La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘avutarda’

Te invito a ver uno de los mejores documentales sobre las aves españolas

Cada vez me asombra más la altísima calidad lograda en los documentales de naturaleza. Cuanto mejores son, más me acuerdo de Félix Rodríguez de la Fuente, ese genio de la comunicación que suplía con imaginación y dominio del lenguaje aquello que tecnológicamente era imposible conseguir en los años 70 del pasado siglo. La llegada del vídeo en HD ha permitido dar un asombroso salto cualitativo. Tanto que las imágenes ya no necesitan locutores. Ellas mismas y sus paisajes en alta definición son los protagonistas indiscutibles. Y únicos.

Hoy quiero compartir con todos vosotros un pequeño documental que me ha dejado con la boca abierta. Me ha pasado el enlace Paola (muchas gracias) y se titula The birds of Spain, las aves de la España peninsular. Producido por Wildglimpses y realizado por Raúl Tomás Granizo, en apenas cuatro minutos nos invita a realizar un increíble recorrido por algunos de nuestros mejores espacios naturales:

– Riglos y Valle de Tena (Pirineos, Huesca)
– Bardenas Reales (Navarra)
– Montes de Toledo y Andújar (Jaén)
– Albufera de Valencia y Dénia
– Tablas de Daimiel (Ciudad Real) y Doñana (Huelva)
– Costas de Murcia y Almeria.

La música de Armand Amar es igualmente una delicia. Y el desfile de aves emblemáticas resulta abrumador: búho real, quebrantahuesos, treparriscos, alondra ricotí, avutarda (un macho en cortejo que quita el hipo), cernícalo primilla, ortega, camachuelo trompetero, alzacola, águila imperial (preciosa pareja filmada por Arcadio Calvo), curruca mirlona, buitre negro, etc, etc.

No os cuento más. Vedlo vosotros mismos y opinad. Para mí es hasta el momento el mejor vídeo rodado sobre las aves españolas ¿Estás de acuerdo? ¿Conoces algún otro que lo supere?

Puedes seguirme (si quieres) en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/lacronicaverde)

¿Hay más osos y avutardas que niños?

“En la montaña de Riaño nacen más osos que niños”, asegura Porfirio Díaz, alcalde de Burón. “En las llanuras de León ya nacen más avutardas que niños”, le secunda Matías Llorente, alcalde de Cabreros, en la agrícola comarca de Los Oteros.

Además de mentira, ambos ediles son unos demagogos, pero tienen parte de razón. El campo español se muere mientras algunas especies animales hasta hace poco amenazadas de extinción se van recuperando; aunque todavía estén muy lejos de lograr unos censos cercanos a los que tenían hace apenas un siglo.

Por ejemplo, la población de avutardas en Castilla y León se ha incrementado en más de un 30 por ciento en los últimos diez años y ya hay 14.000 ejemplares.

Y respecto a los osos, el año pasado un total de 19 hembras lograron parir 37 cachorros en toda la Cordillera Cantábrica.

Obviamente, sigue habiendo en el campo más niños que avutardas y osos, pero el despoblamiento rural es cada vez mayor. Desde que comenzara el siglo XXI, 279 municipios castellano leoneses no registraron ningún nacimiento y sólo en 128, de los 2.248 de la región, el número de nacidos superó al de defunciones. Resultado de este descalabro demográfico, en 226 municipios más de la mitad de su población es mayor de 65 años.

En realidad el mundo rural ha desaparecido. Poca diferencia hay ahora entre una aldea y un barrio de adosados, todos ligados a ese coche que nos lleva rápido al centro comercial, al hospital o al trabajo. La vida en nuestros pueblos es totalmente urbana, pero sin las ventajas de la ciudad. Y al final la gente joven acaba yéndose a vivir a la gran urbe, dejando el campo para las vacaciones.

Es necesario cambiar la mentalidad. Y son precisamente avutardas y osos los que pueden ayudarnos a mantener la vida en los pueblos. La agricultura y la ganadería sostenible, el turismo, el atractivo de la vida tranquila, de la buena mesa. Ésa es la auténtica misión del mundo rural, dar servicio de calidad a nuestras locas e insostenibles ciudades, y no querer convertirlo en centros de producción masiva de alimentos de baja calidad. Mientras tanto, los pueblos continuarán agonizando, y los niños, osos y avutardas seguirán sin futuro.

Demasiados atropellos de fauna

¿Cuántos animales mueren atropellados en las carreteras españolas?

Entre domésticos y salvajes, abundantes y en peligro de extinción, cientos de miles, probablemente varios millones al año. Linces, lobos, hasta osos, pero también culebras, ratones, liebres, milanos, avutardas. Por no hablar de los insectos, algunos rarísimos, sólo vistos estrellados contra el salpicadero de los coches. Son las víctimas más inocentes del asfalto, de nuestro progreso.

Los lectores de La Crónica Verde, siempre sensibles, suelen escribirme para proponerme temas, cosa que yo siempre os agradezco. Ayer lo hizo Juan, precisamente para hablarme de este gigantesco tributo que la fauna nos paga por el simple hecho de convivir con nosotros. Éste es su escrito:

Simplemente felicidades por sus artículos, por el interés de los temas y su sabia crítica hacia el desinterés y la ignorancia que reinan en demasiados.

Además quería comentarle un tema: los atropellos de animales en la carretera. En estas fechas, a diario veo nuevos animales atropellados (me desplazo desde Noquera -acosada y degradada Sierra Calderona- a Valencia). A los siempre habituales perros y gatos, ahora se suman innumerables erizos, conejos, roedores; también me he encontrado con zorros, tejones, ardillas, garduñas, mochuelos y otras aves…

Además de la sangría inicial, como los restos no suelen ser retirados, otros caen al carroñear en ellos. Yo personalmente, en la medida de lo posible y teniendo en cuenta la seguridad del trafico, los retiro por lo menos a la cuneta, por respeto, para que se descompongan sobre tierra y no se queden meses y meses en el asfalto o sean triturados por las ruedas de los vehículos, o para que sirvan de alimento a otros sin suponer un peligro para el que los devore. Y me entristece ver cómo miles de personas son capaces de pasar junto a ellos y no inmutarse, o cómo ninguna institución se encarga de ello, dando una triste imagen de suciedad y dejadez.

En una ocasión fui andando por la cuneta desde Noquera a Bugarra (40 Km.) y contabilicé los restos de 16 cánidos, además de otros animales.

En fin, simplemente quería contárselo a alguien. Gracias por su tiempo.

Tiene razón Juan. Debería haber pasos específicos para la fauna en todas las carreteras que redujeran la actual matanza de animales. Y deberíamos ser más civilizados, pedir la retirada de esos cadáveres, aunque sólo sea para permitir que sus cuerpos abonaran la tierra, para que no los sigamos machacando hasta pulverizarlos sobre el asfalto.

¿Somos cada vez más insensibles? Es probable. Aunque si muchas veces no paramos para ayudar a un semejante en apuros, difícil será que sintamos pena por una triste garduña atropellada como la de la foto.

Los disparates de la Real Academia

El oso, “acosado por el hambre, ataca a toda clase de ganados y aún al hombre”. El lince o gato clavo “trepa a los árboles y es muy dañino”, siendo usada su piel en peletería. La garduña también es “muy perjudicial porque destruye las crías de muchos animales útiles”, como le ocurre a la comadreja, “pues se come los huevos de las aves y les mata las crías”. El lobo es un “mamífero carnicero”, al igual que la nutria. El turón “despide olor fétido”. El águila tiene “vista muy perspicaz, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo”. El búho es un “ave rapaz nocturna, indígena de España”. La lechuza “resopla con fuerza cuando está parada”. La gaviota “vuela mucho, es muy voraz y se alimenta principalmente de los peces que coge en el mar”; por si no lo sabían, “hay otras especies muy parecidas, pero más pequeñas”. Avutarda es “ave zancuda muy común en España”. Y ya para rematarlo, el jabalí es un “mamífero paquidermo”.

¿La enciclopedia de los disparates? Ni mucho menos. Todas estas definiciones delirantes, equivocadas, vetustas, tergiversadas y hasta malintencionadas proceden de una de las últimas ediciones del Diccionario de la Lengua publicado por la Real Academia Española.

¿Sorprendidos? Yo el primero. Toda la vida apoyando mis dudas sobre el lenguaje en tan insigne obra, y el primer arrebato de curiosidad léxica referida a la fauna la transforma en la mayor chapuza nunca antes escrita sobre animales.

Dirán que no es una obra especializada, que está escrita por lingüistas y no por biólogos. Es cierto pero ¿tan difícil era asesorarse?

Cualquiera no ya naturalista, tan sólo aficionado a los programas de Félix Rodríguez de la Fuente, habría mejorado estas y otras muchas definiciones erróneas del diccionario más importante de nuestro idioma, base fundamental en la comunicación de 400 millones de personas.

Y es que hasta mi hijo de nueve años sabe que los jabalíes no son mamíferos paquidermos ni las avutardas aves zancudas, pero claro, al contrario que los insignes académicos, él no se queda dormido cuando a la hora de la siesta ponen en televisión los documentales.