Más radicalizados que nunca, ganaderos, cazadores, conservacionistas y gestores se dan de palos por culpa del lobo, mientras la polémica especie es recibida no ya a palos, sino a tiro limpio, venenos y lazos ilegales.
La penúltima vergüenza ha sido la aparición hace unos días de un lobo muerto de un certero disparo en el cuello, una oreja amputada y colgado de una señal de tráfico a la entrada del pueblo asturiano de Tiós, en el concejo de Lena (Asturias). Ni en los peores tiempos anteriores a Félix Rodríguez de la Fuente se había llegado a tanto odio, a tanta estulticia.
¿Aviso a navegantes? Dudo que vaya dirigido a los lobos. Más parece un aviso a ecologistas. ¿Sueñan también con vernos colgados de los árboles?
Hay que hacer algo urgentemente. Reconducir la situación. Eliminar desavenencias, buscar soluciones. Tejer alianzas. Porque a tiros o a hachazos no se soluciona nada.
Hace falta un Plan Nacional de Gestión del Lobo que ayude a garantizar el mantenimiento de una población de lobos viable que pueda coexistir con las explotaciones ganaderas y la población del medio rural, minimizando su incidencia sobre la cabaña ganadera y optimizando la política de compensación de daños.
Hace falta implementar medidas de control, agilizar la indemnización real de los daños y la aplicación compensaciones efectivas, promover medidas de prevención (que van desde el empleo de mastines y cercados electrificados al agrupamiento de rebaños y la contratación de pastores) y, por supuesto, tolerancia cero con el furtivismo y el uso de veneno. Cárcel para esos ahorcadores de lobos.
También un apoyo decidido al ecoturismo, la gran herramienta de futuro como se ha demostrado en la Sierra de La Culebra (Zamora). Allí el lobo vivo vale mucho más que el lobo muerto: en el año 2012 se recaudaron unos 36.000 euros provenientes de los trofeos de caza del lobo, mientras que las pernoctaciones y las comidas en los establecimientos relacionados con el turismo del lobo produjeron 600.000 euros de ingresos.
Desgraciadamente vamos a peor. En tiempo electoral los lobos son tema recurrente para la propaganda política. Sólo así se entiende la última aberración del Gobierno de Asturias. En lugar de tratar de apagar el fuego de la discordia echan gasolina aprobando una extensión del programa de “control de población” de lobos, que terminaba en marzo, alargándolo hasta finales de junio. Hace así coincidir la matanza de lobos con el período de reproducción de la especie (y con la campaña política de mayo), afectando de lleno al periodo de partos de estos animales. Como han criticado los grupos ambientalistas asturianos, «la prórroga para matar lobos durante la época de cría parece abiertamente ilegal y es sin duda ilegítima». Paralelamente, el mismo día en el que apareció colgado el pobre animal colgado el Principado aprobó un plan que permite la caza de lobos en monterías”. Una normativa que mantiene a esta especie como no cinegética, pero que por primera vez permite su caza en reservas regionales durante monterías legalmente autorizadas de otras especies.
Flaco favor hacen todos estos descerebrados matalobos a la bella, pero inconsistente, campaña publicitaria del Principado de Asturias elogiando a sus «guardianes del Paraíso«. Las personas de bien, amantes de la naturaleza y del turismo responsable, no queremos ese tipo de guardianes armados.
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Más de 8.000 personas se han unido a la petición iniciada en Change.org por el refugio UNE Dos Soledades, después de que este lobo apareciera colgado junto a una señal de tráfico en el concejo de Lena. Exigen a su alcalde que “se investigue el suceso y se castigue a los culpables”. Yo ya he firmado.
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