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Malas noticias: Tú también eres una persona tóxica

Hace unas semanas, prácticamente se viralizó un artículo que escribí sobre ‘Cómo reconocer a una persona tóxica: 7 señales infalibles‘. Tras el éxito de la publicación, recibí muchísimos comentarios en los que me contabais vuestras experiencias con gente tóxica, en relaciones de pareja, jefes, familiares cercanos…

Pero me llamó la atención que nadie se identificó a sí mismo, no recibí ningún mensaje de alguien que dijera ‘yo soy así, me veo reflejado en esa descripción de alguna manera’, ‘yo soy tóxico‘.

Yo no considero que tenga una personalidad tóxica, pero sí he sido tóxica en algunas ocasiones. He sido posesiva en situaciones de inseguridad, he priorizado mis intereses y necesidades por encima de los demás, he manipulado para conseguir mis objetivos, he sido tirana, egoísta, negativa… y ¿quién no?

En realidad, todos lo somos. Unos más, otros menos, algunos de manera más evidente, otros más sibilina, a veces de forma justificada, a veces no.

¿Por qué es relativamente sencillo reconocer la toxicidad en los demás y nos cuesta tanto reconocernos así a nosotros mismos? Dice el prestigioso psiquiatra Claudio Naranjo que «la persona que está «en pecado» nunca lo sabe, está endurecida». Que el mal de nuestra sociedad actual es poner siempre la mirada afuera en lugar de hacia nuestra interior. Que lo más difícil para un ser humano es llegar al autoconocimiento real.

Añade que «al principio de un proceso terapéutico, es muy frecuente que la persona localice la causa de sus problemas fuera de su alcance, responsabilizando a los demás o a las circunstancias de sus propias dificultades: “mi mujer no me hace feliz”, “la gente va a la suya”, “todos los hombres son iguales”… ». Tu tóxico interior te hará mucho más daño que el que cualquiera pueda causarte.

La psicóloga Clara Dini Llobet lo explica genial en el blog de Psicopedia.org:

Podemos poner conciencia en algunas cosas en favor de nuestro propio bienestar mental:

  • Rebajar la crítica hacia el exterior y poner más la mirada hacia adentro.

  • Identificar nuestra propia toxicidad hacia los demás y hacia nosotros mismos.

  • Poner atención en si estamos de alguna manera alimentando la relación dañina.

  • Aprender a conocer y reconocer a nuestro tóxico interior y qué tipo de daño nos causa.

  • Aumentar nuestra comprensión y empatía hacia los demás a partir del reconocimiento de nuestra propia toxicidad: “tú eres tóxico, pero yo también lo soy”.

  • Ver qué nos despierta la actitud de la otra persona y tomar conciencia de qué parte de nosotros se activa: ¿qué me hace sentir? ¿por qué? ¿qué me dice eso de mí mismo?

  • Ver las posibilidades de crecimiento que esta relación nos ofrece: conocernos mejor, ser más asertivos, poner límites, etc…

  • Aprender recursos para protegernos de dichas conductas.

¿Y tú, también te reconoces ya como tóxico? ¡Espero vuestros comentarios! 🙂

 

 

Cómo reconocer a una persona tóxica: 7 señales infalibles

Las estadísticas revelan que 1 de cada 100 personas presentan rasgos ‘tóxicos’. Parece fácil verlo ‘a toro pasado’, pero realmente nos cuesta identificar los patrones de comportamiento que se relacionan con las personas tóxicas, ya que sus trampas y estrategias suelen ser sutiles y sofisticadas.

Muchas veces no sabemos determinar exactamente qué es, pero hay algo que no nos cuadra, percibimos que sobre una persona determinada planea un halo negro invisible de manipulación, culpa, pesimismo e inseguridad.

Vamos a ver qué tipo conductas abusivas utilizan estos individuos:

  • Minimizan los logros y éxitos de los demás: Nunca comparten tus alegrías o, si lo hacen en un principio, acabarán por quitarle importancia al final. Les incomodan los triunfos ajenos, ya que se sienten aun más frágiles y precarios. Aunque esta respuesta parezca un agravio evidente, normalmente lo dejamos pasar e incluso justificamos (estará muy ocupado, tiene mala memoria y olvidó felicitarme…)
  • Pesimistas: Y cuanto más optimista e ilusionado estés tú con cualquier proyecto o experiencia, más expresarán la parte negativa de cualquier cosa, con críticas y quejas, para dejar un poso oscuro que rebaje tu entusiasmo, todo son problemas para ellos. Se nutren de rebajar la alegría y la euforia de los demás.
  • Profundamente dependientes: Son personas posesivas, no quieren compartirte con nadie más y tienden al aislamiento, sibilinamente te van separando de amigos y familiares con excusas como «es que me apetece solo estar contigo», «a mí no me hace falta nadie más, ¿y a ti?», «es que tus amigos no me caen bien y prefiero que cenemos los dos solos»… ¿Os suena verdad?
  • Asumen el rol de víctimas: No sabes cómo pero siempre acaban dando ‘la vuelta a la tortilla’ para que tú seas el culpable y él el mártir. Esta estrategia les permite ser validadas y disponer a su antojo de todos nuestros recursos, de todas nuestras energías. Llaman nuestra atención y perseguimos su perdón, su cariño, su amor.
  • Egocéntricas: Son personas muy egoístas tanto en lo material como en lo emocional. Priorizan sus necesidades y caprichos por encima de los tuyos, todo el gasto que se haga en ellos está super justificado, los tuyos… ya son otra cosa. Son poco empáticos y no consideran los sentimientos de otros. Su objetivo es instrumentalizar a los demás para obtener su propio beneficio. Son maestros del «mi-mi-yo-yo«.
  • Inestabilidad emocional: No tienen término medio, o están exultantes o están deprimidos sin motivos aparentes que justifiquen estos cambios. Nunca sabes por dónde te pueden salir, incluso ante una situación similar, nunca reaccionan de la misma manera, no son coherentes ni equilibrados emocionalmente. De esta manera, te descolocan, jamás  adivinarás por qué puede estallar y así procurarás tenerle siempre contento y satisfecho para evitar conflictos.
  • Expertos en ‘luz de gas’: Una de las formas más peligrosas y sibilinas de anulación que te hará sentir que estás perdiendo la cordura. Quien hace luz de gas es capaz de afirmar que ocurrieron cosas o no con una seguridad y una firmeza tal que resultan creíbles y comenzarás a pensar que igual eres un exagerado y que quizás no lleves razón o incluso que dudes de tus recuerdos sobre un hecho concreto. En definitiva, la persona tóxica quiere inocularte la sensación de histerismo, puede conseguir anular tu voluntad y distorsionar la realidad sin que te des cuenta.

 

Estoy deseando leeros… ¿Habéis conocido a muchas personas tóxicas? ¿Reconocéis estas señales?