La expresión “subírsele a uno la pava” significa en castellano “ponerse colorado”, sonrojarse. Como yo me sonrojo cada 3 de febrero, fiesta de san Blas, pensando en el pueblo de Cazalilla (Jaén) en lugar de en cigüeñas. Allí sus vecinos llevan casi un siglo celebrando al santo patrón de la manera más, como mínimo, curiosa. Tirando una pava desde lo alto del campanario de la iglesia parroquial. ¡A ver quién la coge! ¡El que la pille se la queda! Qué majos son. Bestias pero majos. Lee el resto de la entrada »