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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¿Unos Sanfermines sin encierros… ni toros?

Corredores

Manifestación antitaurina en Pamplona. © PETA

Durante estas fiestas de San Fermín sufrirán y morirán cruelmente 48 toros bravos. ¿Muchos, pocos? Siempre serán demasiados.

La justificación a este matadero se apoya en la tradición. Toda la vida se han corrido los Sanfermines, dirán los pamplonicas. Pero no es verdad. En esta fiesta la tradición salió corriendo a partir de 1926, espoleada por la fama de una novela, Fiesta, que igualmente hizo famoso a su autor, Ernest Hemingway. Hasta entonces era una sencilla festividad local de origen ganadero. Hoy atrae a casi un millón de personas.

Lo cierto es que ni San Fermín es el patrón de Pamplona, como piensan muchos (el patrón oficial y olvidado es San Saturnino), ni su fiesta es el 7 de julio, sino el 25 de septiembre. Pero da lo mismo. También que estemos en pleno siglo XXI, una época donde los derechos de los animales forman parte de las exigencias morales de toda sociedad moderna. Salvo los toros en España.

La fiesta no debe estar unida nunca a la crueldad. En San Fermín diviértete, por supuesto, pero no corras los encierros. Si tú corres, los toros mueren. Te conviertes en un corredor de la muerte.

Un año más, pañuelos negros han pedido fiestas de San Fermín libres de sufrimiento animal. El mío, virtual pero sincero, es uno de ellos.

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Descubiertas cartas de árbol de hace un siglo

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Arboglifo vasco en USA. © Charlotte Kidd / The Society of Environmental Journalists

Mañana celebramos el Día Mundial del Árbol, un recuerdo anual a su inmensa importancia. Especialmente la de los muy singulares, ejemplares magníficos que en algún caso guardan en su corteza el recuerdo (agresivo) de nuestro paso por ellos.

Señales de cuchillo en sensibles pieles como las del drago bicentenario de Gáldar (Gran Canaria). En este sorprendente ejemplar las hay de todos los años y épocas. Una de 1936 grita un patriótico ¡Arriba España!, terrible recuerdo herido del odio acumulado en nuestra guerra civil.

Otra, en el mismo árbol, está fechada el 13 de junio de 1913 y muestra con rasgos infantiles la silueta de una mujer de cara feroz cuyo nombre lo dice todo: es la Vieja Regañona. Una bruja asustadora de niños, a la que según la leyenda ese dibujo ancla al drago impidiendo sus malvadas acciones. Lleva presa allí más de un siglo, mientras su autor habrá fallecido de viejo hace mucho tiempo.

Los árboles recogen a su pesar nuestros anhelos y miedos. Parejas enamoradas, niños asustados, pero también seres solitarios.

Como los pastores vascos que recorrieron con sus ovejas los desolados bosques del oeste americano a mediados del siglo XIX. Una navaja fue la pluma con la que grabaron frases y dibujos en los árboles con recuerdos de su tierra, añoranzas, reflexiones políticas, gastronómicas  e incluso fantasías sexuales escritas en euskera y castellano.

Se han localizado más de 14.000 inscripciones en lo que ya es considerado uno de los mayores legados escritos de la cultura vasca y que, paradójicamente, está fuera del País Vasco.

Seguramente todas las civilizaciones lo hicieron antes, pero sólo las de estos pastores euskaldunes se han conservado en las remotas tierras de Nevada y Oregón.

¿La razón? Al final talamos los árboles y con ellos desaparecen nuestros sueños.

Tienes más información sobre las inscripciones de pastores vascos en el tronco de árboles norteamericanos en este post de losfilólogos.com

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Salvemos a Langosto, la nueva víctima de Tordesillas

Langosto, Toro de la Vega 2013

La víctima ya tiene nombre. Se llama Langosto y morirá alanceado el próximo 17 de septiembre en Tordesillas (Valladolid). Langosto es un toro bravo de la ganadería salmantina de Puerto de San Lorenzo. Pesa 546 kilos y muestra un precioso color negro bragado. Le ha correspondido el triste privilegio de ser elegido por un supuesto grupo de expertos para convertirse en el Toro de la Vega 2013.

Sus compañeros de ganadería morirán en cualquier plaza de toros atravesados por la espada después de una tortura de un cuarto de hora. El sufrimiento de Langosto se alargará una hora y será aún más terrible. Morirá alanceado tras una larga persecución por el campo donde el estrés del animal se tornará en terror ante la sed de sangre de miles de vociferantes personas.

Año tras año no me cansaré de denunciar esta barbarie sin sentido. Amo las tradiciones, las estudio y rescato en varios libros que he publicado sobre este tema. Amo igualmente Tordesillas, localidad a la que me unen lazos afectivos y familiares. Pero me niego a justificar como «afamado torneo» o «antiquísima tradición medieval» lo que es, ni más ni menos, que una cruel estupidez sin sentido.

Otra vez habrá manifestaciones antitaurinas, algunas fuera de nuestras fronteras. Aumentará el número de firmas contrarias al sangriento evento (recogidas 200.000 en Avaaz). Y este año, como especial protesta, el joven asturiano Francisco Javier Martínez recorrerá a pie los 776 kilómetros que separan Mataró de Tordesillas para pedir la abolición de esta fiesta de salvajes.

Gracias a la clamorosa protesta de toda persona con buenos sentimientos hacia los animales, este año Tordesillas contará con una reglamentación más estricta, con multas que oscilarán entre los 1.000 y los 9.000 euros. También se reglamenta la tipología de la lanza y se estipula que el torneo no podrá superar los 60 minutos. Todo ello, dicen, para hacerlo más justo.

¿Es justicia torturar miles de personas a un pobre animal sólo por el placer de divertirse? ¿Qué más hace falta hacer o decir para que sus defensores se den cuentan de que lo único que promueven es el salvajismo más irracional?

Un año más, digamos NO al Toro de la Vega.

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Enseñanzas de las aves para luchar contra la crisis

Pavo real

Lo reconozco. Soy un ateo muy espiritual. Recolector de tradiciones populares, estos días no he podido evitar el recordar muchas de ellas, buscando solución a la actual crisis económica, al pasear por las frondas misteriosas de la Selva de Irati, en el Pirineo navarro, el hayedo más extenso y primario de Europa.

Fue allí donde, embarrado en mitad del bosque, escuché con asombro el poderoso machaqueo sobre un árbol del picamaderos negro (Dryocopus martius), un ave de leyenda. No estaba haciendo su nido. Tan sólo tamborileaba un viejo tronco para advertir a sus semejantes machos que el territorio estaba ocupado, y en la esperanza de ver aparecer alguna hembra dispuesta. Dice la gente mayor que, cuando se oye el golpeteo de un pájaro carpintero, las oportunidades llaman a tu puerta. Aún estoy esperando su llegada, pero no desisto.

Oportunidad la que tuve media hora después, al escuchar en un claro del bosque el inconfundible reclamo del cuco (Cuculus canorus). Recordé que era el primero del año, así que casi maquinalmente hice lo que un viejecito me recomendó hace tiempo. Llevarme la mano al bolsillo. “Si tocas monedas será un año de dinero”, aseguran. Desgraciadamente, sólo llevaba el teléfono móvil y, efectivamente, desde entonces no deja de sonar, pero pidiendo, no dando.

Dentro de mi relación mágico-descreída con el mundo animal la guinda se la lleva el pavo real (Pavo cristatus). En la tradición cristiana es signo de inmortalidad, pero también de vanidad. Siempre ha sorprendido que un animal tan bello emita como único canto un destemplado trompeteo, terrorífico cuando se oye por las noches. Estos días en Gran Canaria, el señor Anselmo me dio una nueva explicación sobre tan estentóreo canto. “¿Lo ves hermoso y ufano?”, me dijo señalando al más elegante. “Pues lo que grita sin parar es ‘A peor, vamos a peor’, así que aplícate el cuento”.

¿Veis por qué es mejor no creer en estas cosas?

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Redescubierto en La Gomera el árbol de las brujas de alcurnia

Aderno

La isla de La Gomera es un territorio mágico. Con un bosque mágico, la laurisilva, preñado de historias tan viejas como sus árboles únicos.

En un lugar así, imagínense cómo será Vallehermoso, una de sus localidades más increíbles. Adéntrense entonces en su monte nebuloso hasta acercarse a una fuente misteriosa de siete caños tallados en madera, los Chorros de Epina. Y allí, entre el rumor del agua y del viento alisio agitando la bóveda vegetal, recuerden el refrán gomero:

“Si bebes de los siete caños / te casas antes de un año”.

Para encontrar el amor deseado, asegura la vieja tradición oral que las mujeres deben beber de los caños pares y los hombres de los caños impares, empezando siempre a contar desde la izquierda. Y sólo si las mujeres quieren convertirse en brujas deben beber de los caños de los hombres.

Brujas, auténticas brujas eran las damas de alta alcurnia de Vallehermoso, caprichosas hasta el límite de exigir a sus sirvientas el esfuerzo de invertir todo un día de dura caminata para traerles la preciada agua de esa fuente supuestamente medicinal. Sabedoras de lo sencillo de la falsificación, exigían a las niñas encargadas del transporte una incontestable prueba. Junto con el cántaro lleno debían mostrar la hoja de un aderno (Heberdenia excelsa), un raro árbol de la laurisilva del que, según se creía, sólo existía un único ejemplar en la isla, precisamente en la inmediaciones del manantial.

Considerado cuento de viejas, durante décadas se pensó que tal árbol era una invención popular. Hasta que junto con mi amigo Jacinto lo redescubrimos hace muy poco tiempo. Viejo, muy viejo, pero vivo.

¿Será el mismo de la leyenda? El propio árbol nos lo confirmó, pues tan sólo conserva una de sus cuatro ramas originales, la más inaccesible. Aunque lo siento, no les diré cómo llegar a él. Está el pobre como para regalar más hojas.

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La muerte destruye nuestras últimas bibliotecas vivas del saber

Hoy enterramos en Casillas del Ángel a Catalinita. Catalina Méndez tenía 81 años. Era mi vecina y una experta artesana del telar y la palma, pero era mucho más. Era la memoria viva de Fuerteventura, ese en palabras de Unamuno «esqueleto de isla» donde la supervivencia de su población fue siempre una lucha titánica contra el desierto. El año pasado enterrábamos a su inseparable marido, Ezequiel Morales. El horno de pan, el telar de la casa terrera con techo de torta, el corralito de las cabras y los secos pajeros lloran inútiles una soledad que ya barruntan será definitiva. Los viejos sonidos se extinguen con ellos y con esos pueblos del silencio.

Aseguraba el etnólogo maliense Amadou Hampaté Ba que cuando un anciano muere en África es como si una biblioteca ardiera, pues con su desaparición se extingue la infinita sabiduría transmitida oralmente por sus antepasados. En España la tragedia es aún mayor. Nuestra cultura más íntima, nuestra tradición oral, está en trance de extinguirse. Después de transmitirse y enriquecerse a lo largo de milenios de padres a hijos y de abuelos a nietos, la cadena se ha roto. Ya no escuchamos a los mayores, a los sabios de la Tierra. Sus enseñanzas, enraizadas en el experto manejo del territorio, se consideran inútiles en estos tiempo de alta tecnología global. Craso error.

Siento como propia la muerte de Ezequiel y Catalinita. La entrañable pareja se va sin dejarnos herederos de su sabiduría. Pasé muchas horas hablando con ellos, recopilando historias, leyendas, técnicas, costumbres. Hoy siento no haber invertido más tiempo, pero ya es tarde. Como lo he sentido aún más profundamente con la reciente muerte de Emilia, esa querida abuela a la que tanto quise y que tanto me enseñó.

Nos quedamos sin bibliotecas. Ojalá no nos veamos en la obligación dentro de unos años de volver al mundo rural, a la supervivencia, al autarquismo más descarnado. Porque cómo eso ocurra ¿a quién vamos a preguntar dónde están las fuentes, cómo se maneja el ganado y los cultivos, qué plantas son medicinales, cómo se hace el pan o se levanta una casa con piedras y barro?

Como homenaje a Ezequiel y Catalinita os dejo a continuación un documental donde la inseparable pareja nos explica paso a paso cómo se hacía el pan en Fuerteventura. Una tierra tan pobre que, como ellos me señalaban, las familias sólo cocían pan una vez al año, el día de la fiesta del pueblo. El resto del tiempo gofio amasado.

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¿Árboles de Navidad naturales o de plástico?

En el cada año más espeluznante catálogo de adornos navideños, papasnoeles, muñecos colgados de los balcones, estrellas y guirnaldas, los sempiternos árboles se han travestido en un infinito muestrario kitsch de puro plástico “Made in China”. Con todos los colores, formas, tamaños y luces, dejan muy lejos el modelo original; ese pino que san Bonifacio, el evangelizador de Alemania, adornó allá por el siglo VIII con simbólicas manzanas y velas en recuerdo del pecado y la salvación.

El caso es que siempre por estas fechas nos hacemos la misma pregunta: ¿árbol natural o árbol artificial? El primero suele acabar después de Reyes seco y triste en un contenedor de basura, a no ser que lo cuidemos. Y el segundo ofrece la ventaja de poder usarlo año tras año, aunque bien es cierto que cada vez duran menos.

Como no podía ser de otra manera, los ingenieros de Montes defienden el consumo de árboles de Navidad naturales. Un producto 100 por 100 sostenible, de producción española, fácilmente reciclable, del que se venden más de 2 millones de ejemplares al año, que beneficia al medio ambiente y a la economía de muchos viveristas cada día más arrinconados por la crisis.

Exactamente lo contrario que el árbol artificial, cuya producción es muy contaminante, su transporte ambientalmente insostenible y su reciclaje prácticamente imposible.

Hay otras opciones mucho más alternativas, como aprovechar un viejo perchero o un árbol seco y adornarlo con toda la fuerza de nuestra imaginación. A algunos les puede parecer cutre, poco cool, pero están equivocados. Pregunten a los niños qué prefieren, ir a la tienda o pasar varias tardes en casa reiventando el espíritu navideño. Y es que con tanta obsesión consumista se nos olvida que las ilusiones ni se compran ni se venden, se comparten. Feliz Navidad a todas y a todos.

Os dejo aquí un vídeo donde te explican cómo hacer un original árbol de Navidad reutilizando botellas de agua. Fácil, bonito y divertido.

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Rompe una de las lanzas que asesinan toros en Tordesillas

La matanza salvaje, sangrienta, asesina del Toro de la Vega, en Tordesillas (Valladolid), es una vergüenza nacional. Nuestros políticos opinan lo contrario y lo consideran cultura subvencionable. Por eso han declarado esta vergonzante tortura Fiesta de interés turístico de España en 1980 y Espectáculo taurino tradicional en 1999.

Ciegos e insensibles a una sociedad que repudia este salvajismo medieval impropio de un país civilizado, el Ayuntamiento de Tordesillas ha tenido la desfachatez de solicitar a la Unesco la declaración de esta matanza como Patrimonio Cultural Inmaterial. No se puede ser ni más tonto ni más ciego.

Lo único cierto es que Afligido, un preciso toro de 608 kilos, será alanceado hasta la muerte mañana martes 13 de septiembre a las 11 de la mañana.

Porque el dolor no puede formar parte de nuestras tradiciones, tres grupos de protección animal, el Partido Animalista PACMA, Humane Society International y CAS, se han unido para lanzar la campaña ‘Rompeunalanza.com‘. ¿Te unes a la protesta? Ya hemos firmado 3.000 personas.

ACTUALIZACIÓN.

La horda sangrienta de sangre de Tordesillas logró superar en esta ocasión los altos índices de crueldad logrados en los últimos años. Para desgracia de Afligido no apareció el descabellador, por lo que a falta de cuchillo se le asestaron varios lanzazos más al toro en la nuca. Finalmente, los lanceros han utilizado un destornillador para descabellar al pobre animal. High technology asesina.

Este pobre animal es Afligido, el bello toro a la espera de ser trasladado al pueblo vallisoletano de Tordesillas, donde será lanceado hasta la muerte el martes 13 de septiembre.

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Ecuador prohíbe las corridas de toros

Ecuador ha decidido prohibir las corridas de toros al considerarlas espectáculo público de tortura a unos animales indefensos. Al tiempo también prohibirá las peleas de gallos y de perros. Todo después de haber logrado el respaldo mayoritario de la población al referéndum donde se preguntaba:

«¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?».

Aunque todavía no se ha hecho público los resultados finales, según el escrutinio del Consejo Nacional Electoral la prohibición de la fiesta habría contado con el apoyo del 61,2% de los ecuatorianos. Sin embargo, el espectáculo podrá seguir celebrándose si se respeta la vida del toro, como ocurre en Portugal. También se seguirá celebrando en aquellas jurisdicciones donde el apoyo a los toros haya sido mayoritario, como Ambato, Riobamba, Girón, Valencia o Mejía. No así en Quito, la ciudad más taurina del país andino, donde la lidia completa del astado quedará prohibida. Tampoco en Cayambe.

Frente a tan buena noticia para toda persona con un mínimo de sensibilidad hacia los animales, el gobierno francés nos ha dado a los antitaurinos la de cal al considerar las corridas de toros Patrimonio Cultural Inmaterial, según los criterios establecidos por la UNESCO. Una decisión que avergonzaría al mismísimo Voltaire, quien sobre el respeto a los animales escribió:

«Es increíble y vergonzoso que ni predicadores ni moralistas eleven más su voz contra los abusos hacia los animales».

 

Actualización (16/05/2016). Mucho ojo con esta noticia. Tiene seis años y ha vuelto a ser reactivada en las redes sociales, pero no es correcto el titular. En Ecuador se siguen maltratando toros. Me escribe un activista antitaurino ecuatoriano para explicarlo con pena:

Pocas cosas me harían más feliz que saber que Ecuador prohíbe las corridas de toros como dice el título de la noticia publicada en https://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2011/05/10/ecuador-prohibe-las-corridas-de-toros/

Tristemente, no es así.  La noticia se está publicando de nuevo en redes sociales y pocos parecen leer los comentarios que aclaran cuál es la realidad.

Agradecería que se informe usted que en Ecuador se sigue permitiendo este tipo de maltrato y que, quienes nos oponemos a esto seguimos haciendo esfuerzos para lograr que se respete la voluntad popular y que se elimine la tauromaquia definitivamente en este país y en los otros pocos donde aún se permite.

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Lanzan una pava desde lo alto del campanario «por tradición»

Unos, los más jóvenes y enamorados, pelan la pava, y otros, los más bestias, la tiran desde lo alto del campanario. Estos últimos son los vecinos de Cazalilla (Jaén), quienes cada año, por San Blas (3 de febrero), lanzan desde los 35 metros de la torre de la parroquia un pobre animal que, incapaz de volar, aterriza como puede entre las manos de una enfervorizada multitud de vecinos que esperan la caída de la pava para llevársela a casa, ahora sí pelarla, y comérsela.

Saben que es ilegal pero les da igual. Cada año la Junta de Andalucía sanciona con 2.001 euros a la persona que arroja al animal al vacío, por maltratador, pero antes todo el vecindario ha depositado el dinero en una cuenta bancaria donde ingresan donativos o el resultado de la compra de colgaduras como las que este año lucían diversos balcones de las casas en las que se leía «Cazalilla con la tradición y la pava«.

Es más. Repiten la salvajada en agosto, durante la ‘Fiesta del Emigrante’, para que los cazalilleros que viven fuera y regresan de vacaciones también puedan disfrutar de la fiesta. Aunque este verano debieron suspender el lanzamiento porque no se había recaudado suficiente dinero. Y una cosa es mantener las tradiciones y otra muy diferente palmar pasta.

Evidentemente, si la Junta, en lugar de multarles con 2.000 euros, les pusiera una multa de 200.000, se les acababa la tradición y la tontería. Es lo que tienen estas sanciones ridículas. Las pagas gustoso con tal de demostrar lo bestia que son los de tu pueblo.

Con este vídeo de Canal Sur os podéis hacer una idea de los argumentos que exhiben los defensores de la «tradición».