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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

¿Tan malas son las malas hierbas?

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«Mala hierba nunca muere», afirma el refrán castellano. ¿Tan malas son las malas hierbas? Como siempre, hablando de Naturaleza, la mejor respuesta resulta terriblemente ambigua: «Según».

Empecemos por el principio ¿Qué es una mala hierba? Básicamente, aquella planta que crece en un lugar donde deseamos que no lo haga. Y que, curiosamente, es donde mejor se da: en las pequeñas huertas y en los campos de cultivo, en los jardines e incluso entre las baldosas.

Son millones de euros, y miles de toneladas de herbicidas, los que cada año gastamos en tratar de controlarlas. De ahí que nos parezcan tan malas. Incluso existe una asociación científica centrada en su estudio y eliminación, la Sociedad Española de Malherbología.

En el jardín de mi casa las sufro a diario. Son las únicas que crecen lozanas e impetuosas, a su bola. Pero también las reconozco una gran belleza. Especialmente esas especies capaces de adornar las juntas de las aceras, de brotar en grietas imposibles del asfalto urbano, de colgar de los canalones o de convertir nuestras anodinas cunetas de carretera en maravillosos (pero efímeros) jardines floridos. Capaces también de ofrecernos ricas ensaladas y una no menos interesante botica natural… si las conocemos.

Precisamente esta semana, el biólogo Jon Marín acaba de publicar en Pol.len Edicions el libro «No hi ha mala herba» (No hay mala hierba). Se trata de una curiosa guía de ecología y cultura alrededor de las plantas silvestres comestibles de entornos urbanos y periurbanos catalanes. Las protagonistas son una selección de una veintena de especies que se pueden encontrar fácilmente en nuestras ciudades. «Representan una reserva de diversidad hasta ahora poco valorada «, recuerda Marín.

No hay que ir muy lejos para descubrir plantas silvestres comestibles y medicinales. Las tenemos en grietas y arcenes junto a nuestras casas, pero no las vemos . Y para mirarlas con otros ojos, este libro te ayudará a descubrirlas, conocerlas y a considerar que, en el fondo, no son tan malas.

Foto: Nut Creatives

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4 comentarios

  1. Dice ser Permacultura

    Las malas hierbas, como las llamáis, no son más que indicadores de carencias en los suelos. En un suelo con poca vida, pocos microorganismos, etc, crecerán las malas hierbas necesarias para su recuperación, las hierbas o plantas pioneras, las que inician de nuevo el ciclo de la vida, y, si las dejamos, devolverán el bosque a donde no queda nada, pues la naturaleza sabe mucho más que nosotros.

    Esto lo estudia la permacultura.

    18 marzo 2014 | 00:14

  2. Dice ser Juan

    hay de todo , buenas y malas , digo yo …!!!!

    18 marzo 2014 | 11:48

  3. Dice ser Juanita

    Jajjajaja. Buen post. Pero digo yo, César Javier, por qué no se dan también las plantas que sí queremos que salgan como el césped? esa es la cuestión es ir contra natura?

    18 marzo 2014 | 12:37

  4. Dice ser Extra

    Las praderas de malas hierbas, en primavera, son una maravilla para los sentidos, y duran muy poco. Hay que aprovechar el momento.

    19 marzo 2014 | 16:57

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