Menudo planeta que nos está quedando. Los datos son escalofriantes para todo aquel que tenga un poquito de cabeza. Desde 2015, las ventas del Black Friday han aumentado en el mundo un 10-20% cada año. A este incremento hay que añadirle un cambio de patrón en el consumo, que desde 2019 se ha lanzado a la compra desaforada por Internet.
A pesar de la crisis, caída de los sueldos e inflación que sufrimos, según un estudio elaborado sobre Webloyalti, se estima que este año el gasto on line crecerá en España en torno al 25%. El presupuesto medio de los consumidores españoles será de 160 euros durante el Black Friday, la mayor parte destinado a productos deslocalizados y profundamente insostenibles.
Así nos va. Pero a este paso, y de seguir en la misma línea ascendente, peor nos irá.