Pocos lugares hay en España más mágicos y maravillosos que el Parque Natural Sierra de Grazalema, entre Cádiz y Málaga. Andaluz y sureño por los cuatro costados, es el lugar donde más llueve de España, superior incluso a Santiago de Compostela. También el refugio de uno de los bosques más amenazados del mundo, el pinsapar (Abies pinsapo). Por éstas y otras características únicas la Sierra de Grazalema fue declarada en 1977 Reserva de la Biosfera por la UNESCO, el primer espacio en España en lograr este preciado galardón y el primer parque natural de Andalucía.
Os imaginaréis que un sitio así estará cuidado como oro en paño, a salvo de amenazas y agresiones, pero desgraciadamente estáis equivocados. No se hace tan a las claras como en otros sitios, pero como ha denunciado la semana pasada Ecologistas en Acción, la pasividad de las administraciones competentes –Ayuntamientos y Junta de Andalucía- para con las ilegalidades urbanísticas en el Parque Natural Sierra de Grazalema está permitiendo toda clase de subterfugios. Algunos tan increíbles como reconvertir naves ganaderas en apartamentos turísticos, como ha sucedido en la población de El Bosque.
Allí se han construido hace un año unas naves ganaderas con autorización de la Consejería de Medio Ambiente, que posteriormente se reconvirtieron en apartamentos turísticos de forma ilegal, sin que nadie haga nada para ordenar su derribo. Naves ganaderas con sus dormitorios, cuartos de baño, cocinas y televisión, que para colmo se publicitan con todo el descaro pues saben que nadie les hará nada.
Desgraciadamente no es un problema andaluz. En Canarias se han autorizado (y se siguen autorizando) miles de «cuartos de aperos» que incluyen entre su dotación piscina y sauna, segundas y terceras residencias en el campo luego rentabilizadas como ilegales casas rurales promocionadas por toda Europa a través de Internet.
Con la escusa de ayudar al ganadero y al agricultor, de defender el sector primario, se está permitiendo una destrucción salvaje del paisaje.