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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Cada vez estamos más cerca de la Doñana silenciosa

Doñana es ruido, pajarería inquieta, volatinera. Puro paisaje sonoro. Ruidosos flamencos trompetean sus cielos mientras las cigüeñas crotorean en los árboles, los zarapitos silban, las golondrinas trisan, las abejas zumban, las cigarras chirrían; graznan las cornejas, gorjean los ruiseñores y carriceros, machacan incansables escribanos cerillos y trigueros, gorgoritan las currucas, chascan las tarabillas, pían las lavanderas, trinan los pardillos, zurean las palomas, arrullan las tórtolas, reclaman las perdices, voznan las urracas, trisan las alondras.

Rectifico. Doñana ERA ruido, pajarería inquieta, volatinera. Porque Doñana está enmudeciendo. No en sus lugares más mágicos como el Caño Madre de las marismas del Rocío, los lucios o sus caños repletos de vida. Pero sí su entorno, cada vez más transformado en un apretado corsé para esa naturaleza enjaulada, encarcelada, en que hemos convertido a uno de los lugares naturales más importantes del mundo. La desembocadura deltaica del río Guadalquivir es cada día más un penal de biodiversidad empobrecida.

Los datos analizados anualmente por SEO/BirdLife confirman que el volumen de la naturaleza en el humedal está descendiendo de forma alarmante debido a numerosas amenazas, especialmente la sobrexplotación de sus aguas subterráneas.

El 60% de las poblaciones de las especies de aves acuáticas, para las que se ha conseguido estimar la evolución de la sus poblaciones, presentan una tendencia negativa. Y a pesar de ligeros repuntes en algunas especies, la rápida desecación primaveral de la marisma provoca el fracaso en la cría de los nuevos pollos. La bajada en la tasa de productividad evidencia que Doñana camina hacia una primavera cada vez más silenciosa.

Diez años en caída libre

El descenso en las poblaciones de aves de Doñana es palmario desde hace más de diez años, asegura SEO/BirdLife. Algunas especies tremendamente abundantes como la pagaza piconegra han pasado de cifras superiores al millar de parejas en la primera década del siglo XXI a medias que apenas llegan a las 70. Ni en 2014 ni en 2015, últimos años con datos, ha conseguido criar en el humedal. Su situación evidencia la mala evolución de los representantes de la familia Sternidae (charranes y fumareles) en Doñana, que también se observa en otras especies como el charrancito común, que ha pasado de contar sus parejas en cifras superiores al millar tan solo 19 en 2015.

De las 16 especies  de aves acuáticas catalogadas en alguna categoría de amenaza según el Libro Rojo de los Vertebrados de Andalucía, los otros linces de este parque nacional, más de la mitad –entre ellas, la cerceta pardilla, la garcilla cangrejera, el aguilucho lagunero, el charrancito común, la espátula común, la garza imperial, la pagaza piconegra o el pato colorado- presenta una tendencia negativa en periodo reproductor.

Sin éxito en la reproducción

Las especies más emblemáticas de Doñana, aquellas que siempre han ‘reinado’ en la marisma, no se escapan a los malos datos. Son la focha moruna y el porrón pardo, además de las ya mencionadas –y amenazadas- cerceta pardilla y malvasía cabeciblanca. En estos y en otros casos de aves más comunes, SEO/BirdLife muestra su preocupación por los pésimos datos sobre el éxito reproductor. En 2015, último año con datos ya analizados, 26 parejas de focha moruna se reunieron en Doñana pero solo se contaron ocho pollos. Ese año, la malvasía cabeciblanca también tuvo un año ligeramente mejor que el anterior, con 21 parejas. Sin embargo, apenas se observaron pollos.

“Aunque todavía tenemos que analizar los resultados de las siguientes primaveras, las observaciones sobre el terreno que ha realizado SEO/BirdLife sugieren que el problema está lejos de solucionarse”, apunta el responsable de la Oficina Técnica en Doñana, Carlos Dávila.

Especies más comunes, como garzas o espátulas, también están registrando bajas tasas de productividad. En el caso de la espátula común, por ejemplo, solo se observaron pollos en el 15% de las parejas de uno de los lugares más emblemáticos del Parque Nacional, la Pajarera de la Reserva Biológica de Doñana.

¿Por qué ocurre este fenómeno?

La rápida desecación de la marisma, provocada por la escasez de precipitaciones en primavera y extremadamente agudizado por la sobreexplotación de las aguas subterráneas y superficiales que nutren las marismas, reduce las láminas de agua y, por tanto, la disponibilidad de hábitat para algunas especies, como los patos. Además, esta falta de agua implica menor cantidad de alimento y muchas zonas inaccesibles donde las aves realizan sus puestas, como por ejemplo las isletas, quedan accesibles a depredadores como el jabalí o pequeños carnívoros.

Su supervivencia depende de la mejora de las aguas subterráneas que, junto a las lluvias, abastecen la marisma. Pero ese agua preciosa va a menos. De los 16 sectores de este acuífero, y según constata SEO/BirdLife, cuatro están en situación de prealerta; ocho en alerta y otros cuatro en alarma, y prácticamente todos ellos muestran una tendencia negativa. La mitad de ellos, además, muestran una situación peor que la que correspondería según la pluviometría lo que, unido al hecho de que las zonas más afectadas están asociadas a cultivos de regadío, confirma que la situación de alerta del acuífero está provocada por la sobreexplotación de recurso. Esta es la razón principal por la que la duración temporal de las inundaciones de las grandes lagunas se hayan reducido de forma preocupante y se haya producido la acidificación de las lagunas temporales.

Asimismo, diversas lagunas que se secaban de forma ocasional se secan ahora todos los veranos y otras consideradas permanentes sufren altos grados de desecación, lo que reduce enormemente la superficie inundada y genera fragmentaciones.

La situación de Doñana puede entrar en una situación de no retorno si no se actúa de forma urgente. SEO/BirdLife ha iniciado una campaña de recogida de firmas para que las administraciones competentes reviertan el crítico estado del humedal. Si quieres ayudar a que Doñana no enmudezca definitivamente, al igual que también le está pasando a Daimiel y el Delta del Ebro, firma en este enlace. Yo ya lo he hecho.

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1 comentario

  1. Dice ser Montserrat González Recasens

    Ya he firmado. Firmo todo lo relativo a la salvación de Doñana. Pero tengo mis dudas de que pueda surtir efecto. El problema es endémico. Doñana no interesa ni a los propios andaluces. No reflexionan en lo que puede representar en cuanto a reserva de la biosfera. Preferirían tener una autopista para llegar directamente de Matalascañas a Sanlúcar en el menor tiempo posible, sin tener que ir hasta Sevilla. Preferirían tener un río Guadalquivir con el suficiente dragado para poder ser navegado hasta la capital por barcos de gran tonelaje aunque se cargaran los acuíferos y el trazado actual del delta y las marismas (menos mal que parece ser que en Europa los criterios son otros y los fondos no han llegado). Preferirían tener un almacén de gas (que según la empresa explotadora no perjudicaría al medio ambiente, me río yo de eso, con todos mis respetos). Y prefieren tener plantaciones de frutas ilegales (¿no puede hacer nada la administración contra esa ilegalidad?) regadas con pozos ilegales que están a la vista de todo el mundo (repito la misma pregunta anterior) porque, tal como pudimos oír en un programa televisivo la pasada semana, pueden convivir perfectamente las personas y los «pajaritos» (dicho en tono despectivo). Pues no señores. Así no se puede convivir. Hay que respetar. Ante todo la legalidad. Y luego optimizar los recursos, no cargárselos poniendo en peligro una reserva de la biosfera que, si perdemos, no se podrá volver a recuperar.

    21 mayo 2017 | 14:55

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