Es la gran noticia del año. Por eso no entiendo cómo las agencias de viajes y los touroperadores de toda Europa no lo están pregonando en papel cuché y a los cuatro vientos: ¡el desierto canario ha florecido!
Después de cinco años de terrible sequía por fin ha llovido en las islas de Fuerteventura y Lanzarote. En el patio de mi casa 140 litros en apenas dos meses, casi el doble de todo lo caído el año pasado.
Así se entiende el prodigio, la actual explosión de color verde cubriendo arenas y lavas, rejuveneciendo unas tierras resecas donde, de repente, gracias a ese milagro que los botánicos llaman «banco de semillas«, de la nada han surgido con fuerza bellísimas plantas. Y todas de golpe han reventado en flores, sabedoras que aquí el agua es un espejismo efímero. Como el alhelí canario (Mattihola bolleana), un endemismo capaz de teñir de morado inmensas laderas donde durante décadas sólo había piedras. O de azul añil como lo logra la viborina (Echium bonnetii), el más humilde de los tajinastes canarios. O de amarillo intenso gracias a la potencia de cerrajas (Reichardia tingitana) y crisantemos (Chrysanthemum coronarium).
Mires hacia donde mires, el brevísimo jardín isleño se muestra espectacular. Y los bichos están como locos. Los machos de hubara (Chlamydotis undulata), una curiosa avutarda del desierto, agotados de tanta carrera sexual; inflados como pavos, corriendo con la cabeza hacia atrás pero sin tropezarse jamás. Los alcaravanes (Burhinus oedicnemus) roncos de gritar por las noches eso que aquí suena como «Pedro Luis», de ahí su nombre popular. Los tarros canelos (Tadorna ferruginea), un pato más propio del Sáhara, volando desorientados pues de nadar en seco tienen ahora decenas de charcas donde poder criar. Hasta los extraños corredores saharianos (Cursorius cursor) se muestran más inquietos que de costumbre, asombrados ante tantos insectos sabrosos a los que poder echar el pico.
Es el gran espectáculo de la naturaleza y llega con fecha de caducidad. En apenas un mes todo volverá a estar tan sediento como antes. Así que no lo dudes. Ni sol ni playas ¿Qué haces que no vienes?
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¿Qué haces que no vienes?, pues echar pan a los patos, que es para lo que me llega el presupuesto
16 enero 2015 | 09:53
¡Precioso!
Ojala pudiese… pero me conformo con ver la foto y desearos a los que vivís allí que lo disfrutéis. Parece todo un espectáculo.
Saludos!
16 enero 2015 | 10:48
Es como un paraiso paradisiaco de ensueño.
16 enero 2015 | 10:53
Y gracias al cielo los irresponsables contaminantes no han encontrado nada bueno para seguir destruyendo el mundo a su antojo. Caro qu eles ha salido el mechero, ni gas, ni petróleo.
Ya podrían gastar el dinero en energía snuevas, limpias, y dar más empuje a nuevas ilusiones humanas. Tal vez entonces llegue a creerme lo que me antaban en el cole, que la especie humana era la superior en este planeta, porque hay muchísimos ejemplos aún de que nos comportamos como el peor bicho que jamás haya pisado Gea.
16 enero 2015 | 11:22
Oh noche fría y callada
¡espera! que llega el viento
y traerá desde el volcán
su cálido pensamiento.
Estrella, ¡detén el tiempo!,
hazlo de amor y de ensueño
que he de beberme su fuego
o morir en el empeño.
No he visto piel más morena
ni ojos con tal resplandor,
brillan como una candela
y me quema el corazón.
Estrella, ¡detén el tiempo!,
que no llegue la alborada
hasta que sacie mi sed
en los labios de mi amada.
16 enero 2015 | 12:08