La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘chernóbil’

El gran negocio nuclear

La terrible tragedia nuclear de Japón no existe. Es un invento de los ecologistas. Chernóbil también fue un invento, pero de los comunistas. Chernóbil nunca podrá repetirse pues las centrales nucleares de los países occidentales son seguras al cien por cien, están diseñadas a prueba de bombas y terremotos.

Durante décadas, el lobby nuclear no paró de azuzarnos con su matraca de adoctrinamiento comunicativo. Nos llevaron a visitar sus centrales y nos cubrieron de publicidad con la única intención de doblegar nuestras dudas antinucleares. Todos ellos callan ahora, mientras seis reactores en Fukushima, clones de Garoña, se funden completamente descontrolados.

La tecnología que logró domesticar a la bomba atómica se muestra impotente siquiera para saber qué está ocurriendo allí dentro; proponiendo tan sólo medidas desesperadas como llamar a los bomberos para echar agua en ese infierno mientras mantienen el habitual secretismo informativo.

Estados Unidos, el país que arrasó Japón con dos bombas nucleares, inició su reconstrucción con el programa Átomos para la Paz. Sin petróleo, gas o carbón, necesitaban cuantiosos recursos energéticos para poder transformarse en una superpotencia mundial. Optaron así por la energía atómica de diseño norteamericano, a pesar de los riesgos en un país sísmicamente muy activo. La sed de energía y un optimismo tecnológico general superaron todos los miedos, ofreciendo al tiempo jugosos negocios: las eléctricas se llevan las ganancias, mientras el Estado carga con los residuos radiactivos y unas catástrofes que las aseguradoras se niegan a asumir.

Siglo XXI y nuestra sociedad sigue aprendiendo a palos, sacando conclusiones de sus trágicos errores. Una energía que puede convertirse en incontrolable debe, sencillamente, abandonarse.

Foto tomada desde un helicóptero militar del reactor 3 en la central de Fukushima. (Tokyo Electric Power/ Reuters)

**Comparte con tus amigos este post:

Bookmark and Share

El modelo de Chernóbil llegará a Garoña

Visitar Chernóbil, el lugar del mayor desastre medioambiental de la historia, está de moda. Esa Zona Cero donde el 26 de abril de 1986 se liberó 500 veces más material radiactivo que en la bomba atómica de Hirosima, donde murieron 31 personas y 135.000 debieron ser evacuadas, por cuya influencia han podido morir de cáncer más de 100.000 personas, tiene interés turístico.

Pone los pelos de punta ¿verdad? Pues parece que a muchos no sólo no les espanta, sino que les atrae. De hecho, y a pesar del peligro latente que la radioactividad de la zona todavía representa, son miles los turistas que todos los años se acercan a Chernóbil como quien viaja a París a ver la Torre Eiffel. Tantos que el gobierno ucraniano ha anunciado la próxima apertura turística del entorno de la ruinosa central, harto de que las agencias lo ofrezcan desde hace años de forma ilegal, esto es, sin pasar por caja.

¿Serán todos los visitantes fervientes ecologistas? ¿Ávidos antinucleares necesitados de contemplar con sus propios ojos el horror de nuestra soberbia tecnológica? Ni mucho menos. Tan sólo son turistas del morbo, expertos en campos de concentración, cárceles malditas, catacumbas y otros lugares del horror.

Os juro que no lo entiendo. El turismo nació como respuesta a la inquietud humana por conocer las maravillas del planeta, lugares únicos como Venecia, Toledo, el Gran Cañón o Doñana. Este turismo de lo feo lo aceptaría como ejercicio pedagógico, para que viendo lo malo reforzáramos nuestra pasión por lo bueno, por lo bello. Pero no. Me temo que no es así. Verán el desastre de Chernóbil y seguirán a favor de la energía nuclear, ajenos al terrible coste medioambiental en la gestión de unos residuos radiactivos que, por accidente o actividad industrial, se mantienen peligrosamente activos durante miles de años.

Y en nuestro país, donde mezclamos pensiones con cierre de nucleares, pronto tendremos viajes del Imserso a Garoña, al más puro modelo Chernóbil. De hecho ya existen.

**Comparte con tus amigos este post:

Bookmark and Share