Las urracas no es que sean listas, que lo son y mucho, sino que encima nos toman el pelo. O se vengan de nosotros, que aún es peor. Sólo así se puede entender el descubrimiento que investigadores del Centro de Biodiversidad Naturalis y el Museo de Historia Natural de Róterdam han hecho y publicado en la revista científica Deinsea.
Resulta que algunas urracas hacen sus nidos con púas antipájaros. Esos mismos artilugios que nosotros ponemos en tejados y balcones para que no se posen y que ellas, muy chulitas, arrancan y utilizan para acorazar sus nidos en lugar de las habituales ramitas. A ver quién es el listo que mete allí la mano.