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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Así actúan las máquinas de destrucción masiva en el Día de la Biodiversidad

Hoy 22 de mayo celebramos el Día Mundial de la Biodiversidad, pero hay poco que celebrar. Apenas una fecha para recordar su acelerada pérdida en lugares tan vitales para la humanidad como las selvas tropicales. Para llorar de rabia.

Al jefe Ranoi ya no le quedan lágrimas para llorar ni selva donde vivir. Hace un año os hablé de la polémica central hidroeléctrica de Belo Monte en el Amazonas brasileño. Que no es una obra de ingeniería más, sino una sentencia de muerte para los pueblos indígenas del río Xingu y para una naturaleza única. Hachazo a la dignidad y el futuro de hombres-naturaleza como Ranoi.

Un año después del inicio de las obras el desastre es gigantesco. Numerosas fotografías remitidas por Greenpeace y publicadas en la edición digital del diario The Guardian revelan el elevado grado de destrucción que la construcción de esas represas ha comenzado a producir en el pulmón verde del planeta. En nuestro pulmón.

¿Te parece una salvajada? ¡Imbécil! Es el progreso.

El antes. Imagen del bosque que se está destruyendo. El río Xingu, donde se realiza la represa de Belo Monte, es uno de los mayores ríos de la cuenca del Amazonas. Fotografía: Karla Gachet/Greenpeace

El después. El proyecto es liderado por Energias Norte S.A. y está previsto que comience a producir energía el 31 de diciembre 2014. Fotografía: Marizilda Cruppe/Greenpeace

Adiós a la selva. Grupos indígenas y ambientalistas aseguran que Belo Monte desplazará a decenas de miles de los habitantes de los ríos y llevará la violencia, el caos social y la destrucción del medio ambiente al estado amazónico de Pará. Fotografía: Daniel Beltrá/Greenpeace

Máquinas de destrucción masiva de biodiversidad. James Cameron, el famoso director de la película Avatar, visitó la zona el año pasado para prestar su apoyo a la campaña anti-represas, donde dijo: «Ahora es un problema mundial. La selva amazónica es tan grande y tan poderosa que su destrucción afectará a todo el planeta». Fotografía: Daniel Beltrá/Greenpeace

Si el tema te interesa y preocupa, únete a la Campaña de Greenpeace Salva la Amazonia.

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Pequeña tragedia en Torremolinos

Debo de ser un poco fatalista, pero en esto de la protección del medio ambiente tengo la impresión de estar siempre restando y casi nunca sumando.

Salgo al campo, a los lugares habituales de mi entorno más familiar, y no hay día en que no regrese a casa con algún disgusto: pistas nuevas, árboles cortados, construcciones, basura,… Al final acabo como la gente mayor, explicando a mis hijos, a mis amigos, cómo era esto hace unos años, cuando todo estaba mucho mejor que ahora, criaba tal o cual pájaro, podías ver tal o cual animal.

¿No os pasa a vosotros lo mismo?

Me viene a cuento esta reflexión tras la lectura de un correo que me han enviado desde Torremolinos (Málaga) la Sociedad Andaluza de Herpetología y Terrariofília (SAHT). Un municipio de la Costa del Sol famoso por haber sido de los primeros donde el boom turístico cubrió de hormigón su bello litoral, llevándose por delante y de un plumazo sus gentes, su cultura, su naturaleza. Reconozco que me sorprendió saber que pudiera haber allí algo medioambientalmente interesante. Pero lo había. Y ya no lo hay.

Existía un pequeño humedal dentro del espacio urbano, el de Los Manantiales, último vestigio de un ecosistema acuático que, poco a poco, fue menguando ante el avance de las urbanizaciones. Por supuesto, carecía de protección. Para la mayoría de la gente era apenas un charco, pero para el ojo experto del naturalista representaba un oasis faunístico en medio de la urbe. Allí criaban la ranita meridional (Hyla meridionalis), el sapillo moteado ibérico (Pelodytes ibericus), el sapo común (Bufo bufo), la rana común (Rana perezzi), el sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae), el sapo de espuelas (Pelobates cultripes), la culebra viperina (Natrix maura) y hasta el raro camaleón común (Chamaeleo chamaeleon). También había insectos tan interesantes como la mariposa arlequín (Zerynthia rumina), el cardenillo (Tomares ballus) y la espectacular mariposa monarca (Danaus plexippus).

Todas son especies protegidas por una exigente normativa europea, española y andaluza, pero al final dio lo mismo. Ni las protestas de la SAHT ni las propuestas de convertir el espacio en una microrreserva que poder utilizar luego como aula de educación ambiental sirvieron para nada.

El pasado mes de mayo, en plena primavera, cuando más vida bullía en la charca, las excavadoras lo arrasaron todo para levantar en la parcela un centro comercial. Por la culpa de todos, administraciones incluidas (especialmente ellas), el humedal de Los Manantiales de Torremolinos ya es historia. Triste historia.

Siempre restando, nunca sumando. ¿Cuándo aprenderemos a crecer sin destruir?

En las fotografías cedidas por la SAHT, camaleón y ranita de San Antonio buscando la charca donde vivían tras la destrucción de ésta por las excavadoras para la construcción en el solar de un centro comercial.