La burgalesa Sierra de Atapuerca está empeñada en convertirse en la cuna de nuestra especie, pero también de nuestra civilización.
Ya sabíamos que en sus cuevas y famosa trinchera se atesoran los registros fósiles y materiales de las especies humanas antecesoras a la nuestra, en una serie casi ininterrumpida que se remonta desde hace 1,2 millones de años hasta la llegada del Neolítico.
Pero una pequeña cueva cercana a los famosos yacimientos, el yacimiento de El Mirador, con sus cerca de 6 metros de sucesión estratigráfica holocena, se ha convertido en un enclave fundamental para el estudio de la llegada y desarrollo de la agricultura y la ganadería en el interior peninsular. El momento en el que dejamos de ser esforzados cazadores recolectores y pasamos a ser sufridos agricultores y ganaderos, hace no tanto, unos 7.000 años.
Un libro recién publicado resume este extraordinario viaje hacia nuestros orígenes sin salir de esa pequeña cueva burgalesa a orillas del río Arlanzón. Lee el resto de la entrada »