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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Masacre de lobos en el zoo de Cabárceno

Canis_Lupus_Signatus

@ Wikimedia Commons

Dejemos claro mi opinión desde el principio:

1. Estoy radicalmente en contra de cualquier tipo de zoológico.

2. El zoológico de Cabárceno (Cantabria) es una atrocidad ambiental y educativa. Tengo la desgracia de haberlo visitado recientemente, lo que confirmó mis peores sospechas respecto a sus inmensas carencias, despropósitos de diseño y deficiente gestión. También ratificó que tenía razón cuando apoyé en 1985-1989 las protestas ecologistas que intentaron, sin éxito, evitar la destrucción del que era un importante espacio natural y etnográfico cántabro.

3. Se llama Parque de la Naturaleza, pero es un intrincado circuito de carreteras entre cercados donde los animales viven recluidos en altas densidades que nada tienen que ver con las naturales. Donde se reproducen sin control y a los que se mata indiscriminadamente en cuanto empiezan a dar problemas.

Sólo un sitio como Cabárceno habría sido capaz de cometer la atrocidad que ha cometido. Dar muerte a tiros a sus 8 lobos adultos, dejando huérfanos a las 7 crías de la artificial manada. Lo hicieron con total impunidad el pasado 28 de noviembre.

Según explicaciones de la propia empresa responsable de la matanza, la empresa pública Cantur (Sociedad Regional Cántabra de Promoción Turística),

«el sacrificio de los animales se realizó con el objetivo de garantizar la viabilidad de esta especie y conseguir la reproducción y pervivencia de la misma, siguiendo el criterio del facultativo encargado del departamento de carnívoros del parque».

Tócate los pies. La viabilidad de la especie Canis lupus signatus sólo podrá garantizarse en sus poblaciones salvajes, nunca en recintos zoológicos.

Afirman también que no hubo crueldad, pues antes del disparo mortal los anestesiaron y les pusieron una inyección letal, para rematarlos posteriormente con un rifle del calibre 22. Alguno recibió hasta 8 balazos como brutal «tiro de gracia». ¿Y dicen que no hubo crueldad?

No reconocen que la situación se les había ido de las manos, que la decisión técnicamente injustificable de juntar a dos manadas diferentes de lobos de diferentes edades en el mismo cercado desencadenó la muerte por peleas de tres ejemplares, y que no había valiente que pudiera acercarse a ellos ni manejar el infierno en el que se había convertido la convivencia entre el resto del grupo, 9 adultos muy salvajes y 7 lobeznos criados esta primavera a biberón. Incluso había peligro real de que alguno pudiera escaparse.

El comunicado del parque indica que han sacrificado a los animales para “mantener la viabilidad de uno de los grupos”. ¿Viabilidad? Un grupo de hermanos tiene complicado el futuro a causa de la consanguinidad. Alberto Díez, representante de Infozoos, una coalición ecologista en contra de los zoológicos, asegura en un comunicado de prensa que “la cría en cautividad sin proyectos paralelos de reintroducción y un estricto control de la genética dudosamente pueden aportar algo a la conservación”. Escaso control de natalidad tenían en Cabárceno, donde según parece los lobos se reproducían sin limitación ni supervisión, al alegre empuje de sus instintos. Y aún más: ¿qué sentido tiene criar lobos ibéricos en el zoológico de una comunidad autónoma como Cantabria donde este año se han cazado 15 de los últimos que  allí viven en libertad?

«Matar a animales sanos por incapacidad en su manejo es injustificable», denuncia Infozoos, que al tiempo asegura que en Cabárceno han muerto en los últimos años cinco tigres atacados entre sí y se han dado casos de ataques de oso a sus crías.

Un desastre, un disparate, una vergüenza que debería llevar a los tribunales a todos sus irresponsables.

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La osa «Güela» es capturada para acabar en un geriátrico

¿Os acordáis de la Güela, la hembra de oso pardo salvaje más vieja de España? Esa desdentada viejilla (unos 25 años) estuvo a punto de morir este verano, pero se decidió rescatarla y recuperarla antes de volver a soltarla en el monte para ofrecerle «una muerte digna y en libertad«.

La decisión no estuvo exenta de polémica, por cuanto significaba inmiscuirse en el natural devenir de la naturaleza. Una acción que ahora sabemos no ha servido de nada, pues acaba de ser capturada de nuevo. Su muerte será finalmente en un triste geriátrico para osos, ese extraño Parque de la Naturaleza de Cabárceno donde varias decenas de los de su especie viven en manada para espectáculo de turistas.

Muchos daban por segura la rápida muerte de la Güela una vez reintegrada en el medio natural, pero se equivocaron. Contra todo pronóstico seguía vivita y coleando. Es más, recuperadas las ganas de vivir se ha pasado estos meses vagabundeando entre Cantabria y Palencia, buscando un lugar apropiado donde hibernar con tranquilidad. Muy probablemente lo habría hecho en el Valle de Liébana, donde hay comida abundante para ella y multitud de refugios para encamarse.

Todo esto lo sabíamos gracias al collar GPS instalado en su cuello y que enviaba a los técnicos de la Junta de Castilla y León su posición exacta cuatro veces al día. Pero también que su comportamiento era muy raro. Había comenzado a odiar a los hombres y a mostrar un comportamiento «a la defensiva» ante su proximidad,  fruto del trauma provocado por su captura y cautiverio temporal.

Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP) en declaraciones a El Diario Montañés, ha justificado así esta decisión:

«Había dado un par de sustos a algunos paisanos y todas las partes implicadas decidimos que lo mejor era evitar que de un susto se pasara a un disgusto».

Ante el peligro de un ataque no quedó más remedio que volver a capturar a la vieja osa. Podía haber entrado con poco peso en fase de hibernación y haber sufrido una muerte dulce, mientras dormía soñando con esas montañas de los Picos de Europa por donde crió tantos y tan bellos esbardos, pero no ha podido ser así. Ahora quedará recluida en Cabárceno. Allí unos buenos servicios veterinarios garantizarán que no le falte de nada, aunque le faltará lo más importante: la libertad.

A toro pasado es fácil pero también inevitable hacer críticas. Yo soy partidario de intervenir lo menos posible en la naturaleza. ¿Y tú, qué opinas? ¿Fue acertado capturar a la Güela y devolverla recuperada al campo? ¿Habría sido mejor dejarla morir de vieja este verano?

Os dejo aquí el vídeo con la noticia de su liberación este verano.

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