado. Lee el resto de la entrada »

Este fin de semana, cómete Las Ventas antes de que cierre

Qué mejor cambio de uso que transformar las plazas de toros en selectos mercados de proximidad. De ir a la plaza a ver sufrir animales a ir a la plaza a comprar cosas ricas y a sufrir tan sólo pensando en las calorías. La plaza siempre fue eso. Ir la plaza, al mercado.

En la madrileña plaza de toros de Las Ventas se siguen matando astados, aunque este verano echa el cierre para espectáculos no taurinos hasta nuevo aviso, pues como le ocurre a la mayoría de los cosos, cada vez son menos rentables y se están abriendo a espectáculos menos cruentos y más civilizados en los que hay que mejorar las medidas de seguridad.

Cómete Las Ventas es el gran mercado de productores locales organizado por la Comunidad de Madrid que por segundo año consecutivo ocupará este famoso espacio taurino durante los días 23 y 24 de junio. Una de las últimas oportunidades para pisar su albero antes del cierre. En la anterior convocatoria lo visitaron cerca de 36.000 personas. Lee el resto de la entrada »

Ni vegetariano ni carnívoro ¿Sabes lo que significa ser locávoro?

Me confieso. Soy locávoro. Ni vegetariano ni carnívoro: omnívoro concienciado, consumidor de productos locales. No en su totalidad, pues vivo en una isla, pero sí al menos en lo que está a mi alcance en el pequeño pueblo de Fuerteventura donde habito.

La señora Isabel me trae todos los días leche recién ordeñada de sus dos vacas, unos animales formidables a los que trata y cuida como a queridas mascotas. Cuando la recojo está aún tibia. Y después de hervirla queda flotando una nata maravillosa, fantástica para hacer postres. Los huevos son de gallinas felices, esas que aún corretean por la calle y escarban en las cunetas. Y el pescado lo compro en la cofradía, recién capturado con viejas técnicas artesanales. Por no hablar del queso de cabra que hace Felipa, uno de los mejores del mundo.

Alarmados por nuestro desmedido impacto ambiental, cada vez somos más los que nos preocupamos por elegir productos de cercanía y de temporada, a ser posible ecológicos y mejor aún de razas y variedades autóctonas, las nuestras. Menos transporte significa menos consumo de combustibles fósiles, menos contaminación, pero también menos intermediarios. Un comercio más justo donde el productor recibe el dinero que vale lo que nos vende, con el reconocimiento del consumidor a su trabajo como inmejorable pago añadido.

Desgraciadamente, lo normal es lo contrario. En el mercado los productos vienen del otro extremo del planeta. Según un estudio de Amigos de la Tierra, los alimentos importados por España recorren más de 5.000 kilómetros hasta llegar a nuestra mesa. Ello supone la emisión anual de 4,7 millones de toneladas de CO2, un 67 % más que en 1995. Los productos más viajeros son cereales y piensos, pescados y mariscos, café, cacao y especias, frutas y legumbres. Vamos, casi todos.

Muy viajados, es verdad, pero yo prefiero la comida sin marear.

Foto: Efeagro

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