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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Proponen aullar en Internet para salvar al lobo ibérico

Reconozco que este hombre, al que tanto admiro, no para de sorprenderme. El naturalista Luis Miguel Domínguez (@DOMINGUEZLM) es sin duda el mejor divulgador de la naturaleza que tenemos en España, digno heredero del llorado Félix Rodríguez de la Fuente. Nos encandiló a todos con su programa televisivo Fauna callejera, y nos llevó de viaje a las selvas impenetrables con su serie Amazonía, última llamada. Ahora nos da sabios consejos en el Biodiario.

Viene mi sorpresa por su última propuesta lanzada en Internet. Ha abierto un canal en You Tube donde nos pide, ni más ni menos, que grabemos un vídeo aullando como un lobo. El lema lanzado es: Aullemos juntos por el lobo ibérico.

En su vídeo de presentación de la campaña, donde por supuesto Luis Miguel aúlla con maestría lobuna, explica que «el lobo es un símbolo, mucho más que un simple animal salvaje». Empeñado en su defensa, nos propone este curioso divertimento con la intención de reivindicar su presencia en los montes españoles. Un momento para sentir y para compartir.

Son tiempos malos para el lobo. Ya os he contando en La Crónica Verde el anuncio oficial de hacer batidas contra ellos en lugares tan sagrados como el Parque Nacional de Picos de Europa, el único espacio protegido de estas características con presencia del poderoso cánido salvaje. Como en los peores tiempos de Félix Rodríguez de la Fuente, se vuelve a matar en España al lobo con alevosía y apoyo estatal.

Por supuesto, resalta Luis Miguel Domínguez, se apoya también al mundo rural, a esos ganaderos y agricultores que están tan en peligro de extinción como el propio lobo ibérico. Pero buscando la coexistencia pacífica, no su exterminio.

Nos pide Luis Miguel que le enviemos nuestro vídeo aullando. Arrinconando mi natural pudor prometo hacerlo, como ya lo ha hecho (con algo de trampa) otro icono naturalista, el genial Carlos de Hita.

Saca a pasear al animal que llevas dentro y no te cortes. Aúlla para decir que queremos parar las matanzas de lobos. Que queremos su conservación real, sin balazos a traición.

No te cortes y manda tu vídeo a aullaporellobo@gmail.com O entra en www.youtube.com/user/aullaporellobo

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¿Por qué aúllan los lobos?

Ayer fue luna llena, la luna de febrero, la de los lobos. Desde ahora y durante los dos próximos meses el lobo entra en celo y aúlla todas las noches su amor. Entre abril y junio nacerán sus crías, quienes también aprenderán a aullar al blanco satélite. Y cuando en cacerías nuestras, unas veces legales, la mayoría de ellas ilegales, los matemos para satisfacción de ganaderos subvencionados, de cazadores escopeteros, de anodinos gestores medioambientales, de políticos populistas, de urbanitas con el corazón de cemento, los supervivientes seguirán aullando a la luna, más tristes aún si cabe.

Pero, ¿por qué aúllan los lobos?

Para comunicarse, para llamarse, para señalar su territorio, para atraer hembras, para ahuyentar machos, para tranquilizar a sus lobeznos. Para el lobo, lo más importante en el mundo es su manada, su familia, formada por la pareja reproductora, las crías del año y algunos ejemplares jóvenes de años anteriores. El aullido es para ellos una caricia sonora, tan cercana como los lametones de la madre, tan intensa como los olores del grupo. Pero con toda seguridad el aullido también es música. Sólo así se pueden entender sus conciertos nocturnos rompiendo la noche, llenos de sentimiento, entre pausas y sostenidos, individuales o a coro, repletos de vida, quizá también de nostalgia de tiempos mejores, homenaje a los muchos de los suyos caídos en esta desigual guerra sin cuartel por la supervivencia bajo el fuego, las balas, el veneno, la violencia inusitada del odio atávico que los humanos sentimos hacia su especie.

Cuenta una leyenda que una vez la luna se enredó en un árbol y un lobo se puso a jugar con ella, arrancándola de su eterna soledad. Pero el animal se fue y la luna, indignada, le robó su sombra. De ahí que le aúlle por las noches pidiéndole que se la devuelva.