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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Los senderistas se movilizan contra los cazadores

Cazador

El monte y la naturaleza es de todos los ciudadanos. Su disfrute es un derecho amparado por la Constitución española en su articulo 45. Pero cuando se habla de cazadores con escopetas parece que la cosa cambia. Este colectivo ha propuesto al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que en la nueva Ley de Montes, actualmente en proceso de redacción,  se incluya la prohibición de paso a los montes por parte de senderistas y demás usuarios, en las zonas y días en que se organicen batidas o monterías. Dicen que así se evitarían accidentes fortuitos, léase disparos a inocentes viandantes confundidos con ciervos o jabalíes. La futura ley podría incluir sanciones de hasta 1.000 euros por caminar por estos espacios durante la celebración de monterías.

Ante esta propuesta de dar prioridad a la caza frente al uso pacífico del monte, senderistas, ciclistas y hasta recogedores de setas se han movilizado estos días. Así, el colectivo Senderismo por España ha iniciado una recogida de firmas a través de la web  Change.org, en una ciberacción que en apenas una semana ha recogido casi 50.000 firmas indignadas, la mía entre ellas.

Paralelamente, la Asociación RedMontañas recoge en el mismo portal firmas proponiendo que la Federación de Caza mantenga una página web centralizada y única donde se informe con toda claridad y precisión de las fechas, municipios y ámbitos territoriales de dichas actividades. De este modo, los usuarios podrán consultarla antes de organizar sus propias salidas, igual que se consultan las páginas meteorológicas, y todo el mundo tendrá sus derechos intactos.

Me gusta la postura anticaza de esta entidad montañera, resumida en cuatro puntos:

  • En las sociedades occidentales no es necesario cazar para vivir. Disfrutar matando parece una afición sórdida y anticultural cuando existe un espectro tan amplio de actividades con las que disfrutar de la naturaleza, en las que realizar ejercicio físico o incluso en las que canalizar el hipotético instinto cazador del ser humano.
  • Admitimos que la caza mueve mucho dinero. También mucho dinero negro, que jamás se incorpora a la economía social. Eso sí, en el curso de los eventos cinegéticos y su entorno se cierran muchos grandes negocios. Negros muchos de ellos.
  • Las monterías y batidas son, de todas las modalidades de caza, probablemente las menos ‘deportivas’ y no es creíble que nadie argumente que en ellas se disfruta de la naturaleza, el silencio, etc. Sus participantes acuden en todoterrenos, se les abren las barreras de las pistas forestales, y ellos se quedan sentados en los puestos con el rifle listo, mientras los perros y los ojeadores les traen las víctimas a su alcance. ¿Esto es cazar, o ‘asesinar’ animales?
  • Precisamente porque las batidas y monterías son absolutamente incompatibles con cualquier otra actividad pacífica de recreo en la naturaleza, debido a su peligrosidad y al riesgo de accidente mortal, son ELLOS quienes deben poner de su parte, y no los demás. La solución en ningún caso puede ser prohibir la entrada, privando al resto de la sociedad de su derecho al libre disfrute del medio natural.

¿Y tú qué opinas? ¿Hay que cerrar el paso a los senderistas cuando hay batidas o cerrar el paso a las batidas cuando hay senderistas?

Foto: Ángel Sánchez Carbonell

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Una bici y 24 países para hablar de medio ambiente

Hay gente que sólo por la pasión que pone en hacer las cosas merece nuestra admiración y aplauso. Uno de ellos es Brais Palmás, un joven caballero andante gallego que a lomos de su bicicleta y con la cámara de fotos como única arma lleva desde el pasado mes de junio inmerso en una maravillosa aventura: el Proyecto Samana

Brais pedaleará interrumpidamente durante tres años por las principales reservas naturales de Eurasia para retratar su biodiversidad y plantear una visión diferente del estado actual de determinadas zonas y especies animales silvestres. Paralelamente, tratará de concienciarnos respecto a los problemas medioambientales que detecte, de nuestro impacto y de las repercusiones que nuestras acciones provocan en el entorno.

¿Por qué en bicicicleta? Él mismo lo cuenta en el cuaderno de bitácora donde día a día registra tan apasionante viaje:

Para llevar a cabo este proyecto podría moverme en coche, en tren, en avión… y desplazarme de parque en reserva velozmente, sin perder tiempo. Lo normal cuando se va a atravesar desiertos y cordilleras sería llevar un equipo de apoyo por si surgiera algún inconveniente; lo razonable a la llegada de la noche sería buscar una habitación con calefacción y agua caliente… y cuando me hubiese dado cuenta, mi travesía habría perdido su esencia; de que cada kilometro que separa un punto de otro es un aprendizaje, que la belleza se encuentra allí donde la buscamos y que los problemas que surgen a la par del camino son precisos para formarme como persona. Por ello mi transporte es la bicicleta; los ríos, el baño al finalizar la jornada y el firmamento, mi techo durante la noche.

La aventura de Palmás cuenta con el apoyo económico de 15 empresas, además del dinero aportado por personas particulares a través de la campaña «1 euro = 1 kilómetro». Austero, apenas gasta dos euros al día, pues la bici no consume gasolina, se alimenta frugalmente y se aloja en los albergues de los parques que visita.

Tiene 20 años y toda la fuerza de su entusiasmo. Hoy Brais atraviesa la frontera española por los Pirineos. Pedalada tras pedalada quiere llegar hasta Vietnam. Seguro que este genial aventurero lo logra y nos lo cuenta. ¡Mucha suerte!

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Un cazador mata accidentalmente a un ciclista

Domingo, 26 de octubre por la tarde, en el bellísimo bosque Lagorce, cerca de Vallon-Pont d’Arc y de la reserva natural Gorges de l’Ardèche, un espacio protegido del sureste francés.

El joven ciclista Fabio Butali, 24 años, animador juvenil en su pueblo (sobre estas líneas puedes ver su foto), pasea en bicicleta junto a un amigo por una pista pública. Probablemente no vio el cartel que advertía de la celebración de una cacería en las proximidades y donde se pedía a los caminantes que estuvieran atentos. ¿Atentos a qué?

De repente, suena un disparo y el ciclista cae fatalmente herido en la espalda por una bala perdida disparada accidentalmente por un cazador escondido a tan sólo 20 metros de distancia. Dice que le confundió con un jabalí. La víctima murió poco después de la llegada del equipo de socorro, según informó el periódico digital Le Dauphine.com.

El autor del disparo, un hombre de unos cincuenta años, ha sido acusado de homicidio por imprudencia temeraria, a la espera de que la investigación judicial abierta determine las circunstancias exactas de la tragedia y si la caza se llevaba a cabo bajo todas las medidas de seguridad necesarias.

Se llegue a la conclusión que se llegue, nadie devolverá la vida a este infortunado ciclista, amante de la naturaleza, cuyo único pecado fue querer disfrutar del otoño un domingo por la tarde cualquiera. Su sensibilidad, frente al punto de vista diametralmente opuesto de algunos de sus vecinos, más partidarios de mostrar ese amor a la naturaleza a tiro limpio, le ha costado la vida.

Todos coinciden que fue una imprudencia, pero no en quién la cometió.

Para algunos, la culpa la tuvo el cazador, pues disparó hacia un camino público, incumpliendo con ello las normas básicas de la caza.

Para los cazadores, la imprudencia la cometió el ciclista, por adentrase en un coto de caza cuando se desarrollaba dentro de él una batida.

Precisamente el domingo participé en una larga ruta en bicicleta de norte a sur de Fuerteventura, la FudeNas. A lo largo de todo el recorrido me crucé con varios cazadores. No tuve ningún problema con ellos, pero confieso que pasando cerca de sus escopetas me sentía intranquilo. Otras veces me los he encontrado cazando y, por las buenas o por las malas, me conminaron a irme lejos, «no se escapara alguna bala perdida», avisaban.

Y yo me pregunto y os pregunto: ¿De quién es el campo? ¿Es compatible la caza con actividades mucho más inocuas como el senderismo o el ciclismo? ¿Quienes son más peligrosos, los osos o los cazadores?

Sobre estas líneas, fotografía de la zona donde murió el ciclista, con el cartel que avisaba del desarrollo de una cacería en las inmediaciones, pero que en absoluto indica el peligro real que supone para el caminante.