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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Ser guapo no te garantiza ligar más, especialmente si eres un pájaro

Macho de papamoscas cerrojillo

En la naturaleza ser guapo, tener buen pelaje o lucir un plumaje colorido, bien desarrollado, es prueba evidente de ser un buen reproductor. Esa apariencia sana lanza a sus semejantes el mensaje de que gracias a una buena alimentación, inteligencia y fortaleza ha logrado una forma física por encima de la media. Por eso una de las principales armas de los animales para asegurar la transmisión de sus genes es la manifestación de esos caracteres sexuales, a modo de ornamentos, que destacan su calidad reproductiva.

En general, los individuos más atractivos son también aquellos con una mejor condición física y genética, por lo que cabría esperar que alcancen un mayor éxito reproductivo. Pero la naturaleza suele llevar la contraria a nuestra lógica. Así lo ha comprobado un estudio coordinado por investigadores del CSIC, y que destaca cómo un mejor aspecto físico no siempre supone ventajas, sino exactamente lo contrario; podría suponer más disputas y, por tanto, menos tiempo que dedicar a la cría de descendencia.

Este trabajo, publicado en Journal of Evolutionary Biologysugiere que una coloración menor del plumaje de las aves podría conllevar una ventaja reproductiva, en función del contexto social. ¡Qué se fastidien los guapos!

Macho de papamoscas cerrojillo en un bosque.

El chulito al que dan todas las bofetadas

Según explican desde el CSIC, el desarrollo y mantenimiento de ornamentos sexuales de alta calidad no es tarea fácil. En muchos animales, como las aves, las coloridas señales visuales que indican su nivel de atractivo resultan costosas de producir y mantener. Es lo que sucede a los machos del papamoscas cerrojillo, un pequeño pájaro migrador que publicita su atractivo sexual, y estatus social gracias al color de su espalda. Esta coloración puede oscilar desde el marrón pálido de jóvenes y hembras hasta el irresistible negro zaíno de los machos dominantes.

Pero mostrar un gran atractivo, con los costes que algo así conlleva, no es siempre beneficioso en términos de descendencia.

En teoría, viviendo en un bosque densamente ocupado por papamoscas competidores, los individuos con un plumaje potente que remarque su carácter dominante deberían tener un destacado éxito. Sin embargo, este nuevo estudio científico del CSIC no apoya tal idea. El trabajo analiza datos anuales de densidad de cría y color del plumaje para cerca de 2.000 machos examinados desde 1984. Contrariamente a lo esperado, los individuos con coloraciones intermedias resultaron ser los más beneficiados en términos reproductivos. Los feos criaron mejor que los guapos.

Esta aparente contradicción podría deberse al alto precio a pagar por los individuos que muestran una señal de gran estatus sexual y social. “Los machos más atractivos disfrutan de mejores territorios de cría o mejores hembras, pero son al mismo tiempo el centro de todas las miradas, también las de sus competidores. Defender sus posesiones puede originar un agotamiento físico que reduce el cuidado de los pollos y compromete su supervivencia”, explica Nacho Morales-Mata, primer autor del trabajo.

El mayor gasto en defensa podría, en último término, favorecer a los machos con una coloración intermedia que, a pesar de no tener el mejor aspecto físico, pueden dedicar menos tiempo a las disputas y más tiempo y energía a sacar adelante más pollos.

En conclusión, este estudio sugiere que, dependiendo del contexto social, es preferible ser un poco menos agraciado que el resto. Los feos evitan disputas con otros machos y a cambio disponen de más tiempo y energía para criar a su descendencia.

Ya lo dice siempre mi madre, «la suerte del feo el guapo la desea«.

Macho de aguilucho lagunero en vuelo. Foto: Wikimedia Commons

Los aguiluchos se apuntan al travestismo

Al hilo de esta investigación recupero otra que os contaba hace unos años en el blog. El travestismo les sienta bien a los aguiluchos laguneros. Cerca de un 40% se visten de hembras para pasar desapercibidos ante el poderío territorial de otros compañeros del mismo sexo.

Como ha demostrado un equipo de investigadores franceses con un estudio publicado en Biology Letters, este travestismo les da una clara ventaja sobre los, digamos, más ortodoxos ejemplares de aguilucho lagunero. Mientras durante la época de reproducción todos los machos compiten agresivamente para aparearse, los que parecen hembras quedan al margen de las disputas y pueden buscar tranquilamente hembra sin necesidad de estar embroncados todo el día. Y eso les permite ahorrarse muchas energías y disgustos.

Curiosamente, los machos “afeminados” se muestran más violentos hacia las hembras que ante los propios machos, sean del tipo que sean. Ello demuestra que no sólo se parecen a las hembras, sino que además se sienten hembras… aunque finalmente copulan con hembras y sacan adelante su prole como cualquier otra pareja.

Escucha el #podcast de esta historia en mi sección radiofónica medioambiental «El vuelo de la alondra», en RNE:

Artículo científico de referencia:
Morales-Mata, J.I., Potti, J., Camacho, C., Martínez-Padilla, J. & Canal, D. 2022. Phenotypic selection on an ornamental trait is not modulated by breeding density in a pied flycatcher population. Journal of Evolutionary Biology. https://doi.org/10.1111/jeb.13993

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1 comentario

  1. Dice ser Buenaire

    Este estudio se puede extrapolar a los seres humanos.
    Los feos/as por lo general serán parejas más fieles que los guapos/as por estar menos expuestos a individuos que los puedan encontrar atractivos/as y los puedan tentar a cometer una infidelidad.
    Igualmente, alguien feo valorará más lo que tiene, evitando correr riesgo y piérdelo.

    24 abril 2022 | 12:31

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