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¿Miente Ábalos? Análisis no verbal

La polémica con el ministro José Luis Ábalos, por la ‘reunión-no-reunión’ con la vicepresidenta de Venezuela en España, continúa dando de qué hablar. Parece que no llegamos a conocer del todo lo que ocurrió y ya van hasta 5 versiones diferentes sobre el encuentro.

Anoche el ministro de Transportes se enfrentó, en el programa de ‘El Objetivo’ de la Sexta, a las preguntas de Ana Pastor (por cierto, no os perdáis su rostro de incredulidad durante casi toda la entrevista).

Prácticamente al inicio ya se produce un lapsus linguae muy significativo. «Ha dado hasta cinco versiones diferentes, ¿de verdad cree que lo ha hecho bien? «No-sí», responde un apresurado Ábalos. Parece que ya no empieza con buen pie…

Lo que está claro es que no es una situación relajada que aprovecha para dar sus sinceras explicaciones. Está tenso y con importante estrés, sus gestos automanipuladores son los protagonistas, se entrelaza los dedos de la mano con más y menos presión durante toda la entrevista y se ajusta la chaqueta en numerosas ocasiones.

Son gestos sin significado en sí mismos, sin función concreta más que la de descargar tensión, nuestro cuerpo las realiza de forma involuntaria como ‘muletillas’ del nerviosismo experimentado internamente.

Otro gesto que repite frecuentemente es el de encogerse de hombros, ¿cuándo lo hacemos? cuando dudamos; este movimiento es un emblema que tenemos muy interiorizado del ‘no lo sé’, ‘no estoy seguro’, duda, falta de convicción en lo que uno dice o falta de memoria.

También es destacable el titubeo cuando relata el momento de la visita, va a la pista, sube al avión, está solo… Fijaos cómo desciende de forma notable la velocidad del habla, ralentiza el ritmo. Esto es producto de lo que se conoce con ‘carga cognitiva‘, su cerebro está tan focalizado en controlar lo que va a decir que consume todos los recursos descuidando o siendo incapaz de mantener un ritmo normal del habla.

Ábalos intenta por todos los medios parecer despreocupado y tibio ante la importancia de la situación, véase su rostro en el momento de pronunciar que el encuentro «dura unos 20 o 25 minutos», pliega los músculos de la cara y entrecierra los ojos, es una emoción social de indiferencia para conseguir neutralidad y credibilidad.

Refuerza también lo anterior con sonrisas y carcajadas breves pero intensas, en cualquier caso desmedidas y fuera de contexto, de esta manera quiere proyectar igualmente indolencia y despreocupación, pero no son coherentes ni al momento ni al resto de su comunicación no verbal.

No os perdáis el vídeo y espero vuestros comentarios!! Y os hago pregunta para nota: ¿Echáis en falta alguna emoción? ¿Qué emoción cabe esperar en el rostro de alguien acusado injustamente de algo no cometido?