Máximos responsables de la Junta de Andalucía y del Parque Natural del Cabo de Gata volverán a sentarse hoy en el banquillo de los acusados para ser juzgados por un presunto delito ecológico: la destrucción de decenas de miles de ejemplares de una planta exclusiva de Almería y en serio peligro de extinción, la Hierba de la Virgen (Androcymbium europaeum).

En el invierno de 1999, una empresa del ex presidente del club de fútbol Logroñés y propietario de las Bodegas Paternina, Marcos Eguizabal, abrió una enorme zanja en una zona de máxima protección del Cabo de Gata para instalar una tubería de agua.

La obra fue autorizada por el delegado de Medio Ambiente de Almería, con el informe técnico correspondiente. Como consecuencia de estos trabajos, más de 20.000 ejemplares de la exclusiva planta fueron destruidos. Ni las denuncias y quejas de Amigos del Parque Natural de Gata-Níjar, Ecologistas en Acción, la guardería del Parque y el SEPRONA lograron parar las obras.

Al mismo tiempo, un agricultor de Ruescas fue detenido y severamente multado por roturar un camino en la misma zona. Los responsables de la Consejería de Medio Ambiente dieron entonces una rueda de prensa explicando la gravedad del daño causado al hábitat del Androcymbium europaeum, que calificaron como «un desastre ecológico de gran envergadura». Del daño provocado por el empresario riojano no dijeron nada.

En 2005, las mismas personas (el director del Parque y el director general de espacios protegidos de la Junta) autorizaron una nueva obra semejante a la denunciada que volvió a afectar al Androcymbium europaeum. Para los ecologistas fue «un acto de prepotencia e impunidad ante la acción de la justicia», pues los políticos daban por seguro que serían todos absueltos.

Tras una larguísima instrucción por la vía penal, ocho años después, en septiembre de 2006, se celebró la vista oral del juicio, concluida en apenas diez minutos. La sentencia fue sorprendente, pues el juez absolvió a todos tras considerar que, por un defecto de forma, no existía acusación contra ellos.

Una nueva revisión del caso permitirá hoy volver a celebrar el juicio. ¿Qué pasará ahora? Al margen del resultado, podemos sacar dos importantes conclusiones.

Primera: que los ecologistas, aunque escasos en medios y apoyos, son tenaces en la defensa de nuestro patrimonio natural. Algo por lo que no sólo no ganan dinero, sino que les acarrea muchos disgustos, pero que hacen por el bien de todos.

Segunda: que no existe impunidad para políticos ni empresarios. Aunque para esto último deberemos esperar a la sentencia.