Si hay algo que este confinamiento nos ha enseñado es que vivimos en pisos y casas de mierda. Hasta ahora no nos habíamos dado cuenta, básicamente porque apenas estábamos en casa; poco más que para dormir y ver algo de tele o comer cualquier cosa deprisa y corriendo, porque siempre andábamos de prisa y corriendo. Nunca habíamos estado tanto tiempo en nuestras casas como ahora.
Hasta que el coronavirus mandó parar. Y especialmente los habitantes de los espacios urbanos nos quedamos encerrados en unas edificaciones que, a los pocos días, descubrimos con horror que no son ni la mitad de buenas que pensábamos.
¿Estoy exagerando. Hagamos repaso: Lee el resto de la entrada »