Me lo aseguraron hace unos meses y no me lo podía creer. Los dueños del hotel levantado ilegalmente en El Algarrobico, en el corazón del Parque Natural del Cabo de Gata (Almería), en suelo público situado primera línea de playa, seguían metiendo material dentro, levantando paredes, preparando su apertura, ajenos al proceso de expropiación de los terrenos y anuncio de demolición realizado por la Junta de Andalucía y el Ministerio de Medio Ambiente.

Una de dos. O los empresarios son idiotas y les da lo mismo perder 100 millones que 50. O los empresarios sabían algo que el resto de los ciudadanos desconocíamos.

Lógicamente ha sido lo segundo. De esas reuniones «al más alto nivel» entre políticos y empresas se ha llegado a un acuerdo. Seguramente hubo muchas «comidas de trabajo» por medio. Resultado: Ustedes sigan, sigan, con su hotel de 22 plantas y 411 habitaciones en un paradisíaco espacio todavía virgen. Terminen de desvirgarlo (aquí risotadas lúbricas). Ya nos encargaremos de explicarle nosotros a la opinión pública que la decisión se toma «por interés general» (nuevas risotadas, esta vez avariciosas).

El resultado lo acaba de denunciar Greenpeace, que ya en noviembre de 2005 realizó la primera acción de protesta pacífica contra este hotel ilegal. En una nota de prensa difundida ayer explican que la Junta pretende ahora modificar el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del parque, cambiando la calificación del suelo donde se asienta el hotel de “área natural de interés general” (donde no está permitida ningún tipo de construcción) a “núcleo habitado preexistente”. De llevarse a cabo tal modificación, el hotel, símbolo de la destrucción practicada en el litoral andaluz, pasaría a ser legal.

Y los ecologistas del arco iris nos piden ayuda para impedir tamaño dislate. Una ciberacción. Enviarle una carta al presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, para que no permita esa modificación del PORN que legalizaría el hotel del Algarrobico, exigiédole que lo demuela antes de las próximas elecciones del 9 de marzo.

Como ya os conté hace poco, no se trata de salvar de la especulación a la costa, sino a NUESTRA COSTA, la de todos. Por eso ¡envía ya tu carta de protesta a Chaves!