Llueve por fin en Paraguay. Pero todavía poco en el norte de este empobrecido país americano para lograr apagar el incendio forestal más grave de su historia. 5.000 focos que en poco más de dos semanas han dejado sin alimentos a más de 40.000 familias y han destruido un millón de hectáreas de cultivos y bosques. Para hacerse una idea, la superficie calcinada es tan grande como todo el Líbano y cinco veces más que el terreno quemado en la oleada de incendios sufrida por Grecia este verano. Pero desgraciadamente, el interés de lo medios de comunicación por esta tragedia no es ni remotamente parecido.
Una grave sequía, calor intenso y fuerte viento, unido a la tradicional quema de rastrojos para la preparación de los cultivos, desencadenaron la catástrofe.
“Las familias campesinas de las zonas afectadas han perdido toda su producción básica de alimentos, primero con la sequía y luego con los incendios. No tienen comida ni semillas para sus campos ahora que llega el momento de la siembra. Por eso necesitan ayuda urgente en forma de alimentos para los próximos meses, y grano para poder plantar ahora y tener una nueva cosecha en enero si vuelven las lluvias”, ha explicado a Intermón Oxfam Edilberto Saucedo, responsable de la Organización Campesina Regional de Concepción, uno de los departamentos más castigados por el fuego.
Entre los afectados se encuentran los indígenas “ayoreo-totobiegosode”, cuyo último refugio selvático, localizado en los montes del Alto Paraguay, se encuentra amenazado por la reciente instalación de haciendas de colonos brasileños y de menonitas (comunidades anabaptistas venidas de Canadá). De especies animales y vegetales en peligro de extinción no hay datos, pero se teme que el fuego puede haber sido fatal para muchas de ellas. En todo caso, lo más importante ahora son las personas. Necesitan toda nuestra colaboración.
Intermón Oxfam advierte de que es necesario que la comunidad internacional se involucre urgentemente con este país para evitar una grave crisis alimentaria. Predicando con el ejemplo, han enviado ya la primera ayuda de emergencia y tienen abierta dos cuentas bancarias para recoger donativos de todos nosotros.
La Caixa 2100-0765-86-0200201027
BSCH 0049-1806-92-2012020321
Desgraciadamente, la tragedia humana y medioambiental no se ha detenido en Paraguay. La sequía y el fuego también están afectando gravemente a la Amazonia, el pulmón verde del planeta. Sólo en el sector brasileño, el número de incendios aumentó un 34 por ciento entre enero y julio de este año en comparación con el mismo período de 2006. Exactamente 12.285 focos frente a los 9.136 del año pasado.
A pesar de ello, en Brasil son optimistas, pues la destrucción de selva se ha ralentizado. Según el Ministerio de Medio Ambiente, la Amazonia perdió 14.039 kilómetros cuadrados de selva en 2006, un 25 por ciento inferior a la del año anterior, y se espera que este año “sólo” desaparezcan 10.000 kilómetros de bosque, casi dos veces la extensión de toda la Comunidad de Madrid.