El secreto mejor guardado (y respetado) de Priego de Córdoba es una encina, pero no una encina cualquiera. Es una encina republicana.
Se conoce como la encina de Don Niceto. Según afirma una antigua tradición oral, fue plantada por Don Niceto Alcalá-Zamora en el patio de su casa natal cuando era niño. Dado que nació en Priego un 6 de julio de 1877, el árbol sin duda tiene más de 130 años.
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Un monárquico republicano
¿No sabes quién era Alcalá Zamora? Te voy a refrescar la memoria histórica.
Niceto Alcalá-Zamora fue un famoso jurista y político español que dirigió la transición española del revolucionario primer tercio del siglo XX, desde la casposa monarquía borbónica hacia una república que presidió entre 1931 y 1936.
El pobre empezó siendo un político monárquico y liberal, pero con el rey que le tocó en suerte, Alfonso XIII, y la sombra negra del dictador Miguel Primo de Rivera, al final optó por un republicanismo moderno y moderado que finalmente no logró impedir el golpe de estado franquista, producido apenas tres meses después de ser cesado.
Espíritu verde de la república española
Su casa natal en Priego de Córdoba es una bella edificación señorial del siglo XIX reformada a principios del siglo XX y situada en la calle Río, 33, la calle más importante y monumental de la localidad.
Desde 1986 esta casa ha sido convertida en museo dedicado a su memoria gracias a generosidad de las hijas de Niceto, Purificación e Isabel Alcalá-Zamora Castillo que la han donando al pueblo de Priego.
Es un museo de recuerdos pero también y sobre todo de homenaje al político. Conserva el mismo mobiliario de la época, que incluye hasta la cama de sus padres y su cuna de bebé, pero también el sofá donde murió durante su exilio en Buenos Aires. La despensa, la cocina y la bodega son la sección más etnográfica de la casa.
Espíritu verde de la república española
Como en toda señorial casona andaluza que se precie, la parte trasera de la edificación se abre al patio y el jardín. Es allí donde luce con luz propia la famosa «encina republicana«, aunque cuando la plantó Alcalá-Zamora de niño seguramente no tendría inquietudes políticas más allá que los recuerdos de una familia de abolengo que veneraba la figura liberal del general Prim.
La encina es hermosísima. Tiene 20 metros de altura y una copa muy amplia y frondosa sostenida por dos gruesas y largas ramas principales (cimales). No ha sido podada nunca, lo cuál es algo tan infrecuente como clara demostración del cariño que siempre se le ha profesado en esa casa al ejemplar.
En 1987, con motivo de la inauguración del museo, se instaló junto a la monumental encina un busto de Niceto Alcalá-Zamora realizado por Aurora Cañero. Esta pieza que resalta aún más el simbolismo del árbol y ese hermoso patio cordobés cuyo recuerdo nunca olvidó.
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