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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Nuevos descubrimientos en Atapuerca no evitan la amenaza de los recortes

Atapuerca sigue dando sorpresas y las seguirá dando durante muchas décadas. Por algo es el yacimiento prehistórico más importante del mundo. Hoy he acudido a esa sierra mágica de Burgos, donde los codirectores de la excavación han resumido ante los medios de comunicación los resultados obtenidos este verano. Un excelente trabajo conseguido gracias al entusiasmo y el sacrificio de un nutrido equipo de 140 mujeres y hombres enamorados de la Ciencia.

En la rueda de prensa todo era alegría. Hasta que la consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Alicia García, leyó un discurso donde, en la letra pequeña de los habituales parabienes y automedallas, provocó el miedo y la indignación de muchos de los miembros del equipo. Habló de adaptar las futuras inversiones económicas en Atapuerca «a un escenario económico actual y realista«. También dijo que era necesario «rentabilizar aún mejor los recursos disponibles«. Pero lo que peor sentó fue cuando pidió a todos los investigadores «optimizar gastos«.

¿Piensa la consejera que en las excavaciones de Atapuerca se malgasta el dinero?

¿Sabe ella que esas 140 personas implicadas en los trabajos son en su mayoría voluntarios? ¿Que ni directores ni ayudantes ni estudiantes cobran un duro por el durísimo trabajo de excavar en la sierra durante un largo mes, así desde hace 30 años?

¿Sabe la consejera que en lugar de pagarles un hotel como los que ella usa en sus salidas protocolarias, todos duermen en una residencia de estudiantes?

¿Los recortes obligarán a cambiar el jamón del bocadillo por mortadela mientras los políticos acuden a restaurantes de lujo, dietas aparte?

Indignados y dolidos se quedaron muchos. Y asustados, pues tal como están las cosas en España, el fantasma de los recortes también apunta a la joya de la corona de la Ciencia española.

¿Piensas que exagero la importancia de Atapuerca? Te voy a dar sólo unos datos de lo descubierto este verano:

Ha aparecido la tercera falange del dedo meñique del pie de un niño de Homo heidelbergensis que vivió en la sierra de Atapuerca hace entre 300.000 y 500.000 años. Un minúsculo hueso de la Sima de los Huesos que, según  Juan Luis Arsuaga, confirma este lugar como «el primer santuario de la humanidad«. La prueba más antigua de un comportamiento humano simbólico de tipo funerario. Ello explicaría que los 28 individuos localizados allí fueron depositados por el resto de sus congéneres, y no por animales o un accidente. La acumulación de huesos de homínidos en la Sima de los Huesos era hasta este momento, según Arsuaga, «el mayor misterio actual de la Arqueología«. Y ese huesecito ayudará a resolverlo.

En esta misma Sima se han localizado también restos de un cráneo, parte de una mandíbula y un húmero de Homo heidelbergensis que, en un alarde de efectismo, se presentaron en el interior de un maletín metálico a modo de preciadas reliquias.

Otro sorprendente hallazgo ha sido el cráneo de un oso de una especie única de Atapuerca, un Ursus dolinensis. Y nuevos bifaces (hachas de piedra) achelenses tallados por el Homo heidelbergensis hace 250.000 años.

Por otra parte, Eudald Carbonell ha destacado la importancia de un enterramiento localizado en la Cueva del Mirador, donde este año se han encontrado restos de ocho individuos de hace 4.000-4.400 años. Los huesos serán objeto de un estudio de ADN para intentar saber si eran originarios de la zona o procedían de fuera de la península Ibérica. Porque fueron ellos quienes trajeron la agricultura y la fundición del bronce a estas tierras.

Por si fuera poco, los yacimientos de Atapuerca, Parque Arqueológico y Museo de la Evolución Humana han generado una riqueza a Burgos en tan sólo año y medio que la propia Junta de Castilla y León evalúa en 53 millones de euros.

Ante todas estas evidencias, científicas y económicas, ¿piensa aún la consejera que Atapuerca no es rentable y que es necesario recortar el presupuesto a los investigadores?

En la imagen, Eudald Carbonel, codirector de la excavaciones de Atapuerca, muestra uno de los bifaces aparecidos este verano en el yacimiento burgalés (Foto: © César-Javier Palacios).

Impresionante mandíbula de Ursus doliensis, antepasado del oso de las cavernas de hace un millón de años, localizado este año en las excavaciones de Atapuerca (Foto: © César-Javier Palacios).

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El planeta camina hacia los 10.000 millones de habitantes

Dos interesantes aplicaciones informáticas permiten jugar con las cifras del disparatado crecimiento de nuestra especie. La primera está alojada en la página de la BBC y se titula El mundo en siete mil millones. La otra es igualmente impresionante: 7.000 millones y tú.

Gracias a ellas sé que cuando yo nací hice el número 3.272.716.412 de los que en ese instante vivíamos en el planeta. Ahora somos más del doble. Desde mi llegada han nacido 6.084.489.564 personas y han muerto 2.306.614.829, con lo que en el momento de escribir estas líneas somos ya 7.050.584.237 habitantes. Y seguimos creciendo sin parar.

Empezamos el siglo XX siendo poco más de 1.000 millones, pero ya éramos 6.000 millones en el año 2000 y se espera que el siglo XXI acabará con algo más de 10.000 millones. Mientras lees esta columna ya han nacido 350 personas más. Nuestro planeta gana así 1.000 millones de personas cada 14 años.

¿Habrá comida y vida digna (casa, trabajo, dinero, vacaciones) para todos? Parece complicado.

Es verdad que últimamente el crecimiento se ha moderado, pero seguimos sin saber cuál es el límite poblacional de la Tierra. Porque como advirtió Ban Ki-moon cuando nació el niño 7.000 millones (niña, filipina), “a más población, mayor presión sobre la tierra, la energía, la comida y el agua”.

Por esta razón, si hay ahora mismo un negocio con futuro es el del acaparamiento de tierras. Millones de hectáreas han pasado en los últimos años a manos de inversores sin escrúpulos, ávidos de recursos. Sólo en África, los últimos megaproyectos tienen una extensión superior a los 67 millones de hectáreas, la superficie conjunta de Italia y Alemania. Agrocombustibles, agua, alimentos, pastos,… todo vale para especular con el hambre. Y cada vez valdrá más, pues cada vez tendremos más hambre.

¿Queréis saber mi opinión sobre todo esto? Pues ya con permiso de la nueva revisión del diccionario de la Real Academia de la Lengua, tan sólo se me ocurre una reflexión: Acojona.

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La crisis taurina obliga a dedicar los toros a producción de carne

Asegura una reciente información de la Agencia EFE que la crisis taurina lleva al matadero a la ganadería de lidia. La noticia, redactada por Aitor Méndez, explica que el número de festejos taurinos se ha reducido en España en torno a un 40 % desde 2007. Como mal menor, ante una sobreoferta en la cabaña de toros de lidia, los ganaderos han optado por enviar directamente al matadero a los animales para obtener algún ingreso con la venta de su carne.

¿Os parece terrible? A mí en absoluto.

Para empezar, los toros (salvo los sementales), lidiados o no, siempre han acabado en la carnicería. La diferencia es que ahora, en vez de matarlos públicamente y con sadismo, lo harán en mataderos donde la muerte es más rápida y menos dolorosa.

Además, y como ya os he contado en La Crónica Verde, el toro no es una especie en peligro de extinción. Ni siquiera tiene consideración de raza autóctona. Tampoco acabar con los toros supondrá acabar con la dehesa mediterránea. Sólo un 5% de este extraordinario ecosistema está dedicado al toro de lidia y hay muchas ganaderías taurinas instaladas fuera de las dehesas.

Es cierto que la crisis está afectando gravemente a estos ganaderos. A todos los ganaderos. La diferencia es que los dedicados al toro se beneficiaban de unas subvenciones estatales (más de 600 millones de euros al año) dedicadas a tan lamentable espectáculo que ahora se han visto reducidas. También se beneficiaban de unas programaciones festivas de los municipios cada vez menos frecuentes ante el escaso interés de la gente.

Si tan enamorados del toro son estos ganaderos, les propongo una interesante salida comercial para mantener al toro. Dediquen sus ganados a la producción de carne de calidad, ecológica, sin medicamentos ni mejorantes extraños, alimentada con pastos naturales. Y comercialícenla como ya se hace con la Retinta, la Avileña, la Xata Roxa, la Monchina o la Tudanca. Den una alegría a los cocineros y otra aún más grande a los antitaurinos. Ya saben que no hay mal que por bien no venga.

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¿Es el hundimiento del Prestige un símbolo de la que se nos avecina?

Hoy 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, pero tengo el día depresivo y para pocas fiestas, como la mayoría de los españoles desde hace cuatro años. Ni las mejores noticias me levantan el ánimo. Tampoco la remitida desde el proyecto Save the Beach. Gracias al patrocinio de la cerveza Coronita, la directora Isabel Coixet acaba de estrenar el documental ‘Marea Blanca’, un homenaje a los cerca de 300.000 voluntarios que hace diez años limpiaron las costas gallegas tras la catástrofe del Prestige. Así explica la realizadora catalana su último trabajo:

“La historia de los voluntarios del Prestige y de cómo combatieron una tragedia y limpiaron toda una parte de la costa de Galicia demuestra que si la gente se une con un motivo y causa concreta, y dejan de lado sus trabajos, estudios, por pura filantropía y por ayudar, es posible cambiar las cosas”.

Recuerdo esta tragedia y sólo me vienen a la mente simbólicos paralelismos con nuestra actual tragedia. Mariano Rajoy, en ese momento coordinador del Gobierno para hacer frente a la crisis ecológica de «pequeños hilitos de plastilina«, es ahora el responsable de hacer frente a otra crisis aún más grave, la económica. Y yo me pregunto:

  1. ¿Son también hilitos de euros los que se están escapando de los bancos españoles hacia mares menos revueltos?
  2. ¿Le valdrán como voluntarios para impedirlo los casi seis millones de parados de nuestro país?
  3. ¿Dejamos hundir el barco o tratamos de reflotarlo?

Pero el Prestige también nos dio una importante lección. Que los españoles estamos muy por encima de políticos y banqueros. Y que la marea blanca de la indignación acabará limpiando este país de tanta inmundicia.

Puedes descargarte gratuitamente el documental ‘Marea Blanca’ en http://www.coronasavethebeach.org/marea-blanca/site.php#/documentary.

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La crisis dispara el consumo de pescado basura

Una niña escocesa ha convulsionado Internet mostrando fotos del menú de su colegio: pizzas, macarrones, croquetas, hamburguesas, magdalenas, helados,… ¿Comida basura? Aquí lo llamamos menú infantil.

Dirá alguno que no es cierto. Que en nuestros comedores escolares y hospitales se ofrece a diario carne y pescado. Es verdad pero ¿qué carne y qué pescado? Porque con esto de la crisis la calidad de los alimentos es cada vez más baja. Ello explica que la merluza haya desaparecido de los platos. O no, pues en realidad nos la siguen dando, pero con queso, al ponernos panga por merluza. Muchos ya la conocen como «la merluza de la crisis«. Sin embargo, esta especie [Pangasius hypophthalmus] venida de Vietnam y China no es una alternativa, es pescado basura. Un engaño asociado al desastre ambiental, social y sobre todo nutritivo de su presencia cada vez más frecuente en nuestras cocinas.

Hagan cuentas. Se trata de una especie de pez gato propia de los ríos asiáticos, especialmente del Mekong, cuyas aguas sufren elevados niveles de contaminación industrial. Piscicultura masiva, las pangas viven hacinadas en mínimas jaulas donde se amontonan por miles. Sus escasas propiedades nutricionales, su dudoso control sanitario y mala calidad no lo hacen apetecible, pero sí su bajo precio, inferior al del pollo. Sólo por ser barato nos hemos lanzado a consumirlo, más de 50.000 toneladas al año.

Hay también otra razón que da vergüenza. Lo compramos porque viene limpio y en filetes, como si fuera carne. Nos hemos hecho tan vagos que somos incapaces de comer unas anchoas o un jurel por no quitarle las espinas.

Los pescadores españoles están que trinan con esta competencia desleal. ¿Estaremos diciendo adiós al besugo, al abadejo, a la merluza, al lenguado, la sardina o a la pescadilla? No caigamos en la trampa. Ahorremos en móvil o en ropa, pero no en la calidad de la comida, base de nuestra salud.

Otro pescado de la crisis es la perca del Nilo, que muchas veces nos venden como mero. Una estafa y un desastre ambiental al que dediqué en este blog la entrada La pesadilla de Darwin.

Respecto al panga y la perca, os recuerdo que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recomendado reducir su consumo después de que unos análisis detectaran la presencia de sustancias nocivas para la salud. Tienes la noticia completa en 20 Minutos.

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Resucita un simbólico olivo medio siglo después de morir helado

Nos lo pidió Miguel Hernández: “Sonreír con la alegre tristeza del olivo”. Para el poeta de Orihuela, este árbol recio y agradecido era símbolo indiscutible del pueblo español, combativo, optimista ante las adversidades, sabedor de que al final es capaz de regalarnos ese maravilloso oro verde obtenido de estériles tierras tan duras como su madera. Y seguía su verso alejandrino proponiéndonos que, por mal que nos vayan las cosas, “sonriamos, doremos la luz de cada día, en esta alegre y triste vanidad de estar vivo”.

Miguel murió en 1942 en la cárcel, triste como un olivo. 14 años después, pero ni tan triste ni tan olvidado, murió en Culla (Castellón) un olivo silvestre (Olea europaea var. sylvestris) multicentenario tiernamente admirado por sus dueños. Una fuerte helada lo mató como a tantos otros. Pero éste era diferente. Ser querido, nadie osó tocar el cadáver de ese formidable ser capaz de morir de pie, mirando de tú a tú al viento. Otros lo habrían reducido a astillas, pero no la familia Celades, decidida a preservar el cadáver en el pedregoso piedemonte de la sierra Esparraguera donde había nacido hace quizá un milenio. Así pasó medio siglo. ¿Muerto? ¿Dormido?

No os lo vais a creer, pero el árbol ha resucitado. Arturo Esteve, un excepcional fotógrafo especializado en inmortalizar olivos monumentales, lo ha confirmado. Milagrosamente, el reseco pie del acebuche ha rebrotado 50 años después de morir. Vuelve a la vida cual ave Fénix. Son apenas unas ramitas, es verdad, pero sus raíces profundas le garantizan un futuro prometedor lleno de frutos.

Y volviendo al poeta alicantino, y a esta crisis que nos mata en vida, bien está recordar de nuevo sus palabras dedicadas a esa Jaén de aceituneros que es España. Levantémonos y cambiemos la realidad asfixiadora, no vayamos a ser esclavos con todos nuestros olivares.

El milagro ha obtenido recompensa. La Asociación Española de Municipios del Olivo ha concedido a este ullastre catellonense del Alto Maestrazgo de Santa María de Montesa el Primer Premio AEMO al Mejor Olivo Monumental de España 2012. El jurado ha premiado con ello la extrema sensibilidad y perseverancia de los propietarios del árbol, la familia Celades, al conservar un olivo helado y aparentemente muerto durante más de 50 años al cabo de los cuales rebrotó, permitiendo así expresar la capacidad de supervivencia única en esta especie. De este modo se proyectan sobre el olivo valores emocionales más allá de criterios de utilidad.

Muchas gracias a Arturo Esteve por pasarme toda la información y las fotografías que ilustran esta entrada.

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¿Es educativo aprender en las escuelas a ser cazador?

Realidades paradójicas en Castilla y León:

Realidad número 1: la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha suprimido por segundo año consecutivo los principales programas de subvenciones a unas 250 actividades de educación ambiental desarrolladas por asociaciones y pequeños ayuntamientos.

Realidad número 2: la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León subvenciona con 300.000 euros a la Federación de Caza de Castilla y León para llevar a niños de entre 7 y 12 años el programa “Cazador por un día”. Una actividad que persigue compensar el paulatino descenso en el número de licencias de caza motivado entre otros por el escaso interés por la caza de los jóvenes y los efectos de la que llaman «cultura de Bambi«. Esa donde el ciervo es el bueno y el cazador es el malo, y no al revés como en el caso de Caperucita y el lobo.

Realidad número 3: Ecologistas en Acción de Segovia considera incomprensible la inyección de dinero público en esta iniciativa en un momento en el que se anuncian importantes recortes en la educación que afectan a aspectos esenciales para la calidad de la enseñanza como el número de docentes, las dotaciones para becas o calefacción o las plazas que se ofrecen en educación infantil.

¿Queréis saber mi opinión sobre el tema? Prefiero que mis hijos admiren a Bambi y detesten a Caperucita, por mucho que ésta vaya a la escuela con una cestita cargada de perdices estofadas bien trufadas de perdigones de plomo. Además, creo que el lobo no era tan malo, pues se tragó sin masticar a la abuela. Y eso de llenarle el estómago de piedras, ¿lo explicarán los cazadores a los niños como un acción de mejora medioambiental?

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Cada vez tiramos más comida a la basura

En tiempos de crisis nos hacemos más ahorradores, pero en lo fundamental, en la alimentación, seguimos apostando por el derroche. La culpa la tiene esa confusión entre límite de venta y límite de consumo.

Según estadísticas oficiales de la Unión Europea, el 18% de los europeos no conoce la diferencia entre “consúmase preferentementey “caduca, cuando la primera sólo hace referencia a la calidad, mientras que la segunda se refiere a seguridad alimentaria. Y así nos va.

Cada europeo tira anualmente a la basura una media de 179 kilos de alimentos en perfecto estado, medio kilo al día. O lo que es lo mismo, cerca del 50% de productos comestibles se pierde en el intrincado camino que une a productor con consumidor, la mitad desechados directamente por nosotros mismos desde casa.

Esto no hay quien lo entienda. 79 millones de personas viven en Europa en la pobreza, mientras casi 90 millones de toneladas de alimentos en perfecto estado terminan todos los años en los contenedores. Y como nos creemos más ricos que nadie, en las tiendas, cuando el producto fresco ya no está en óptimas condiciones o está próximo a caducar, en lugar de venderlo más barato como se hace en muchos países, aquí directamente lo tiramos.

Frente a este despropósito se nos olvida lo auténticamente importante, la calidad de lo que comemos. Adoramos las marcas de todo lo superfluo y regateamos dos céntimos en la leche sin valorar su origen incierto. Obviamos así la presencia en los alimentos de conservantes, colorantes y otros componentes poco saludables como grasas hidrogenadas. Y apostamos con alegría por la insostenibilidad de comprar productos de orígenes transcontinentales despreciando los producidos en nuestro entorno más inmediato.

Ya lo dice El Roto: Cada vez hay más comida en la basura y más basura en la comida.

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Nacen más niñas como mecanismo natural contra la crisis

Un reciente estudio publicado en la revista Science confirma que el miedo reduce el número de crías en los gorriones. Incluso aunque no haya depredadores cerca, si estos pájaros perciben el riesgo de que pueden ser cazados disminuye el tamaño de su descendencia hasta en un 40% . Es el coste del miedo, un intenso sentimiento generalizado en todos los animales como prudente comportamiento de supervivencia.

Nosotros también lo tenemos, y es en épocas de incertidumbre, como la terrible crisis económica que nos está tocando vivir a los españoles, donde la generalización de esta emoción se manifiesta de forma más sorprendente. Sin darnos cuenta, nuestra naturaleza animal ha puesto en marcha sus mecanismos de defensa. Hemos pasado a tener menos hijos por pareja y a que nazcan más niñas que niños.

La razón es puramente biológica. Como explica el profesor de genética humana Bryan Sykes en su famoso libro ‘La maldición de Adán’, la producción de machos en los mamíferos es muy cara, pues la competencia entre ellos consume mucha energía y es más fácil asegurar la pervivencia de nuestra carga genética con las hembras. En los humanos, la mayor vulnerabilidad y agresividad de los machos explica que en condiciones normales nazcan como media en el mundo 103,5 chicos por cada 100 chicas.

Sin embargo, como resalta el biólogo y neurocientífico Gerald Hüther, en épocas de gran estrés ambiental, como las guerras o las grandes crisis, donde las mujeres no se sienten bien, nacen menos niños que niñas, pues ante un futuro incierto los embriones masculinos mueren en los primeros dos meses de gestación.

Además, y según han demostrado varios estudios científicos, cuanta menos testosterona tienen los hombres menos hijos machos se engendran. Y estas épocas de vacas flacas le bajan las hormonas al más entusiasta ¿no os parece?

Yo tengo además otra teoría. Este desastroso mundo masculino sólo lo podrán salvar las mujeres. Y la naturaleza es sabia. Muy sabia.

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¿Qué comeremos en Europa en 2050?

No es una proclama de ecologistas radicales. Es una resolución del Parlamento Europeo sobre el reconocimiento de la agricultura como sector estratégico en el contexto de la seguridad alimentaria. En ella se presentan unas estadísticas terroríficas, a saber:

Según la FAO, el crecimiento estimado de la población mundial (de 7.000 a 9.100 millones) exigirá un incremento del 70 % del suministro alimentario para 2050. Comida que no produciremos en Europa.

Paralelamente, la pobreza y el hambre siguen existiendo en la Unión Europea, donde 79 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza (60 % de los ingresos medios en el país de residencia) y en donde 16 millones de ciudadanos de la UE recibieron el pasado invierno  ayuda alimentaria a través de organizaciones benéficas. Paradójicamente, en toda la cadena de producción, suministro y consumo de alimentos se tira a la basura hasta un 50 % de la comida.

Por otro lado, los ingresos de los agricultores se han reducido dramáticamente debido al incremento de los costes de producción y a que los ingresos agrícolas son significativamente más bajos (un 40 % menos) que en el resto de la economía, y que el ingreso por habitante en zonas rurales es un 50 % inferior al de zonas urbanas. Seguramente por ello sólo el 7 % de los agricultores europeos tienen menos de 35 años, mientras 4,5 millones se jubilarán en los próximos diez años sin encontrar relevo generacional a su actividad.

En resumen, los agricultores y ganaderos europeos son cada vez menos, más pobres y más viejos. Hemos externalizado algo tan importante como la alimentación en un mundo global, industrial y profundamente injusto, entregando nuestra soberanía alimentaria a las grandes compañías de distribución. Quizá compremos más baratas las alubias o los pimientos, pero nos estamos cargando nuestro futuro y el de nuestros hijos. Por que como este sistema falle un día, a ver de dónde vamos a sacar alimentos suficientes para darnos de comer a todos. Nos habremos olvidado hasta de cómo se plantan unas patatas.

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