La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

La centenaria tumba del burrito Platero está en peligro

Fuentepiña

Ocurrió en un abril luminoso hace ahora exactamente un siglo:

«A mediodía, Platero estaba muerto. La barriguilla de algodón se le había hinchado como el mundo, y sus patas, rígidas y descoloridas, se elevaban al cielo».

La desolación de Juan Ramón Jiménez ante la desaparición de su fiel mascota fue total. Lo enterró, como se entierra a un ser querido. En el corazón de su paisaje más íntimo. En Fuentepiña, bajo un gigantesco pino «redondo y paternal» que todavía hoy da sombra a un lugar único. La solitaria casa de campo, a cuatro kilómetros de su Moguer natal (Huelva), donde el escritor pasó melancólicas temporadas de descanso e inspiración.PlateroMoguer

Hace casi 20 años visité ese lugar tan especial. Fue uno de los momentos más intensos de mi vida. El colosal pino, la recoleta villa, las encinas, alcornoques, palmitos y jaguarzos, las aves canoras, la primavera florida, esa soledad inmensa: todo recordaba al poeta.

Desgraciadamente, tan mágico hábitat está hoy amenazado. La finca, abandonada. La villa, arruinada; tapiadas sus ventanas en el penúltimo intento por expulsar de allí a los okupas. El entorno natural destruido ante el avance imparable del monocultivo de la fresa y la expansión urbanística del cercano polígono industrial. Ruina y ocaso.

Hoy todos celebramos con alegría los 100 años de Platero y yo. Que no es, como piensan algunos, un cuento para niños. Es la primera gran obra ecologista de nuestra literatura. Tenemos el libro, eterno, pero hemos olvidado el alma de su paisaje creador.

Un siglo después, repito la consulta que bajo el gran pino de Fuentepiña hizo Juan Ramón a la tumba de Platero. ¿Habremos desahuciado el espíritu de tan mágico rincón?

«Y, cual contestando a mi pregunta, una leve mariposa blanca, que antes no había visto, revolaba insistentemente, igual que un alma, de lirio en lirio».

Fotos: Casa de Fuentepiña (Ayuntamiento de Moguer) y Estatua de Platero en Casa Museo J.R.J. de Moguer. Obra de León Ortega (Wikimedia Commons)

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2 comentarios

  1. Dice ser manuel

    La silueta desdibujada de Platero navegaba ayer por el mar de silencio de Fuentepiña, como un mágico preludio del nuevo amanecer. Caminaba lentamente entre los pinos, comiendo florecillas frescas, cubiertas de rocío. Su naricilla exhalaba vapores de colores que se diluían una y otra vez en el aire de la fría alborada, y a su lado Juan Ramón cortaba, de vez en cuando, una ramita diminuta de hierba y se la acercaba a la boca cariñosamente, mientras le acariciaba, feliz, su lomo de plata.

    11 abril 2014 | 09:27

  2. Dice ser Patxi

    Nada César, que si quieres comentarios y entradas debes recurrir al tópico de siempre: atacar a los cazadores o a la tauromaquia, entonces entran en tromba el ecolojeta del quad(con sus múltiples personajes),los animalistos, los ecolojetas y los veganos herbívoros.Ya ves que de lo contrario no comenta ni el tato.
    PD.Que triste tener que recurrir al sensacionalismo barato, a la difamación y al ataque gratuito.Este es el blog «salsa rosa» contra la actividad cinegética, y es lo único que vende entre las sociedades ultraurbanas alejadas de la naturaleza.
    En fin…

    13 abril 2014 | 12:19

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