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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘ecológico’

Proponen restaurar bosques quemados convirtiendo las cenizas en jabón

Un proyecto de mecenazgo aspira a fabricar jabón 100% ecológico a partir de las cenizas de bosques quemados y destinar los beneficios a la restauración de ecosistemas que han sido afectados por siniestros forestales. Se llama Ashes To Life (cenizas para la vida) y está promovido por dos creativos publicitarios y dos biólogas fundadoras de la startup Creando Redes.

El lanzamiento del proyecto se ha llevado a cabo a través de una campaña de crowdfunding que estará operativa hasta el 5 de febrero de 2017 y cuya recaudación se destinará a la primera producción de jabón 100% orgánico. Lee el resto de la entrada »

Isasaweis invita a los consumidores a elegir productos sostenibles

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La popular bloguera Isabel Llano, más conocida como Isasaweis, con más de 1.200.000 seguidores en sus redes sociales, recogió el pasado sábado en BioCultura el galardón como primera embajadora de la sostenibilidad FSC y MSC. Como ya sabéis la mayoría, ambas ONG certifican en todo el mundo que los productos forestales y marinos que consumimos sean sostenibles, y sus responsables han valorado muy positivamente la apuesta de la comunicadora por promover un consumo responsable preocupado por el origen de los productos adquiridos.

“Las ecoetiquetas de FSC y MSC garantizan unos bosques y océanos bien cuidados seleccionando los productos que apuestan por ellas y con los que los consumidores podemos ayudar a conseguir un futuro más sostenible para todos”,

aseguró Isasaweis durante su visita al stand de las dos organizaciones en BioCultura Madrid, la feria de productos ecológicos y consumo responsable más importante del estado español en la que han participado más de 700 expositores y ha recibido la visita de casi 80.000 personas.

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El único cafetal de Europa es canario… y relaja

Café canario tostándose bajo el sol tranquilo del Valle de Agaete.

Café canario tostándose bajo el sol tranquilo del Valle de Agaete.

No todos los cafés nos aceleran, activan, ponen nerviosos. Hay algunos que respiran tranquilidad y transmiten sosiego, buen rollito. Son los que busco. Los que he venido a descubrir al Valle de Agaete, en el noroeste de la isla de Gran Canaria. Los únicos cafetales de Europa, de la Unión Europea para ser geográficamente exactos. Aunque paseando por la plaza del barrio de San Pedro, dominado por las fortalezas pétreas del macizo de Tamadaba, en un paisaje tropical donde abundan papayas, mangas, naranjas, aguacates y tabaco, más parece que estemos en Costa Rica, Jamaica o Colombia que en medio del Atlántico y a tan sólo 200 kilómetros del desierto del Sáhara.

El café encierra en este valle un sabor antiguo. Se trata de una tradición surgida en el siglo XIX y por suerte a resguardo gracias a los más de 40 agricultores empeñados hoy en día en el cuidado artesanal de sus cafetos, como aquí llaman a las plantas del café.

Pero que nadie se espere grandes explotaciones. Todo lo contrario. La producción apenas supera los 10.000 kilos, por lo que prácticamente no llega a las tiendas. Hacerse con un paquete es un lujo. Lee el resto de la entrada »

Crece el ecoturismo gracias a los agricultores y ganaderos

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Hace unas décadas, el incipiente movimiento ecologista español veía con recelo a unos agricultores y ganaderos a quienes responsabilizaba, muchas veces con razón, de ser los responsables de prender fuego a los bosques y envenenar animales salvajes, entre otras tropelías. Hoy reconoce su error. De hecho, ahora los considera aliados e incluso más, guardianes de la biodiversidad. Lee el resto de la entrada »

Nuevas mascotas: adopta una gallina

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La propuesta viene de Australia. Allí, en nuestras antípodas geográficas y muchas veces culturales, se está desarrollando un curioso fenómeno socio-ecológico: la adopción de gallinas maltratadas. La idea es sencilla: rescatar gallinas de granjas de explotación en batería y llevarlas a casa para cuidarlas como quien cuida de un perro o un gato.

Suena a auténtica frikada, pero sus promotores, The Battery Hen Adoption Project, aseguran que las gallinas rescatadas se adaptan rápidamente a su nueva vida doméstica y, gracias al cariño dispensado por la familia adoptiva, pueden disfrutar una vida feliz, lejos de los horrores y tensiones de la convivencia en terribles jaulas de batería. A cambio, estos animales nos ofrecen huevos de corral saludables producidos sin causar sufrimiento y se comportan como inmejorables recicladores de la basura orgánica doméstica.

Bien cuidadas, las gallinas ni son sucias ni huelen mal. Todo son ventajas, aseguran sus impulsores, pues los pollos pronto se convierten en maravillosos animales de compañía, mostrándose como criaturas muy sociales e inteligentes.

La verdad es que, si hiciéramos lo mismo en España, trabajo adoptivo no nos iba a faltar. Pollo y huevos baratos son la base low cost de nuestra alimentación, centrada más en la cantidad que en la calidad. Sólo en nuestro país hay 38 millones de gallinas ponedoras, de las que el 93% vive en jaulas frente al 41% de la media europea, donde los sistemas más civilizados de camperas, en suelo o en ecológico son seleccionados mayoritariamente por los consumidores.

Así que, si vemos muy complicado adoptar gallinas como hacen los australianos, por lo menos podríamos optar por productos de granjas menos tristes como hacen nuestros vecinos continentales. Adoptar (y disfrutar) huevos de gallinas felices.

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Mucho cuidado con las falsificaciones de Aloe vera canario

Aloe vera

No soy muy dado a creer en productos milagro, pero respecto a las bondades del Aloe vera no tengo dudas. En realidad hay 450 especies diferentes de Aloe, pero la vera (verdadera en latín) es la especie más potente y rica en vitaminas, minerales y aminoácidos. Y su producción ecológica en Canarias, considerada la de mayor calidad, toda una reciente revolución agrícola de floreciente futuro. Si los estafadores no lo impiden.

Probablemente originario de Arabia, en la Antigüedad se generalizó su cultivo por todo el Mediterráneo, que ya elogiaran egipcios y griegos. También en Canarias, desde donde se dice que Colón lo llevó a América y es origen de que “pomada canaria” sea en esas tierras sinónimo de remedio milagroso. De hecho, su otro nombre latino, barbadensis, es una confusión del científico inglés William Miller que describió la planta al tomarla por natural de las islas Barbados, cuando en realidad debió de llegar allí de la mano de algún canario.

No hay huerta o jardín en Fuerteventura o Lanzarote sin al menos una planta de la conocida como sábila. Tradicionalmente formó parte de la botica popular, pues su jugo es excelente para curar dermatitis, quemaduras, acné, eccemas, verrugas y hasta gastritis y úlceras.

Desde hace 20 años existen pequeñas plantaciones ecológicas dedicadas a la producción artesanal de cosméticos, pero la competencia es terrible. Aprovechando la merecida fama de las plantas canarias, el mercado se está llenando de imitaciones que se hacen pasar por producidas en Canarias, pero en realidad están fabricadas en otros países y tienen escasa pureza.

Anuncian productos de Aloe vera 100%, sí, aunque en concentraciones inferiores al 1%. Y nos los pintan de fuerte color verde cuando el extracto natural es incoloro.

Los productos que se venden como aloe canario y no lo son triplican en número de ventas a los locales. No están hechos con jugo natural si no a partir de extractos en polvo. Y no cuentan con las bondades medicinales de unas plantas cultivadas en un ambiente desértico pero volcánico dulcificado por los húmedos vientos alisios, característica que se nota en el resultado final: único. Pero al carecer de una marca de garantía propia, los listillos están haciendo su agosto.

Así que mucho ojo a las etiquetas, porque nos es aloe canario toda gelatina verdosa que nos venden como tal.

En Change.org hay una petición solicitando al Gobierno de Canarias la protección efectiva de este producto natural.

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El derroche del bufé «todo incluido»

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© Joe Ross / Wikimedia Commons

¡Qué bien estaba el hotel! Sobre todo el bufé, con muchísima comida hasta hartarte. Habré engordado 5 kilos en una semana.

Así me lo ha contado un amigo, encantado de la vida y del resultado de sus vacaciones en un hotel de los del «todo incluido«. Por lo que le costaba un alojamiento semejante con sólo desayuno, ha tenido acceso a toda la comida y bebida de la que ha sido capaz de ingerir de 7 de la mañana a 11 de la noche. Vaya juerga ¿verdad?

Pocas horas después me encontré con otro colega que también se ha pasado el verano en uno de esos hoteles, sólo que como cocinero. Su visión es totalmente diferente. Lo que más le sorprendió no fue ni el sueldo (bajo) ni el trabajo (mucho), sino el derroche: «Ni te imaginas la cantidad de comida que tiramos todos los días a la basura». Y me lo explicó con detalle.

Hay que trabajar rápido, así que no se pierde el tiempo en apurar las piezas a filetar. Puntas y zonas que se salen de lo homogéneo son desechadas con generosidad.

Pero hay más. Todo lo que llega al bufé queda en el bufé o va al cubo de basura. Nada se reaprovecha. Tampoco ese montón de pollos asados llevados a última hora al comedor y que nadie tocó. Qué buena idea usarlos para hacer unas buenas croquetas. Pero no. Punto uno: da mala imagen. Punto dos: tendríamos problemas con Sanidad. Punto tres: sale más barato comprar croquetas congeladas.

¿Por qué no dar toda esa comida sobrante a Cáritas o a personas necesitadas? Por lo mismo. Problemas con Sanidad y con la imagen. ¿Y si alguien se intoxica con ese alimento? Todo a la basura.

Otra idea. La comida rechazada se podría usar como abono para ese huerto ecológico orgullo turístico del establecimiento, o para alimentar gallinas que les surtieran de huevos de altísima calidad, pero pasa lo mismo. Sale más barato comprar hortalizas que cultivarlas.

Están confundidos con el precio. Estamos muy confundidos. Con un planeta sobreexplotado, sobrepoblado y sobredimensionado, tantos excesos nos van a salir muy caros.

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Comienza la vendimia de los vinos «del cielo a la tierra»

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© Wikimedia Comons / Stefan Kühn

Con el permiso de mi amigo Paco Berciano, uno de los más grandes expertos europeos en vinos y mi maestro en tan apasionante mundo, hoy os quiero hablar de la viticultura biodinámica. Y eso que no creo en ella, pero la admiro como el más respetuoso acercamiento del ser humano a la naturaleza.

Para quien no conozca esta técnica de cultivo, le diré que supone el último escalón de compromiso con la tierra (el terroir que dicen los franceses, terruño que decimos nosotros), aún más exigente que la agricultura ecológica. Basado en las teorías holísticas de Rudolf Steiner, considera a las explotaciones agrícolas como organismos orgánicos complejos donde suelos, plantas, animales y hasta el propio productor están profundamente interrelacionados. Como en la agricultura ecológica, fertilizantes artificiales, pesticidas y herbicidas están estrictamente prohibidos. Pero todos, todos. Manejan con inteligencia los abonos orgánicos, aportándoles las propiedades medicinales de algunas plantas. Las malas hierbas se eliminan arrancándolas o con el uso del tradicional arado romano empujado por animales. Vuelta a los orígenes. Aunque con influencias demasiado esotéricasy sin rigor científico como los preparados biodinámicos, algo así como homeopatía para suelos enfermos.

Otras técnicas son, sin embargo, tan viejas como la propia agricultura. Por ejemplo, la creencia/mito de que la astrología influye en el desarrollo de la plantas.

Preguntad en el pueblo, a la gente mayor, cuándo se siembra o poda. Os dirán que dependerá de la Luna. Podríamos aceptarlo, pues si nuestro satélite influye en las mareas algunos consideran que también es capaz de influir de alguna manera en los seres vivos terrícolas.

Menos creíble es que para fertilizar el campo haya que enterrar cuernos de vaca (la cornucopia, el mítico cuerno de la abundancia) o placentas, como se hacía antiguamente.

Pero pensar que, como solución para una plaga de ratones, lo más eficaz es «un preparado a partir de cenizas de piel de ratones de campo cuando Venus está en la constelación de Escorpión» me suena a magia de birlibirloque. En este caso yo apostaría por algo mucho más tangible y efectivo, favorecer la presencia de rapaces diurnas y nocturnas como cernícalos o lechuzas.

Pero quería hablaros de vinos biodinámicos. Imaginad el producto: nada de química en el campo, nada de bombas y filtros en las bodegas, y algo que a mí me gusta especialmente, nada de sulfitos en el vino. Ese azufre, los sulfitos, se acepta como conservante incluso en los vinos ecológicos. No me gusta. Es algo prescindible, empíricamente demostrado por algunos vinos biodinámicos tan maravillosos como el famoso Romanée-Conti, el más prestigioso (y caro) del mundo, u otros no menos fabulosos de la Borgoña, Loira y Ródano.

No sólo en Francia triunfan los vinos biodinámicos. En Italia también esta técnica tiene cada día a más bodegueros encandilados. Y en España, con pesos pesados como Telmo Rodríguez con su riojano Altos de Lanzaga, Carlos Esteva y su Gran Caus de Can Rafols en el Penedés, o ese maravilloso Pétalos del Bierzo de los descendientes de J. Palacios. Que por cierto, uno de ellos, Ricardo Pérez Palacios, es el traductor al español del libro que está considerado como la Biblia de la viticultura biodinámica: El vino del cielo a la tierra, de Nicolas Joly. Leedlo. Interesantísimo y muy ameno.

El autor, propietario de uno de los viñedos más antiguos del mundo (Vignoble de la Coulée de Serrant), se ha convertido en el enfant terrible de los bodegueros del marketing, azote de esos vinos sin alma ni raíces. Como bien dice Joly, los viticultores pueden escoger entre convertirse en wine makers (fabricantes de vino) o en «asistentes de la naturaleza». Hay mucha diferencia.

Septiembre es el mes por excelencia de la vendimia en España, el momento de cosechar los frutos de un año de trabajos y sacrificios. Ahora es cuando se decide todo, pues sin uvas de calidad es imposible hacer vinos de calidad. Algunos, muy pocos, pero por suerte cada vez más, son pequeños productores empeñados en cuidar la tierra y su producto estrella, la vid. Ecológicos, biodinámicos o tradicionales, pero ante todo honestos.

Sin embargo echad un vistazo a las estanterías de los supermercados. ¡Cuánto engaño! El vino es cada vez menos natural. Salvo honrosas excepciones, la mayoría busca grandes producciones homogénas basadas en viñedos contaminados por la industria fitosanitaria, con caldos filtrados y bombeados hasta el desmayo, y donde incluso las levaduras son seleccionadas en el laboratorio de la bodega para buscar ese toque de autenticidad que han perdido entre tanta fumigación y trasiego.

He hablado mucho del tema con Paco Berciano bajo el cálido influjo de esos productos llegados «del cielo a la tierra». En su opinión, la biodinámica ha supuesto un renacimiento de las denominaciones de origen, pues por fin el vino empieza a trasmitir las características propias de cada terruño, de cada paisaje, de cada productor.

Por eso le pregunto directamente: «Paco, tú qué eres un experto con los pies en la bodega, ajeno a creencias y mundos paralelos. ¿De verdad se nota la diferencia? Y Paco, que cada vez se le nota más influido por la Ribeira Sacra, me responde a lo gallego:

Perjudicar no perjudica, eso es evidente. Y permite hacer algunos de los mejores vinos del mundo.



Como colofón os dejo este vídeo precioso de una de las mejores bodegas de Canarias, una tierra donde todavía se tira demasiado de la química y poco del sentimiento. Son los sonidos del vino. Los tranquilos sonidos del silencio.

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Cochinilla, el colorante natural más ecológico

Carmelo Vega y Trinidad Medina, en plena faena en la finca de El Obispo.

Con esto de la alimentación sana, cada vez que vemos algo con colorantes nos asustamos. Y no es para tanto. Sobre todo si el origen de estos tintes es natural. Muy especialmente si se trata de rojo carmín procedente de la cochinilla (Dactylopius coccus). Toma buena nota. Es el conocido como E-120.

La cochinilla es un blanco y regordete pulgón procedente de México y Perú. Animal parásito, para vivir necesita plantas del género Opuntia, las conocidos como chumberas, tuneras o higos picos. Hace más de 2.000 años ya se usaba en América para teñir vestidos y dar color a la comida. En el siglo XVI los españoles la introdujeron en Canarias, donde su cultivo se convirtió en un importante recurso económico para las islas.

La aparición de los colorantes artificiales dio al traste con este comercio. Pero la reciente prohibición o limitación para uso alimentario y cosmético de algunos colorantes sintéticos ha vuelto a dar alas a una actividad que, en la actualidad, se haya relegada en Canarias al norte de Lanzarote.

No te das cuenta, pero yogures y refrescos de fresa, helados, incluso vino, también productos cosméticos, pinturas y ropa, presentan vivos colores gracias al carmín extraído de unos insectos. Un producto natural, sano, ecológico y sostenible, de gran interés para la educación, el arte, la moda, la gastronomía o el turismo. Un mundo por redescubrir, abierto a emprendedores, especialmente a los más jóvenes.

En Fuerteventura, donde vivo, los campos de tuneras están abandonados. Aunque hay interés por recuperarlos. Pero para ello es necesario consultar a los mayores, esos sabios de la Tierra que atesoran en su memoria el manejo de tan curioso producto.

Personas entrañables como Juan Cabrera (‘Juancito’), Eloísa Hernández, Prudencia Peña, Carmen González, Peña Perdomo, Estrella Espinel, Carmelo Vega, Trinidad Medina, José Cabrera o Pablo Cabrera, que este verano dieron clase ¡a sus años! de cómo se recoge la grana de la cochinilla.

Os dejo unas fotos enviadas por el Ayuntamiento de Antigua. Tradiciones populares en estado puro. Pero con un gran futuro.

Eloísa Hernández recogiendo cochinilla en una finca de Antigua

En la imagen superior, Carmelo Vega y Trinidad Medina están en plena faena en la finca de El Obispo (Antigua). Sobre estas líneas, Eloísa Hernández recoge cochinilla con las típicas pinzas de madera.

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