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La soledad no depende de la compañía

Por necesidad, deseada, impuesta, provocada, terrorífica, odiada, existencial… La soledad puede ser muchas cosas, una muy buena o muy mala compañera y lo importante no es si estás solo, sino si te sientes solo.

Los humanos somos seres sociales por naturaleza.

Fotografía con licencia Pixabay para uso libre

Fotografía con licencia Pixabay de uso libre

Nuestros antepasados cavernícolas pronto aprendieron que si convivían en grupos todo era más fácil, y sobre todo, aseguraban su supervivencia ante las amenazas externas. En grupo se hacían más fuertes, surgían mejores ideas entre todos, colaboraban y repartían las tareas más tediosas y se sentían mejor y más seguros.

Esa carga informativa se grabó en nuestro cerebro más primitivo y, aunque ahora el contexto sea muy diferente al de entonces, nos cuesta deshacernos de esa idea. Es difícil desmontar la creencia sobre que la soledad o sentirse solo es algo muy dramático.

Para muchos, la soledad es una elección personal, un estado donde nace la libertad real, la creatividad, la concentración y el bienestar.

Realmente la soledad no es sinónimo de problema, la clave está en lo que para ti signifique y cómo la afrontes, los pensamientos y mensajes que te diriges a ti mismo al verte en ese estado (que puede ser real o una percepción subjetiva).

Cuida el diálogo contigo mismo/a

Lo que genera miedo, ansiedad o tristeza es decirte a ti mismo: «Voy a estar toda la vida soltero», «me voy a morir sola», «nadie me quiere», «mis amigos no están cuando los necesito», etc. La ‘culpa’ no será de la soledad sino de esas ideas que te repites en bucle y que además son irreales.

Tu felicidad no puede depender de la compañía.

En modo alguno, no te lo permitas, primero porque la relación con tu compañero/a será dependiente y tóxica, ya pasas a necesitarlo no a elegirlo y a disfrutarlo, segundo porque si perdemos a esa persona perdemos el autoestima, nuestra seguridad, nuestra autonomía, nuestra felicidad en definitiva. Y todo ello no puede depender de algo o alguien externo a ti, a tu control.

Aprender a estar solo es sumamente necesario para poder crecer y madurar psicológicamente. Trata de reevaluar esta cuarentena, y ver el confinamiento impuesto como un buen momento para ello, como una oportunidad para reconducir nuestro diálogo interno.

Recibo muchos mensajes en los que me reconocen que ‘por fin estoy aprendiendo a estar solo‘. Todos podemos hacerlo, hazte consciente y toma medidas.

Eso no pasa por un total aislamiento del mundo, que tampoco es saludable, sino por encontrar el placer de estar con nosotros mismos, sin juzgarnos, cuidándonos como no lo haría nadie.