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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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El fuego arrasa los bosques de Paraguay

Llueve por fin en Paraguay. Pero todavía poco en el norte de este empobrecido país americano para lograr apagar el incendio forestal más grave de su historia. 5.000 focos que en poco más de dos semanas han dejado sin alimentos a más de 40.000 familias y han destruido un millón de hectáreas de cultivos y bosques. Para hacerse una idea, la superficie calcinada es tan grande como todo el Líbano y cinco veces más que el terreno quemado en la oleada de incendios sufrida por Grecia este verano. Pero desgraciadamente, el interés de lo medios de comunicación por esta tragedia no es ni remotamente parecido.

Una grave sequía, calor intenso y fuerte viento, unido a la tradicional quema de rastrojos para la preparación de los cultivos, desencadenaron la catástrofe.

“Las familias campesinas de las zonas afectadas han perdido toda su producción básica de alimentos, primero con la sequía y luego con los incendios. No tienen comida ni semillas para sus campos ahora que llega el momento de la siembra. Por eso necesitan ayuda urgente en forma de alimentos para los próximos meses, y grano para poder plantar ahora y tener una nueva cosecha en enero si vuelven las lluvias”, ha explicado a Intermón Oxfam Edilberto Saucedo, responsable de la Organización Campesina Regional de Concepción, uno de los departamentos más castigados por el fuego.

Entre los afectados se encuentran los indígenas “ayoreo-totobiegosode”, cuyo último refugio selvático, localizado en los montes del Alto Paraguay, se encuentra amenazado por la reciente instalación de haciendas de colonos brasileños y de menonitas (comunidades anabaptistas venidas de Canadá). De especies animales y vegetales en peligro de extinción no hay datos, pero se teme que el fuego puede haber sido fatal para muchas de ellas. En todo caso, lo más importante ahora son las personas. Necesitan toda nuestra colaboración.

Intermón Oxfam advierte de que es necesario que la comunidad internacional se involucre urgentemente con este país para evitar una grave crisis alimentaria. Predicando con el ejemplo, han enviado ya la primera ayuda de emergencia y tienen abierta dos cuentas bancarias para recoger donativos de todos nosotros.

La Caixa 2100-0765-86-0200201027

BSCH 0049-1806-92-2012020321

Desgraciadamente, la tragedia humana y medioambiental no se ha detenido en Paraguay. La sequía y el fuego también están afectando gravemente a la Amazonia, el pulmón verde del planeta. Sólo en el sector brasileño, el número de incendios aumentó un 34 por ciento entre enero y julio de este año en comparación con el mismo período de 2006. Exactamente 12.285 focos frente a los 9.136 del año pasado.

A pesar de ello, en Brasil son optimistas, pues la destrucción de selva se ha ralentizado. Según el Ministerio de Medio Ambiente, la Amazonia perdió 14.039 kilómetros cuadrados de selva en 2006, un 25 por ciento inferior a la del año anterior, y se espera que este año “sólo” desaparezcan 10.000 kilómetros de bosque, casi dos veces la extensión de toda la Comunidad de Madrid.

Topillos, III. Matar por matar

Mi amigo Alberto es cazador en Zamora. Y no está muy contento con los resultados de esta media veda, donde un año más las codornices siguen sin dejarse ver demasiado, aunque ha disfrutado de buenos lances con su perro perdiguero. Para su sorpresa, algunos de los mejores sitios a donde acude todos los años han quedado carbonizados al haberse autorizado excepcionalmente la quema de rastrojos, y sólo es el comienzo de la temporada de la cerilla agrícola. Pero en el fondo le da lo mismo, porque su mujer no ha desplumado ni va a desplumar una sola pieza de las capturadas.

Como el resto de los cazadores de su cuadrilla, perdices, palomas, codornices y hasta conejos abatidos se han dejado pudriéndose en el campo, al albur de que cuervos o zorros den buena cuenta de sus restos.

“Con esto de los topillos los agricultores han llenado todo de veneno y yo no pienso comerme nada de lo que cace”, justifica convencido. Y eso que sabe que las codornices que mata, por ser migradoras, pueden ser francesas, pero prefiere no arriesgarse. Porque también sabe de compañeros que han abierto el buche a una paloma recién cazada y se lo han encontrado repleto de granos de cebada de un extraño color rojo fosforito. Es el veneno anticoagulante masivamente repartido por la Junta de Castilla y León para intentar acabar con el topillo campesino. Dicen que no es del todo peligroso, pero vaya usted a saber.

Topillos, I. Nos toman por tontos

La plaga de los topillos se ha convertido en el culebrón informativo del verano. Eso para los medios de comunicación.

Para los agricultores castellanos se ha erigido en una plaga bíblica, empeñados en acabar con ellos a pisotones, en una actividad tan inútil como la visión agustina del niño tratando de meter todo el agua del mar en un hoyo de la playa.

Pero para los grupos conservacionistas y la mayoría de los expertos en Biología se trata, sin duda, de un hecho previsible, en nada nuevo, donde el remedio ha sido medioambientalmente más desastroso que la propia explosión demográfica de los indeseables micromamíferos.

Políticamente, y esto atañe directamente al Partido Popular, se le ve ya como el Prestige de Castilla y León. Donde los “hilitos de plastilina” de Rajoy se han transmutado en unos “ratoncitos” a los que los responsables del PP en la región pretenden combatir envenenando y quemando 400.000 hectáreas de cultivos.

Sabiendo, como saben, que únicamente la llegada de las heladas acabará con el problema, y que todo lo que proponen tan sólo pretende calmar ánimos al comienzo de una larga campaña preelectoral, me pregunto: ¿Nos toman por tontos o son unos inconscientes? Yo me inclino por ambas opciones.

Por cierto, la noticia acaban de hacerla público hoy los propios agricultores: España alcanzará una de las mejores cosechas de cereales de los últimos diez años, que se estima en 23,7 millones de toneladas. Sin comentarios.