Entradas etiquetadas como ‘orgullo’

Analizamos el supuesto arrepentimiento de ‘Popeye’, el jefe de los sicarios de Pablo Escobar

Este viernes 2 de septiembre la plataforma Netflix estrena los 10 capítulos de la segunda temporada de Narcos, protagonizada por Wagner Moura dando vida a Pablo Escobar, uno de los mayores narcotraficantes colombianos y fundador del Cartel de Medellín. La serie refleja la historia real de los cabecillas de la droga en los años ochenta y los esfuerzos de la policía por acabar con los responsables del sangriento conflicto.

La realidad supera toda ficción y hoy pongo la lupa del análisis no verbal en Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye, el que fue jefe de los sicarios integrado en la organización criminal colombiana de Pablo Escobar y que actualmente ha abierto un canal de YouTube titulado: ‘Popeye_Arrepentido’, no solo en este medio se hace llamar así, también lo hace en su correo electrónico (Popeye.arrepentido@…). Así es cómo él mismo se presenta ahora al mundo, arrepentido, tras asesinar a más de 300 personas directamente y a unas 3.000 indirectamente, siempre a las órdenes de Escobar. 20minutos ha podido entrevistarle y ha elaborado un especial analizando los 40 años del cártel y la fascinación por la narcocultura.

Volvamos a Popeye. Tras 23 años en prisión queda en libertad y actualmente se considera una persona resocializada, arrepentida y preparada para abandonar su pasada vida de mafia y muerte y reconvertirse profesionalmente en escritor y variedades del mundo del cine y televisión. Pero, ¿qué hay de cierto en esta transformación?, ¿realmente sus emociones son compatibles con el arrepentimiento?

El ex-sicario ofrece numerosas entrevistas desde la cárcel y fuera de ella, he escogido para el análisis esta entrevista realizada por Adela Micha por su duración, extensa, de dos horas, en las que las preguntas son muy completas y aborda temas sensibles para el estudio de su comunicación emocional.


Encontramos indicadores muy interesantes para revelar su verdadero parecer respecto a su antigua y nueva vida: Lee el resto de la entrada »

Análisis del debate a cuatro más allá de las palabras

debate para 16jPor primera vez los cuatro principales candidatos a la Moncloa debatieron anoche en un acalorado encuentro, repleto de momentos de tensión, impacto emocional y gestos significativos. Existieron notables diferencias con la comunicación no verbal del último debate a cuatro. La mayor novedad de esta nueva contienda es la participación de Mariano Rajoy, del que hemos comentado anteriormente que no es especialmente hábil en este tipo de situaciones de alto impacto, en esta ocasión, sorprendió tranquilo pese a ser la diana de todas las críticas y estar en la posición, sin duda, más difícil. Su lenguaje corporal ha fluido más y mejor que en anteriores ocasiones en las que su figura se paralizaba y exclusivamente leía sus apuntes, aun así, se percibe mucho más cómodo y con seguridad cuando se apoya en los datos.

En mi opinión, existen siempre tan bajas expectativas sobre su comunicación no verbal y verbal que por algo bien que lo haga ya resulta victorioso en su participación, quedando esa sensación de: «pues mira, al final, no lo ha hecho tan mal»Su expresión corporal más significativa: orgullo. Se mostraba altamente satisfecho con sus intervenciones, finalizaba su turno de palabra siempre con una sonrisa, postura erguida y cabeza alta. Sus palabras iban constantemente asociadas a conceptos como la sabiduría, experiencia y veteranía, menospreciando a los que todavía no han pasado por el gobierno.

En general, todos han dotado de demasiado protagonismo a los datos, apuntes, gráficos y encuestas. El discurso más emocional, natural, anecdótico y coherente con su corporalidad fue el de  Albert Rivera, que comienza, y se mantiene, más calmado de lo normal, ganó su comunicación no verbal por la ‘superación’ (por fin) de todos sus errores conductuales en este tipo de intervenciones. En esta ocasión, participaba con un ritmo lento, sin movimientos acelerados, ha trabajado sus tics nerviosos, no interrumpía, no se impacientaba y cambió la dominancia por el sosiego. Utilizó los gestos ilustradores con genialidad, uno de los mejores recursos en comunicación no verbal efectiva, ya que transmiten credibilidad y convicción. Demostró buena sintonía con Sánchez y cierta inquina hacia Iglesias.

Pedro Sánchez tenía muy claro su objetivo: fue a por Rajoy, a veces diera la sensación incluso de que fuera un cara a cara entre ambos. Sus expresiones de desprecio hacia el líder del Partido Popular eran incesantes. Utilizaba el gesto del dedo acusador, lo que denota la agresividad en el flujo de la conversación. La mirada del representante socialista era directa y penetrante, desafiante en sus reproches hacia Rajoy, quién no le devuelve la mirada, le resulta imposible sostener la abrumadora inspección de su contrincante más feroz. Su actitud fue especialmente provocadora con Rajoy e Iglesias, sin embargo menos beligerante y más comprensiva con Rivera.

Pablo Iglesias sigue fiel a su apariencia más informal y a su bolígrafo en mano para descargar tensión, pero también corrigió errores: usar camisa blanca en lugar de azul para controlar la visibilidad de la sudoración que enturbió su imagen en el debate a cuatro de las pasadas elecciones. Le faltó fuerza en su comunicación no verbal, era muy plano, sin fluctuaciones emocionales, pareciera cansado. Resultó llamativo el hecho de que sus expresiones emocionales más intensas fueran provocadas por Rivera, veíamos por ejemplo una profunda ira, sonrisas irónicas y desprecio, en numerosas ocasiones, mientras se dirigía al líder de Ciudadanos o le escuchaba. Sin embargo, se detecta tristeza y decepción cuando es atacado por Pedro Sánchez. Le enfada la postura combativa de Rivera, le duele la de Sánchez.

El minuto final, o minuto de oro, adquiere una relevancia importante, aunque se trate de un espacio totalmente preparado, ensayado y no dando lugar alguno a la improvisación, sí que la elección del mensaje y de las palabras empleadas también exhibe el concepto que subyace a cada posición política:

Pablo Iglesias repite varias veces en pocos segundos la palabra «miedo», anima a la superación de esta emoción que paraliza a quien la sufre, y alude a la alegría y las sonrisas. Su intención es la de provocar energía positiva que se asocie con el credo de su partido.

Albert Rivera, nombra a los sentimientos y se dirige a los ciudadanos: «si ustedes sienten como yo…» Con esta sentencia implica al publico y lo hace cómplice de su ideal, proyecta la sensación de que están en un mismo barco, acorta distancias.

Si en Mariano Rajoy decíamos que predominaban las emociones de orgullo, en este minuto final la nombra directamente, se centra en destacar lo bueno que ya tenemos, omite palabras como cambio o futuro, apuesta por la continuación. En esta intervención sí que se le aprecia más nervioso de lo que está en el debate.

Por último, Pedro Sánchez se dirige al público hablando de tú, se aleja de los protocolos y los formalismos para hablar de un modo más cercano con el votante. El líder del PSOE invita a la reflexión y al cambio.

 

 

 

Lo que no se vio en Arnaldo Otegi: desvelamos sus emociones en la entrevista con Évole

Arnaldo Otegi, con Jordi Évole al inicio de la entrevista. La Sexta

Arnaldo Otegi, con Jordi Évole al inicio de la entrevista. La Sexta

No cabe duda que las entrevistas de Jordi Évole en su programa Salvados son un filón para los analistas de conducta. Preguntas directas, algunas incluso sorpresivas, tensión, y primer plano del rostro del entrevistado para identificar estados emocionales. En esta ocasión le tocó el turno a Arnaldo Otegi, que no defraudó con titulares polémicos y sorprendió con algo de perdón, arrepentimiento (de soslayo) en su testimonio. Pero ya sabemos que una cosa es lo que se dice y otra las emociones que van acompañando a esas declaraciones, éstas deben ser congruentes para demostrar la sinceridad en lo que uno pronuncia, si no ocurre así, debemos pensar que la persona no está siendo honesta del todo, o al menos que no dice lo que realmente piensa.

En general, su discurso fue evasivo y totalmente justificativo de lo acometido por su parte con la banda terrorista, llega a decir que ETA no era tan nociva porque ‘avisaba’ cuando ponía las bombas. O también cuando le preguntan «¿ha valido la pena tanto dolor para llegar hasta aquí?» Muestra una latencia de respuesta muy notable, se lo piensa, pone cara de asco y alega “ha ocurrido, tampoco tiene vuelta lo que ha ocurrido”. Se evidencia una carencia muy significativa de arrepentimiento, visto por ejemplo en varios momentos concretos. El periodista le pregunta que si se considera un terrorista, a lo que él responde «para nada» con expresión facial de duda y encogiendo los hombros. Aprovecha para mandar un saludo, con una sonrisa, a los compañeros que están repartidos por cárceles españolas con condenas más extensas que la suya. Utiliza generalizadores para escudriñar su responsabilidad, aludiendo a que «históricamente la izquierda mundial siempre ha sido violenta».

Elevación unilateral de la comisura labial correspondiente a la emoción de desprecio.

Elevación unilateral de la comisura labial correspondiente a la emoción de desprecio.

Évole le pregunta «¿por qué uno se hace de ETA? Él evita responder directamente, vuelve a escudarse en la masa, «en Euskadi había quince mil militantes de ETA». Y además aquí su prosodia emocional (la tonalidad de la voz) es enérgica, muy intensa en ese momento, se relame, lo dice con verdadero orgullo. «Era algo natural», añade restando importancia a su relación con la banda armada. A esto se suma el desprecio brutal (creo que nunca había captado una emoción de desprecio tan marcada como esta) cuando habla de su condena y de lo que ha padecido siendo perseguido por el gobierno. Todo ello, todos estos argumentos, instantes específicos de su entrevista, no nos dejan inferir otra cosa que la ausencia absoluta de arrepentimiento, su convicción ideológica y lo realizado en el pasado siguen íntegras.

Lee el resto de la entrada »

Mariano Rajoy orgulloso en el ‘no saludo’ a Pedro Sánchez, que no se sorprendió

Rajoy evita el saludo con Pedro Sánchez delante de la prensa/Foto de BERNARDO DÍAZ.

Rajoy evita el saludo con Pedro Sánchez delante de la prensa/Foto de BERNARDO DÍAZ.

De todas, esta es la fotografía más representativa del momento ‘cobra’, no es cierto que a veces una imagen valga más que mil palabras, al menos en lo que a comunicación no verbal se refiere, pero en este caso, la captura del instante fue impecable.

El encuentro entre ambos líderes políticos creaba expectativa más por las formas que por el fondo y desde luego, la escena que reprodujeron no defraudó precisamente en lo que comunicaron no verbalmente.

Frialdad extrema, distancia insuperable entre ambos y relación difícilmente reconciliable. No solo se desprende a través del momento en el que Mariano Rajoy no le da la mano a Pedro Sánchez en un saludo protocolario, sino que podemos apreciar cómo además el representante del PP lo hace con orgullo, ‘infla su pecho’,  yergue su postura y eleva la cabeza, su figura se convierte en una estatua de culto. Es un gesto que tenía meditado y se siente soberbio al haber cumplido, no da la sensación de que “fue un simple despiste” tal y como se apresuró a declarar el líder del PSOE para quitarle importancia al asunto.

Lee el resto de la entrada »