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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El confinamiento provoca más atropellos de linces ibéricos

Hembra de lince ibérico con su cría. Foto: WWF/España

Los más de dos meses de confinamiento por culpa de la covid-19 supusieron un respiro para la naturaleza pero también trajo consecuencias perversas. El hecho más sorprendente es que ese encierro obligado de la población española ha elevado los atropellos de lince ibérico hasta situarse por encima de las cifras habituales.

Según WWF, en lo que va de 2020 se han superado los 32 linces atropellados. Aunque la parte positiva es que no han aumentado los puntos negros en las carreteras españolas y esta primavera se ha registrado un auténtico «baby boom» lincero.

La explicación al mayor número de atropellos es que las carreteras que tienen poco tráfico son mucho más peligrosas para los linces, pues los conductores circulan por ellas a más velocidad de la habitual. «Los pocos coches iban más rápido y al haber menos tráfico los animales no han rehuido de las carreteras como es habitual y se ha producido un goteo de atropellos», ha explicado el responsable del programa de lince ibérico de WWF, Ramón Pérez de Ayala.

El experto en linces lamenta que, a pesar de «todos los esfuerzos», atropellos y furtivismo son dos de las principales causas que acaban con la vida de este felino tan icónico pero al mismo tiempo tan amenazado. Más atropellos

En declaraciones a Europa Press, Pérez de Ayala ha indicado que, lejos de reducirse las muertes accidentales como cabría pensar, durante el confinamiento se han registrado más atropellos de linces que en años anteriores.

«Hemos superado los 32 atropellos en lo que va de año. De seguir así la cifra será mayor que otros años sin que hayan aumentado los puntos negros en las carreteras», advierte. En todo caso, aunque el número total es alarmante, los resultados del programa para salvar a la especie son positivos, pues la población sigue creciendo.

Aumenta el furtivismo

Pérez de Ayala se ha referido al furtivismo «preocupante», que «no se detecta igual que un atropello» porque los que matan un lince con cepos o un lazo tratan de esconder los cadáveres. «Sabemos que la mortalidad por atropellos está en torno a un 6 por ciento y por furtivismo en un 5 por ciento, pero detectamos un porcentaje muy bajo, y eso es muy preocupante», ratifica.

Pendientes de 18,75 millones de Bruselas

Pese a todos los obstáculos, la población de lince ibérico sigue en crecimiento tras los nacimientos de esta primavera. A falta de un recuento definitivo, podría sumar este 2020 unos 250 cachorros. El técnico de WWF ha explicado que las entidades están pendientes de que la Comisión Europea apruebe en estos próximos días el nuevo proyecto LIFE Lynx Connect para poder «empezar a trabajar el 1 de septiembre» y que conlleva una financiación hasta 2025 de 18.754.029 euros. De hecho, ha indicado que el objetivo del nuevo LIFE es que la especie pase a situación vulnerable. Ello supondría contar con una población de 1.000 individuos de los que 125 sean hembras y 250 adultos maduros.

Baby boom lincero

El último censo estima entre 820 y 830 ejemplares de lince ibérico. El año pasado nacieron unos 200 cachorros, de los que luego prosperaron unos 100. En lo que va de 2020 los datos confirmados por Castilla-La Mancha indican que han nacido unos 60 cachorros en los montes de Toledo y unos 30 en Ciudad Real, aunque aún podría nacer algún ejemplar más. Portugal ha notificado 50 nacimientos.

Falta aún conocer los datos de Andalucía, más complicados de elaborar porque la población y extensión es mayor.

«Con suerte tendremos unos 250 linces nuevos este año», comenta el experto de WWF, quien resalta que el dato más llamativo este año es el de los Montes de Toledo, que podría superar finalmente el «máximo histórico» al que se llegó en Andújar en 2009 cuando nacieron 62 cachorros de 50 hembras.

«Este año con la mitad de hembras en Montes de Toledo esperamos superar esa cifra», ha subrayado. En es contexto ha apuntado que los factores que influyen en la mayor productividad son fundamentalmente la extensión territorial y la densidad de conejo, así como el nivel de intercambio genético entre las distintas poblaciones.

Pérez de Ayala ha explicado que hay ocho veces más conejos en Castilla-La Mancha y en el área donde hay lince las poblaciones de conejo suelen favorecerse porque el felino controla a otros predadores de conejos como el zorro o el meloncillo, frente a zonas más agrícolas donde no hay depredadores terrestres sino aéreos, como águilas y otras rapaces.

En todo caso, celebra que la población «sigue creciendo año a año» y confía en que en los próximos días se resuelva de manera definitiva por parte de la Comisión Europea el nuevo proyecto LIFE, que se centrará durante los próximos cinco años en conectar las poblaciones actuales para que no se queden aisladas y surjan problemas de endogamia; seguir trabajando en las reintroducciones de poblaciones; la monitorización genética de las poblaciones para poder hacer un censo que permita reforzar algunas poblaciones si fuera necesario, aunque confía en no tener que hacerlo si finalmente tiene éxito el objetivo de la conectividad de zonas linceras.

Más zonas linceras

En los próximos años, el objetivo a batir es «ampliar y establecer nuevas poblaciones», a razón de cuatro o cinco nuevas cada cuatro años y llegar poco a poco a contar con, «al menos 750 hembras en el año 2040».

«Hasta ahora hemos atendido a lo más urgente», comenta Pérez de Ayala que espera que con una situación de mayor estabilidad se podrán ampliar próximamente poblaciones en la sierra norte de Sevilla, donde se juntan Sevilla y Extremadura; otra en la zona de Aracena. Además, celebra que Extremadura «tiene en mente» otra zona y Murcia, Castilla y León, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Cataluña están explorando los hábitats donde podrían establecerse nuevas poblaciones en el futuro, dentro de unos cinco años al menos.

«Lo primero es estudiar el hábitat, conocer las poblaciones de conejo y lograr que la población local lo vea con buenos ojos, unas labores que llevan «al menos dos años de trabajo». No obstante, recuerda que la capacidad de reproducción de los centros de cría está en unos 30 ó 40 cachorros, de modo que habrá que analizar dónde se puede conseguir más y mejores resultados con menos linces.

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1 comentario

  1. Dice ser El Espalibao

    Pues la culpa es del gobierno que es el que nos ha obligado a confinarnos…

    30 agosto 2020 | 23:54

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