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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Aumenta la producción de alimentos ecológicos a pesar de la crisis

Muchos pensaban que con la crisis económica los primeros en caer iban a ser los productores de alimentos ecológicos. Que puestos a apretarnos el cinturón, a muchos se nos iban a bajar los humos del ecologismo e íbamos a acabar comprando la comida más barata, ajenos a químicas y transgénicos. Pero se han equivocado.

La producción de alimentos ecológicos ha experimentado durante el pasado año un importante crecimiento, tanto en superficie como en número de operadores. A falta de datos nacionales más recientes, la superficie dedicada en España a la agricultura ecológica registró en 2009 un incremento de 21,64% hasta superar las 1,6 millones de hectáreas. Y en ganadería ecológica ya hay más de 5.000 explotaciones ganaderas registradas.

El año pasado ha sido todavía mejor, especialmente en Andalucía, la comunidad que más está apostando en nuestro país por los productos agroganaderos exentos de fertilizantes artificiales y pesticidas. Allí, y según datos del Servicio de Certificación CAAE, en 2010 se han alcanzado las 829.840 hectáreas de producción ecológica, un 4,91% más que el año anterior.

Y es que en esto de comer son pocos los que ponen en juego su salud. Consumidores responsables y sensibilizados, cada vez somos más lo que preferimos ahorrar en ropa o en los últimos gadgets tecnológicos antes que hacerlo con la comida. Ecológica, de cercanía, respetuosa, solidaria y sana, muy sana. Que por suerte ya no es tan cara como antes, teniendo en cuenta su calidad y sabor ¿no te parece?

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Comemos petróleo

Nuestra dependencia con el petróleo es preocupante. La agricultura industrial moderna nos da todos los días de comer gracias a un complejo proceso de conversión de la energía del petróleo en energía alimentaria. Cada caloría consumida en forma de pan, verdura o carne supone consumir 10 calorías de energía proveniente de combustibles fósiles. Desde los fertilizantes que abonan los campos del mundo, hasta los paquetes de plástico con que se cubre la comida en los supermercados, todo es petróleo y más petróleo.

Tractores y máquinas agrícolas, coches, camiones, trenes, barcos y aviones dan diariamente miles de vueltas al mundo para transportar frutos y semillas por todo el orbe gracias a esa energía atesorada por la tierra, capaz de permitir que los kiwis de Nueva Zelanda lleguen tan frescos a nuestras mesas españolas como los plátanos canarios a las de Finlandia, o que una merluza argentina haga los honores en banquetes de boda de Burgos.

El petróleo es un regalo único de la Naturaleza, creado a lo largo de millones de años y que nosotros vamos a agotar en apenas 200 años. El déficit energético de nuestro actual sistema de producción de alimentos es por lo tanto brutal. Para mantenerlo, en el mundo se queman 85 millones de barriles de petróleo al día. Todos los días. Pero las reservas empiezan a dar las primeras muestras de agotamiento.

A estas alturas del campeonato cualquier otra alternativa se presenta inviable. ¿Agricultura ecológica? Según han demostrado los científicos, sólo para cubrir las actuales necesidades de nitrógeno de la agricultura mundial usando estiércol orgánico harían falta más de 14.000 millones de vacas. Una solución imposible que dispararía el consumo de piensos y pastos (para cuya producción también hace falta mucho petróleo), además de acelerar el cambio climático con sus flatulentas emisiones de metano, un gas aún peor que el CO2.

Paradójicamente, a medida que estos recursos fósiles se agotan nosotros seguimos inmersos en un disparatado crecimiento del consumo, de la población y de las ciudades, yendo de cabeza hacia una gran crisis energética global. Éste es sin duda el desafío más grande al que se ha enfrentado la humanidad en toda su historia. Porque con el actual sistema, cuando se acabe el petróleo, se nos acabará la comida.

¿Hay alternativas? La única es acometer cuanto antes la Tercera Revolución Industrial, un nuevo modelo económico basado en la combinación del uso de las energías renovables y las tecnologías de la información. Debemos hacerlo. Nos va en ello la supervivencia.

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Si queréis saber más sobre este tema, os recomiendo el blog Petróleo en declinación.