La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El frío no acaba con los topillos

Los expertos de la Junta de Castilla y León auguraron el final de la plaga de los topillos con la llegada del invierno. El frío llegó como está mandado, duro, terrible, pero los topillos no se han ido. Así lo acaba de denunciar la Unión de Campesinos , cuyo responsable afirma que estos roedores ya han «arrasado» los primeros brotes de cultivos recién sembrados, como el cereal de invierno y la colza, y parcelas enteras de alfalfa, que se han tenido que volver a sembrar.

Es una pena que la propuesta de Villotilla (Palencia, 60 habitantes) de convocar un concurso de flautistas para acabar con la plaga no prosperarse. Tan inútil como las otras puestas en marcha, al menos no era peligrosa.

Para acabar con los topillos

−¿Quemaremos también todos los bosques, sotos, linderos, arroyos y jardines?

−¿Araremos a buena profundidad destruyendo los yacimientos arqueológicos?

−¿Acabaremos, además de con el topillo campesino, con todos los topos, lirones, musarañas, ratones, ratas toperas, topillos rojos, de Cabrera, agrestes, mediterráneos, lusitanos y el resto de micromamíferos que pueblan la submeseta norte castellana?

−¿Es mejor cultivo aquel totalmente esterilizado, bien provisto de toda clase de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas, sin más fauna y flora que la estrictamente productiva?

Los topillos no son un híbrido de rata y ratón creado en los laboratorios por los ecologistas y soltados desde helicópteros para dar de comer a las águilas. Es una especie de montaña que ha aprovechado con una sorprendente eficiencia los radicales cambios operados en nuestros campos desde su mecanización industrial a partir de 1985. Nuestras alfalfas son para ellos preciosas praderas cantábricas, y han ocupado con éxito este nuevo nicho ecológico artificialmente creado por nosotros.

Dice mi abuela Emilia que con los conejos, “uno hace cien y cien hace uno”. Con los topillos es lo mismo. Mataremos millones de mil maneras, se los comerán a millones águilas, zorros y hasta las garzas; el frío invernal reducirá radicalmente sus poblaciones, pero no los exterminaremos nunca. Con que queden unos pocos podrán recolonizar de nuevo toda la región. Sin embargo también pueden reducir su número de forma natural, igual de rápido que se extendieron. Sólo es cuestión de paciencia, equilibrio natural, indemnizaciones y sentido común.

Pero en política, el sentido común sigue siendo el menos común de los sentidos.

3 comentarios

  1. Dice ser serpiente

    Para que vamos a tener paciencia cuando podemos esparcir por todo lo ancho y largo de los cultivos toneladas de raticida, de ese que asegura medio ambiente que es especifico para el topillo (jajajajajajajajajajajaja).Ya se han visto aves envenenadas, ¡pero es imposible que sea por ese estupendo raticida que piden los agricultores que aplique en los campos!.En fin, me siento gilipollas cada vez que un político sale hablando de este tema en algún medio.

    03 enero 2008 | 08:53

  2. Dice ser Eva

    Con esa carita que tiene el topillo…..¡pobrecito!. César, feliz año nuevo, que sigas contándonos las cosas como hasta ahora. Un abrazo desde la isla de al lado de estos 4

    03 enero 2008 | 21:34

  3. Dice ser tomate con sabor

    pues muy interesante lo q dices.tomo buena nota.muchas gracias majo

    28 mayo 2008 | 12:02

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