Entradas etiquetadas como ‘personalidad’

Dolores Vázquez: la condena de su comunicación no verbal

Dolores Vázquez tiene por condena la imagen que proyecta. A su vez, esta apariencia la condenó realmente por un delito no cometido.

No es una afirmación exagerada si analizamos cuáles fueron las claves que de verdad la llevaron a la cárcel, y antes de eso, a su repentina fama, conocida como la ‘asesina mediática‘ más conocida de este país.

Imagen promocional del documental 'Dolores. La verdad sobre el caso Wanninkhof'

Imagen promocional del documental ‘Dolores. La verdad sobre el caso Wanninkhof’

En el caso del asesinato de Rocío Wanninkhof se construyó socialmente a un personaje tan maquiavélico que la presión que ejerció en la investigación del caso, como en su posterior sentencia, resultaron en uno de los errores judiciales más graves en España.

Este caso sembró un paradigma en el derecho pero también en la psicología.

La Guardia Civil sospechó de ella, como de otros muchos del círculo íntimo de Rocío, pero la opinión pública y los medios ya la habían sentenciado: rencorosa, agresiva, fría y calculadora (los dos rasgos más repetidos), lloraba de mentira, con cara de mala, con miradas extrañas…

Estos son los ‘argumentos’ que se empleaban para constatar su culpa. Era una mujer lesbiana en 1999, practicante de las artes marciales; para quienes la conocían no era del todo agradable, abierta o simpática. Caía mal y fue juzgada por su personalidad, por su conducta, al parecer, incoherente e incompatible con el contexto.

Intervino incluso la fisionomía de su rostro, con rasgos masculinizados, voz ronca y falta de feminidad, transmitía ser una mujer más agresiva, capaz de cometer el sanguinario asesinato.

La observaron durante el proceso de búsqueda y decían que era extraño que siempre quisiera ir ella sola, analizaron su conducta en el entierro y no encajó que se mantuviera apartada de la familia.

Se consideró como prueba fundamental un supuesto odio de Dolores a Rocío por interponerse en la relación sentimental con su madre, un odio compatible con su estilo de personalidad, de carácter fuerte, metódico y vengativo, que la proyectaba muy extraña ante lo sucedido.

Recordemos que las personas más introvertidas o con rasgos de psicoticismo elevados demuestran una mayor dificultad para expresar sus emociones, esto no quiere decir que no lo sientan intensamente o que lo exterioricen, pero probablemente solo en la intimidad.

Con todo ello es prácticamente imposible la imparcialidad de un jurado popular que escuchaba cada día toda esta acusación mediática. Datos que no eran informaciones, eran prejuicios e impresiones.

En el documental, algunos de los miembros del jurado admiten que, minutos antes de comenzar el juicio, la observaron y la vieron serena, sin gesticular, sin llorar (que era lo que ellos esperaban), antipática y que no les gustó porque su físico no era nada agradable.

Su actitud, apariencia, personalidad y lenguaje corporal la condenaron.

*Te puede interesar:

Una película sobre comunicación no verbal que tienes que ver

¿Por qué la opinión pública desconfía de los padres de Diana Quer?

El perfil de José Enrique Abuín, ‘el chicle’, ¿otro ejemplo de psicópata?

Análisis no verbal: El ‘asesino de la catana’, ¿arrepentido?

Análisis no verbal: Ana Julia Quezada

¿Tienes un tono de voz grave? Estás de suerte

¿Te han dicho alguna vez esto de: «Me gusta escuchar tu voz«? Estás de suerte.

El estudio no verbal de la voz se denomina paralenguaje y analiza la forma en la que se expresan las palabras. Se abstrae de lo que decimos y se centra en el cómo lo contamos, qué proyecta nuestro tono, la rapidez y fluidez del habla, nuestras pausas y silencios… Todo comunica.

Fotografía Free to use – Pexels.

La voz también puede ser el espejo del alma y resulta ser una muy buena carta de presentación en la formación de las primeras impresiones. Concretamente, tardamos solo 390 milisegundos en hacernos ya una idea sobre el otro, tanto la apariencia como la forma de hablar tienen mucho que ver en esta fase.

Existen estudios muy recientes que ya nos advierten de que el tono de voz es capaz de transmitir emociones, estados de ánimo e incluso algunos de los rasgos más importantes de nuestra personalidad.

Una de las conclusiones más significativas de la investigación es que las personas (indistintamente hombres y mujeres) con un tono de voz más grave, profundo, y capaces de realizar más inflexiones con la tonalidad, son más persuasivas con los demás; también más dominantes, extrovertidos y atractivos.

¡Ahí es nada!

Las claves psicológicas tras el éxito de la serie de ‘El juego del calamar’

Hablan muy bien y también muy mal del nuevo triunfo de Netflix, la polémica serie de ‘El juego del calamar no deja a nadie indiferente; existe controversia por su visionado entre menores y adolescentes, y es que su violencia y trama no están dirigidos a ese público, pero para adultos funciona, engancha y, psicológicamente hablando, está estructurada de una manera excepcional.

El juego del calamarCinemanía

El juego del calamar. Cinemanía

En primer lugar, los espectadores rápidamente quedan atrapados por sus intensos capítulos, los desafíos invitan a empatizar, a que ‘juguemos’ también, a que participemos de sus metáforas, retos, decisiones y encrucijadas a los que se enfrentan los protagonistas.

Desde el sofá de casa, reflexionamos sobre lo que haríamos nosotros, nos identificamos o no con el camino que eligen los exasperados ‘jugadores’, nos contagian su ansiedad, su pánico y sus dilemas morales.

La trama facilita esta transmisión con su perversa simplicidad, pero también lo hace la magistral interpretación de los carismáticos personajes principales, con expresiones emocionales exageradas en sus rostros, pero muy bien ejecutadas, creíbles; logran una comunicación no verbal capaz de atravesar la pantalla. Directa al cerebro. Somos entonces capaces de sentir y estremecernos con su drama.

Otro elemento diferenciador es la evocación a la nostálgica infancia, las pruebas despiertan en nosotros el recuerdo de niños disfrutando con los juegos que aparecen en la serie, todos entendemos las reglas, todos nos vemos ahí, jugando con la inocencia del pasado, ahora perdida; hoy lo vemos con la perspectiva de una competencia adulta y voraz por la supervivencia real.

Su inteligente guion se convierte en adictivo porque la secuencia que plantea nos mantiene alerta tras cada capítulo para conocer cuál será el nuevo juego y quién gana o muere en éste. Todo ello acompañado por una estética fascinante, llamativa, e incluso, contradictoria.

El juego del calamar entra por los ojos, lo previsible hubiera sido una decoración visual lúgubre, oscura, sucia. Sin embargo, nos vamos a encontrar color, una paleta cromática inquietante que consigue un universo magnético; fucsias, amarillos, verdes, rojos.

Colores vivos y estridentes que contrastan con la historia siniestra de muerte y destrucción que representa el contenido. La estética de esta serie tiene una identidad propia, única y auténtica. Desconcertante, por ello funciona.

El estereotipo del disfraz es ya un habitual en otras series, pero es apuesta segura, sigue recreando una atmósfera de misterio espeluznante que embauca. A ello se suma la representación de todos los arquetipos también típicos de las personalidades propias de la ficción: el inteligente, el bueno y el malo, el tonto, el loco, el traidor, el vulnerable… Roles para todos los gustos ya que representan al conjunto de cualquier sociedad.

Para acabar, no podemos olvidar la inevitable fascinación humana por el dinero, el elemento que cuando entra en juego es capaz de transformar la escala de valores de cualquier persona, el enorme premio pone en jaque a los avariciosos y desesperados participantes y también a nosotros… ¿Todo vale por dinero?, ¿realmente da la felicidad?, ¿qué harías tú por dinero?

 

Ser un psicópata también tiene sus ventajas

Cuando pensamos en un psicópata todos imaginamos a un ser despiadado, criminal, monstruoso y desadaptado en nuestra convivencia y estructura social. Este estereotipo nos sirve para obtener cierta (falsa) sensación de seguridad, ya que no percibimos que sea probable que nos topemos con una persona así y lo incorporemos con confianza a nuestro círculo más íntimo, pero nada más lejos de la realidad.

Todos nos hemos codeado en alguna ocasión con una personalidad psicopática, amigos, parejas, jefes, profesores, o incluso padres, madres, hijos… y lo sorprendente es que puede que hayan sido personas encantadoras, carismáticas, privilegiadas, con relativo éxito en la vida, reconocimiento y buena posición social.

Según los estudios, este tipo de personalidad posee una gran capacidad de persuasión, que les permite ‘venderse’ mejor a sí mismos y presentarse como los candidatos más aptos para cualquier proyecto o empleo. Son capaces de centrar toda su atención y recursos posibles en su objetivo y se entregan totalmente a éste sin que el riesgo o la posibilidad de fracaso le impidan conseguir lo que quieren.

Además, es importante señalar que a pesar de lo que se suele publicar, no es exacto que los psicópatas carezcan totalmente de empatía, si bien, la experimentan de manera totalmente diferente, sienten el sufrimiento de los demás, viven el placer y el resto de emociones, pero con menor intensidad y, con la importante clave de que relegan ese sentimiento a un rincón irrelevante en caso de que se interponga en su camino.

La mayoría de los psicópatas no chorrean la sangre de sus víctimas, sino que aplican los rasgos más sobresalientes de su personalidad alterada para obtener una notable ventaja en su vida y adaptarse a determinados medios casi mejor que cualquiera.

La tendencia evolutiva de este mundo se orienta hacia un clima hostil, competitivo, agresivamente capitalista, en el que el engaño, la frialdad emocional  y la manipulación se convierten en buenas armas de supervivencia y progreso.

Libres de culpa, ansiedad, miedos y remordimientos, algunos expertos sostienen incluso que necesitamos psicópatas porque hay empleos y duelos personales tan arriesgados, desafiantes y con tal rivalidad que nadie estaría dispuesto a asumirlos sin un buen chute psicopático.

Reflexionemos por tanto sobre la premisa de que aquello que nos parece moralmente indeseable no tiene por qué ser “castigado” por la naturaleza y así la evolución va manteniendo y estimulando a personalidades cada vez más cercanas a un alto nivel de psicoticismo/psicopatía.

El autor del libro: «La sabiduría de los psicópatas«, Kevin Dutton, defiende que nos resultaría beneficioso desarrollar siete principios básicos de la psicopatía: la impasibilidad, el encanto, la concentración, la fortaleza mental, la intrepidez, la atención plena y la capacidad de acción.

«El secreto, incuestionablemente, es el contexto. No se trata de ser un psicópata. La cosa va más bien de ser un psicópata ‘metódico’. Ser capaz de interpretar a un personaje cuando la situación lo exige. Pero, cuando la exigencia ha pasado, también volver a su personaje habitual. En el momento en que empecemos a pensar en reformar nuestro sótano para instalar unos grilletes, a lo mejor deberían saltar ya las alarmas».

 

*Referencias:

Ser un psicópata puede tener ventajas, según un estudio. – Psicología y Mente –

¿Podemos aprender algo de los psicópatas? – LeoNoticias –

*Te puede interesar:

¿Sabrías diferenciar a un psicópata de un sociópata?

Los psicópatas y narcisistas son los que más se niegan a usar mascarilla

Psicópatas y liderazgo ¿Por qué tienen éxito?

4 pruebas científicas de que los psicópatas están en todas partes (y son personas muy influyentes)

¿Conoces a algún psicópata? Doce señales no verbales para identificarlos

 

 

Análisis no verbal: de Trump a Biden, las claves para entender el cambio

Para muchos de nosotros Biden era un rostro totalmente desconocido, pero lo cierto es que lleva la friolera de casi 50 años activo en la política estadounidonse, en la que profesionalmente se labró una reputación profesional cimentada en una imagen campechana, conciliadora y habilidosa para llegar a acuerdos.

Fotografía EFE

Fotografía EFE

Cabe preguntarse, ¿estos rasgos han sido suficientes para derrotar al imponente Trump?

Para responder, se podría aplicar la premisa de que «en el país de los ciegos, el tuerto es el rey«. A pocos les importaba lo que aportaba Biden, lo más importante era salir de Trump.

El estilo de comunicación y personalidad en Trump y Biden es totalmente opuesto. La comunicación no verbal de Biden diremos que es complicada de analizar, impertérrito en sus gestos y expresión facial, no filtra sus sentimientos a través del cuerpo y, por tanto, crea un halo de desconfianza y distanciamiento con el espectador.

Trump es pura energía emocional, movilizador de pasiones en masa, directo, políticamente muy poco correcto, entusiasta y vehemente en su mensaje.

Este exaltado discurso y maneras puede ser efectivo en una etapa apacible y sosegada en todos los niveles, pero la pandemia le arrebató el contexto que necesitaba para hacer alarde de su impetuoso y eufórico carácter.

La campaña se convirtió de repente en una «elección covid» y, en este entorno, la debilidad de Trump florece y favoreció que Joe Biden pareciera la alternativa ideal. El presidente gestionó la emergencia sanitaria de forma nefasta, negacionista, escapista, con meteduras de pata impropias y alejadas de la mente de un líder mundial, así que su opositor recogió con buen tino todo el malestar anti-Trump.

La absoluta incapacidad de Biden para apasionar y entusiasmar a una multitud ya no era una desventaja, en el último año, muchos ciudadanos suspiraban una presidencia relajada, juiciosa y reposada, rechazando la confrontación habitual.

Escuché a una analista política de la BBC describir la llegada de Biden «como una relajante música de jazz después de la música heavy metal sin parar y a todo volumen durante el mandato de Trump».

El tono grisáceo de la simple cordialidad y neutralidad de Biden ahora eran la clave, la perfecta antítesis de su contrincante. Su capa de invisibilidad no compitió en carisma, pero a la vista está que le fue útil, y atrás quedaban olvidadas la edad del candidato, la comunicación dispersa que había demostrado en algunos soliloquios inconexos, anécdotas sin sentido político, y la falta de exactitud en su proyecto.

El confinamiento por la pandemia supuso toda una bendición para su candidatura, los agotados ciudadanos solo anhelaban el poder de la empatía, de la compasión y la comprensión ante el dolor, y de esto Biden sí sabía mucho (una vez más, se imponen los afectos a la razón política).

Su imagen política encuentra un buen eco en tiempos de tristeza e incertidumbre por su historia personal, porque conoce el sufrimiento ante la pérdida y la capacidad de reconstruirse. «Reconstruir», una palabra tan crucial en estos tiempos…

Perdió a su esposa e hija de un año de edad en un trágico accidente de tráfico y la otra hija que sobrevivió moriría años más tarde de cáncer. Su experiencia vital le acercó al mismo plano emocional que las miles de familias que han perdido a sus seres queridos durante la pandemia, directa o indirectamente.

Su estrategia fue la de conectar con las personas evocando el alma de los EE. UU, lo convirtió en su eslogan y fue todo un acierto para momentos de gran complejidad social.

En la psicología del electorado, Biden se presentaba como el candidato del cambio, sin embargo, al mismo tiempo, la imagen del nuevo presidente no es nada transgresora o rompedora, todo lo contrario, su estilo retoma las normas de comportamiento por las que siempre se han regido tanto demócratas como republicanos, por tanto, la nueva elección representa también una continuación, más bien, la recuperación de una cadena en la que ahora Trump solo se describe como el eslabón perdido.

*Te puede interesar:

¿Conoces el efecto ‘nocebo’?

Has leído bien, efecto nocebo. Es más común conocer el significado del popular ‘efecto placebo‘, que se describe como aquel resultado positivo y beneficioso producido por un elemento que por sí mismo no tiene acción alguna de curación para la enfermedad que se trata.

Fotografía gratuita: Flickr

Fotografía gratuita: Flickr

Es decir, por el solo hecho de recibir un tratamiento se provoca la creencia de que se va a mejorar, y esta idea por sí misma ya produce una recuperación real en la salud de la persona.

Ahora bien, también existe el efecto nocebo, en el que al contrario que con el efecto placebo, se sufre un empeoramiento, perjuicio, o un efecto secundario debido a la aplicación de un tratamiento o un placebo, siendo éste inexplicable por el efecto biológico de la toma de esa sustancia.

La aparición del efecto nocebo puede verse condicionada por el ámbito psicológico de la persona, por su personalidad (se concluye que el pesimismo, el neuroticismo y las actitudes que subrayan la competitividad tienen mayor probabilidad de sufrir el efecto nocebo), por las experiencias/aprendizaje previos y por sus expectativas, éstas son fundamentales:

Si estoy convencido de que tomando tal sustancia me va a doler la cabeza, no tiene por qué ocurrir directamente, pero evidentemente sí que influye. De esta manera, lo que el sujeto prevé experimentar puede imponerse en la realidad como un resultado tangible sobre sus órganos y tejidos.

Este efecto fue denominado en los años 40 como ‘muerte por vudú’ por investigadores de la Universidad de Harvard, donde observaron que las personas que creían firmemente, debido a su cultura, en el poder de brujos o sacerdotes vudú, de pronto enfermaban y morían después de haber sido objeto de un maleficio o una maldición.

Este fue el trabajo preliminar para el estudio de las respuestas fisiológicas de las emociones, pero también el punto inicial para el análisis del efecto nocebo, que en 1960 ya comenzó a estudiarse científicamente y a denominarse como en la actualidad.

¿Sabrías diferenciar a un psicópata de un sociópata?

La personalidad psicopática suscita mucho interés en la población. Solo tenemos que fijarnos en el éxito de películas o series como Dexter, Hannibal Lecter, Psicosis o American Psycho, para darnos cuenta. A pesar de que la incidencia pura de este perfil no supera, de media, el 1%, sí que prácticamente todos nos hemos topado alguna vez con personas que exhibían marcados rasgos psicopáticos (aprende a identificarlos mediante estas doce señales).

Personas totalmente integradas en la sociedad (no siempre son criminales), exitosas, encantadoras a simple vista, pero profundamente insensibles, frías y despiadadas.

Tanto la psicopatía como la sociopatía comparten elementos comunes. Una característica principal de ambas es su naturaleza engañosa y manipuladora.

Es importante aclarar que ninguna es una enfermedad mental, se describen como dos trastornos de la personalidad y se manifiestan con falta de remordimiento o empatía por los demás, la ausencia de culpa o de la capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia.

Ambos trastornos actúan en un continuo y muchos especialistas todavía debaten si en realidad deben ser diferenciados. Pero para aquellos que sí que los distinguen, hay una cuestión que sí que está ampliamente consensuada: los psicópatas nacen y los sociópatas se hacen.

Se usa el término psicopatía para ilustrar que la causa del trastorno de personalidad antisocial es hereditaria, con una base genética y, sin embargo, la sociopatía describe comportamientos que son el resultado de una lesión cerebral, o abusos/traumas emocionales, y/o negligencia en la infancia.

También se establecen las diferencias poniendo como ejemplo el comportamiento criminal que a veces desarrollan ambos perfiles. Según los estudios, los sociópatas son generalmente más inestables emocionalmente y más impulsivos que los psicópatas. Por tanto, su comportamiento tiende a ser más errático, compulsivo y con menos paciencia, careciendo de una planificación detallada.

Los psicópatas, sin embargo, planearán sus crímenes con mayor determinación y precisión, asumiendo solo riesgos calculados para evitar la detección, no se dejan llevar por el momento y, como resultado, cometen menos errores.

*Te puede interesar:

Los psicópatas y narcisistas son los que más se niegan a usar mascarilla

Tacto, olfato, visión, oído, gusto… ¿Qué tienen atrofiado los psicópatas?

Psicópatas criminales: depredadores de su propia especie

Psicópatas y liderazgo ¿Por qué tienen éxito?

El irresistible atractivo del psicópata (según un estudio)

Si te gustan estas dos canciones, podrías ser un psicópata

“No amo a mi hijos”. Soy psicópata

¿Cómo reconocer a niños psicópatas?

 

 

Propósito para 2021: El crecimiento postraumático

Para la mayoría, cuesta extraer algo positivo de esta pandemia sanitaria, de un 2020 que finaliza plagado de situaciones inimaginables, de miedo, confinamiento, soledad, ansiedad, ‘nuevas anormalidades’, dolor, nostalgia, crisis, muerte. El coronavirus ha protagonizado un año para querer borrar de nuestra vida, ¿o no? En lugar de borrar, ¿se puede aprender del trauma?, ¿incluso crecer?

Fotografía Pixabay License

Fotografía Pixabay License

En psicología positiva hay un concepto, no exento de controversia, que define la irremediable transformación que todos padecemos tras un suceso crítico, se trata del ‘crecimiento postraumático‘ como resultado de una profunda reestructuración individual. Sé que resulta complicado imaginar cómo un trauma emocional puede aportarnos algo positivo, no obstante ocurre con bastante frecuencia.

Tras un ‘tsunami existencial’ nunca volvemos a ser los mismos, pero la psicología nos dice que la tendencia de cambio y resurgir suele ser positiva, a pesar del sufrimiento que dejamos atrás. La lucha implica una revolución en la visión del mundo de las personas y lo que suele provocar es:

  • Una nueva escala de prioridades. La vida se revaloriza y tras el confinamiento es un elemento que todos hemos podido apreciar de cerca: volver a encontrarnos con nuestros seres queridos, un abrazo, el sol en la cara, retomar nuestra actividad social… Nuestros deseos eran simples pero esenciales (antes, rutinas sin nada de especial).
  • Quizás nuestros vínculos sociales y afectivos se han reducido en cantidad, pero los que mantenemos ahora son más fuertes. Al hacer frente a la adversidad común nos unimos más a quienes queremos y aumentamos nuestra empatía, solidaridad y compasión.
  • Se refuerza nuestra autoconfianza. El trauma nos hace conscientes de que somos más fuertes de lo que pensábamos, nos acoraza para afrontar situaciones adversas futuras.
  • Redireccionar nuestra vida personal y profesional. Quizá durante este año te has dado cuenta que la persona con la que tenías una relación no ha estado a la altura, o que tu verdadera vocación es otra, o que tu negocio necesitaba un refuerzo más digital, o de lo importante que ha sido tu personal para salir de esta.

Ha cambiado nuestra forma de vivir y nos toca sanar y poner en marcha una reestructuración de perspectivas, acompañados por estrés y emociones negativas, desagradables en este proceso, pero necesarias para que el crecimiento se produzca.

No todos llegaremos a crecer del mismo modo, se ha demostrado que todo ello depende de nuestra personalidad (optimismo, positividad, resiliencia), quienes recurran a estilos reflexivos y de expresión emocional experimentan en mayor grado los resultados positivos.

Siempre estamos a tiempo para reevaluar todo lo que nos ha ocurrido. Lo sugiero como propósito para 2021, porque nos merecemos un año mejor y esto también pasa por cuidar el diálogo con nosotros mismos.

*Te puede interesar:

¿Eres un buen mentiroso? Descúbrelo en 5 segundos con la prueba de la Q

Cuánto nos inquieta la mentira en nuestro mundo y a la vez cuán necesaria es… Pero no podemos evitarlo, necesitamos mentir a menudo (normalmente con buenas intenciones) y a la vez deseamos fervientemente intentar descubrir si nos engañan o no.

Fotografía con Licencia Creative Commons

Fotografía con Licencia Creative Commons

Cada vez hay más investigaciones sobre este apasionante campo y algunos experimentos son realmente sorprendentes. El famoso psicólogo inglés Richard Wiseman desarrolló una forma muy sencilla y que se ha demostrado bastante efectiva según la investigación realizada en la Universidad de Hertfordshire.

Antes de continuar leyendo este post, con el dedo índice de tu mano dominante, dibujate en la frente una letra ‘Q’ mayúscula.

¿Lo tienes?

Bien, pues Wiseman concluye que: «La forma más efectiva de descubrir a los maestros de la mentira consiste en separar a las personas en dos grandes grupos: Aquellos que se preocupan por cómo son percibidos por los demás y aquellos que no.»

La pregunta es, ¿pusiste el palito de la Q sobre tu ojo derecho o izquierdo? O en otras palabras, ¿dibujaste la Q de manera que la lees tú o, por el contrario, la persona de enfrente?

Los resultados de este experimento indican que si pusiste el palito sobre tu ojo izquierdo o para que la persona de enfrente lo lea, tienes una marcada tendencia a pensar en cómo otras personas te perciben y, por tanto, deberías ser mejor mentiroso.

Pero si la dibujas para ti, ves el mundo desde tu punto de vista, tu comportamiento está más determinado por tus valores que por lo que necesitan los demás y tendrás una comunicación más directa y con una tendencia mayor hacia la honestidad.

Quiero leer vuestros resultados por aqui! 🙂

Los psicópatas y narcisistas son los que más se niegan a usar mascarilla

Ya existen recientes estudios científicos que asocian ciertos rasgos y estilos de personalidad con la negativa a utilizar la mascarilla impuesta para evitar el contagio del virus covid-19.

Fotografía de uso libre Pixabay License

Fotografía de uso libre Pixabay License

Y no solo se obtienen datos sobre el cumplimiento de llevar la mascarilla, sino que los investigadores también han descubierto que el estilo de personalidad de la ‘tríada oscura‘ (rasgos de psicopatía, narcisismo y maquiavelismo) se relaciona con una menor probabilidad para cumplir con otras restricciones o medidas preventivas contra la pandemia, como el uso de gel hidroalcohólico o mantener la distancia física (que no social) necesaria con los demás.

Los rasgos de esta tríada se caracterizan por sus cualidades malévolas y los resultados experimentales correlacionan estos rasgos de personalidad con mayor impulsividad, tendencia al riesgo y a la delincuencia, a sentir menos compasión y empatía y a malos hábitos en general, que se vincula con una esperanza de vida más corta.

En las encuestas del experimento en el contexto del coronavirus, estas personas se creían, por una parte, que eran altamente susceptibles al virus, aunque también creían menos en la eficacia de sus propias acciones; percepciones que ‘explicaban parcialmente’ su renuncia a tomar medidas preventivas como lavarse las manos con frecuencia y limitar los viajes no necesarios, por ejemplo.

Los autores reconocen que aunque esta prediposición (por rasgos de personalidad) interviene en el incumplimiento de las normas, también deben añadir en los estudios futuros otras variables que podrían interponerse en la conducta final, como por ejemplo: la educación, conocimientos, falta de información, valores o el nivel de confianza en los gobernantes e instituciones.

*Aclaración: NO todas las personas que no lleven mascarilla son psicópatas o narcisistas, el resultado del estudio muestras que las personas con rasgos psicopáticos y narcisistas tienen una mayor tendencia que el resto de la población al no cumplimiento de esta norma.

*Referencias:

Comportamiento adaptativo y desadaptativo durante la pandemia de COVID-19: El papel de los rasgos de la Tríada Oscura, el narcisismo colectivo y las creencias de salud en Newsweek

¿Quién cumple con las restricciones para reducir la propagación de COVID-19 ?: Personalidad y percepciones de la situación COVID-19 en Newsweek