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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¿Es peligroso el WiFi para la salud?

Cerca de 11 millones de españoles accedemos a Internet por medio de la tecnología sin cables Wi-Fi (Wireless Fidelity). Más de 200 municipios, algunos capitales de provincia, son íntegramente wireless. En el parque, en la Universidad, en la cafetería, somos miles los que abrimos el ordenata y nos ponemos a navegar plácidamente. Dentro de unos pocos años, Internet será sin cables. Fantástico, me digo. Trabajador a distancia como soy, podré hacerlo on line desde cualquier rincón del mundo. Aunque tengo una duda creciente: ¿Es peligroso el WiFi?

Quizá sí, pues funciona por radio y emplea el rango de frecuencia semejante al de los teléfonos móviles. Aparentemente no, pues su frecuencia es de baja intensidad. Pero la realidad es que no tenemos ni idea.

Mucho peor, el peligro del Wi-Fi para la salud es un tema tabú en nuestra sociedad. Y eso sí me preocupa.

Tras concluir una investigación sobre los teléfonos móviles, el presidente de la Agencia de Protección Sanitaria de Gran Bretaña, William Stewart, ha sido tajante:

No se conoce lo suficiente sobre los posibles efectos en la salud de la tecnología WiFi.

¿Somos unos alarmistas? Ayer mismo, un importante grupo de científicos convocados por el Senado español aseguraba que la tecnología sin hilos podría convertirse en «un problema de salud pública de primer orden«, pues los campos electromagnéticos que producen podrían ser causantes «de un grave problema de salud pública». Sí ya sé lo que me vais a decir, podría, en condicional.

En realidad, sobre este asunto la comunidad científica está muy dividida. Por ejemplo, la Agencia de Protección Sanitaria Británica (HPA) asegura que hablar 20 minutos por el móvil suponen la misma radiación que si estuviésemos un año entero conectados a Internet en un hot spot (puntos públicos de acceso WiFi). Y en ninguno de los dos casos está completamente demostrado que, a largo plazo, estas radiaciones perjudiquen a la salud. Según tuexperto.com, citando un informe de la Universidad Estatal de Washington, la mitad de los miles de estudios publicados al respecto concluyen que el WiFi es perjudicial, y la otra mitad no. Empate técnico.

Sin embargo, una investigación del programa de la BBC «Panorama» encontró que los niveles de radiación en un salón de clases de una escuela en Inglaterra eran tres veces más altos que los niveles de radiación emitidos por una torre de telefonía celular. Precisamente en un lugar, un colegio, donde la opinión general es que deben reducirse este tipo de radiaciones electromagnéticas para evitar problemas de salud a los niños.

Los expertos consultados por los periodistas quitaron hierro al asunto, afirmando que esos niveles detectados están por debajo de los límites permitidos. Pero lo cierto es que el WiFi está ahora presente en todos los centros educativos y hospitales, algo que no pasa con las antenas de móviles.

En Gran Bretaña muchos padres están exigiendo la retirada de las redes Wi-Fi de los colegios. En Canadá el rector de la Universidad de Lakehead, en Ontario, ha decidido retirarlas garantizando al mismo tiempo el acceso a la Red mediante fibra óptica.

Lo cierto es que esta «niebla electrónica» provocada por las redes inalámbricas podría tener efectos dañinos para la salud a largo plazo y, lejos de investigarlo, las seguimos extendiendo por todas partes. Hasta que no sepamos más, el Principio de Precaución nos recomienda que tengamos cuidado.

Más vale ser precavidos.

Con este asunto no hay que alarmarse, pero tampoco parece lógico vivir completamente despreocupados.

¿Podemos hacer algo? Aquí os dejo algunos consejos:

Tenerlo lejos. Aprovecha la tecnología sin hilos, pon el router alejado de tu lugar habitual de trabajo o emplea alargadores USB.

Cuida tus partes. Si usas un portátil, utilízalo sobre una mesa y no colocándotelo entre las piernas. Por si acaso.

Cuida a tus niños. No lo tengas en las habitaciones de los peques; son nuestros seres más queridos y delicados, pues su sistema inmunológico está aún sin formar.

Desconecta. Trata también de reducir el uso del WiFi en casa, no es difícil. Aprende a conectarlo y desconectarlo, utilízalo sólo cuando lo necesites. Apagarlo por la noche, mientras dormimos, nos quitará el mayor número de radiaciones. Supone además una reducción en el consumo eléctrico y, para los adictos a las descargas de Internet, un pequeño respiro (ésta es sin duda la parte que menos me gusta de la medida) a la Sociedad General de Autores y Editores.