La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

¿Merece la pena conservar variedades locales de frutas y verduras?

Fuera de su precio, ¿qué más dará una variedad de manzana que otra? Hay diferencias, es verdad, pero durante años tan sólo se ha tenido en cuenta la parte más comercial de su cultivo. Qué produzcan más. Que sean más grandes. O dulces. O ácidas. Que sean más tardías o adelantadas.

Esta visión mercantilista nos ha llevado a abrazar con entusiasmo las variedades estándar, aquellas provenientes de lejanos rincones o producto de manejos de laboratorio y que podemos encontrar iguales en cualquier lugar del mundo. Y la misma visión es la que nos ha hecho arrinconar a las variedades locales de frutas y verduras, aquellas exclusivas de cada lugar, de cada valle, de cada región. Esta erosión genética se ha producido durante el último siglo, con el uso de las semillas mejoradas. Cuatro generaciones han sido suficientes para destruir el trabajo de cuatrocientas.

¿Para qué sirve proteger variedades locales si se venden peor, si el consumidor no las aprecia, si son mas caras o menos agradables a la vista? Tienen más sabor, eso es indudable. Y son más nuestras, las mismas que comieron nuestros abuelos y tatarabuelos, las propias de la tierra.

Pero quizá necesitamos alguna razón menos sentimental para justificar el mantenimiento de este viejo legado genético. Como su importancia económica. Porque la variedad también sirve para algo tan práctico como la lucha biológica contra plagas y enfermedades. No se trata de una suposición gratuita. Es un hecho científicamente demostrado en cultivos como, por ejemplo, el manzano.

Una investigación llevada a cabo durante ocho años por el Instituto de Tecnología Agroalimentaria de la Universidad de Gerona ha identificado 22 variedades de manzano autóctono de Navarra resistentes a plagas como el fuego bacteriano y el moteado del manzano, dos de las enfermedades que mayores daños y perjuicio económico producen en los cultivos de medio planeta.

A raíz de los primeros resultados, el campo de aplicaciones queda abierto. Por ejemplo, podría producirse fácilmente sidra ecológica que no necesite fungicidas, o lograrse una producción de tipo integrada en la que, al contar con variedades más resistentes, el uso de productos fitosanitarios sea menor.

Otra de las vías apunta a la mejora genética de las variedades a partir de aquellas que se han mostrado más resistentes a la enfermedad. Por no hablar de la adaptación de estas variedades a algo tan inevitable e incierto como es el cambio climático.

Por otro lado, diferenciarse en el mercado con productos únicos, de calidad y mantenedores de un paisaje cultural único permite a los productores locales obtener un precio justo por su trabajo, evitando así el imparable éxodo rural.

Resulta evidente. Conservar nuestra biodiversidad productiva sirve para mucho.

Y hablando de manzanas y de otoño, la época de esta fruta maravillosa, recuerda el dicho inglés: «An apple a day keeps the doctor away«. Que en román paladino significa: «Una manzana al día mantiene alejado al médico».

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8 comentarios

  1. Dice ser Adrián

    Toda la razón
    Hace 2 años estuve viviendo en Finlandia y en el mes de noviembre se vendían en todos los mercados al menos una docena de variedades de manzanas autóctonas.
    Eran un poco más caras (10-40%) y tan sólo duraron 1 mes en el mercado, pero son con diferencia las mejores manzanas que he probado en mi vida. A pesar de su corta temporada las aproveché todo lo que pude, cada día me comía medio kilo de manzanas y probé media docena de variedades.

    Un saludo

    16 octubre 2012 | 01:13

  2. Dice ser Bernardo

    Yo echo de menos muchísimo aquellas pequeñas manzanas «sanjuaneras»… hace muchos años que dejé de verlas en ningún sitio. Una verdadera lástima.

    16 octubre 2012 | 02:54

  3. Dice ser Ando volando bajo

    Las manzanas comerciales saben a basura comparadas con las manzanas como las de la foto.

    La ignorancia es la que lleva a la gente a comprar la basura que venden comercialmente, es pura agua con azucar.

    16 octubre 2012 | 05:33

  4. Dice ser tres

    El dicho que citas al final nunca lo había oído en inglés, pero en castellano yo, toda la vida, he escuchado: «El que come una manzana no irá al médico mañana».
    En cuanto a las variedades autóctonas, no son complicadas de encontrar en algunos mercadillos, al menos en mi ciudad, vendidas por gente que tiene huertas en la zona pero duran lo que duran; si quieres comer manzanas en abril no queda más remedio que tirar de las de goma.

    16 octubre 2012 | 07:12

  5. Dice ser Toño

    Como decía la canción de Seguridad Social: «besarte es como comer naranjas en agorto y uvas en abril». Me imagino que la chica a la que se refería sería una rubia oxigenada con varias capas de cosméticos encima y labios bien embadurnados

    16 octubre 2012 | 08:50

  6. Dice ser Yago

    Evolutivamente la variedad alimenticia está premiada por la naturaleza!

    16 octubre 2012 | 10:03

  7. Dice ser lolamor

    continuamente jugamos a ser, y a decidir como Dios. Lo único que prevalece es el beneficio económico. Pena de mundo

    16 octubre 2012 | 10:11

  8. Dice ser Carla

    En un pueblecito de la Ribera del Duero sigo comiendo manzanas de 10 o 12 variedades distintas. No se comercializan. Se reparten entre amigos y familiares.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    16 octubre 2012 | 11:22

Los comentarios están cerrados.