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Las 5 claves de la personalidad de Feijóo #ComunicaciónNoVerbal

El nuevo líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, es un misterio para muchos, un gallego de aspecto sobrio, serio, prudente en su comunicación no verbal y, en definitiva, desconocido para una buena mayoría.

Por esta razón, este formato de entrevista tan personal que diseña el programe de Mi Casa es la Tuya beneficia políticamente a cualquier candidato, podemos conocer su historia o la parte de su historia que ellos eligen proyectar, que creen que les representa y esto es importante, ya que cada palabra se escoge estratégicamente.

Feijóo decide destacar sus orígenes humildes, familiares, marcado por una educación fría y dura, cuenta que le envían con tan solo 10 años interno a un colegio con una exigente disciplina. Y sí que puede ser un hecho que marcara el posterior desarrollo de su crecimiento y personalidad.

Feijóo I El Austero.

Así le apodaron en Galicia cuando asumió el cargo y eliminó buena parte de los ministerios para recortar el gasto. Pero esta sobriedad también se extiende a su actitud y comunicación.

A pesar de una notable agilidad mental y locuaz discurso verbal que le dignifican, tiene una tonalidad y ritmo de voz complicadas para conectar con la audiencia.

Resulta muy plano, parco en grandes expresiones emocionales o aspavientos corporales, por lo cuál puede parecer aburrido en su formas y se le complique el propósito de que el público (futuros votantes) puedan empatizar con él e identificarse con su proyecto político.

La racionalidad por encima del carisma.

Feijóo es capaz de agradar a todos pero no fascina. No levanta pasiones para bien, pero tampoco lo hará para mal, no posee una personalidad susceptible de una extraordinaria atracción, pero tampoco de odiar, su talante neutral y templado puede jugar a su favor en muchas circunstancias.

No es nada entusiasta al hablar de ‘lo suyo’ pero tampoco es vehemente en la crítica con sus contrarios. Está claro que Feijóo no daría el perfil de hater.

Respetuoso y muy conciliador.

Se dirige con igual cortesía y consideración hacia aliados y oponentes. Va a ser curioso verlo en los debates de campaña con sus adversarios políticos, porque me cuesta imaginármelo como un polemista ‘guerrillero’, verbalmente hablando, en las contiendas políticas.

Tal y como apunta de él Juanma Moreno: «Tiene la capacidad de integrar personas que piensan muy diferente«. Una cualidad muy valorada en los Gobiernos de coalición de los últimos tiempos.

Es llamativo comparar la respuesta que dan Ayuso y Feijóo sobre Pedro Sánchez, la primera es especialmente dura en su crítica. Sin embargo, el gallego se reduce a advertir: «Voy a intentar llevarme bien».

Realmente no le nace censurar o criticar de forma más personal a alguien, aunque sea un rival directo, posición totalmente opuesta al carácter mucho más ‘guerrillero’ y directo de Ayuso.

Estabilidad emocional.

No suele perder los nervios a pesar de responder a cuestiones controvertidos, no tiene picos, controla muy bien su gestualidad y sus reacciones son moderadas y discretas.

Quizás, el momento más tenso lo apreciamos cuando habla de la última crisis del partido por la confrontación entre Casado y Ayuso y también cuando tiene que opinar sobre VOX; en ambos instantes reacciona de forma similar y verbalmente utiliza la técnica de las evasivas e indirectas para no ‘mojarse’.

Y es que ejecuta un ademán muy identificativo cuando algo le incomoda especialmente, se acaricia el cuello. Se trata de un gesto automanipulador que por sí mismo no indica nada, pero que en muchas personas se produce de forma repetida e involuntaria cuando debe tratar asuntos poco agradables, de alguna manera nos auto-tranquilizamos, nos damos consuelo para relajar cierto estado alterado del organismo. Lo vimos también por ejemplo en Iñaki Urdangarín.

Apuesta fuerte por la honestidad.

La sinceridad es el mirlo blanco de cualquier estrategia política. Deseada por los ciudadanos pero muy difícil de asumir cuando se llega al poder.

Es interesante que su primera promesa electoral sea la de no mentir, creo que es la primera vez que lo escucho así de tajante en el mundo de la política. ¿Cumplirá con su compromiso? Intentaremos dar respuesta con la lupa de la comunicación no verbal.

Rivera, Casado y Abascal, ¿tres personalidades diferentes? #AnálisisNoVerbal

Los tres líderes políticos asistieron a una entrevista de formato más íntimo en el programa de ‘Mi Casa es la tuya‘, no hubo demasiadas preguntas comprometidas ni importantes confrontaciones a nivel político, pero sí nos acercó a la parte más personal del candidato y de este modo se puede perfilar con más certeza el estilo de personalidad/comunicación de cada uno.

Tres ideologías de derechas a diferentes niveles y tres personalidades muy similares, ya que corresponden con la tipología racional-introvertido. Este estilo de personalidad se caracteriza por una tendencia al formalismo, la disciplina, las tradiciones, los datos objetivos, una comunicación directa y mayor estabilidad/frialdad emocional. Ésta digamos es la ‘genética‘ de su forma de ser, ¿la diferencia entre los tres? Aquí entra en juego la parte adaptativa de la personalidad.

Todos nacemos con una tendencia para ser y comportarnos pero hay personas a quienes las circunstancias les hacen cambiar, realmente adaptarse, que no transformarse (porque eso es imposible) pero sí ‘limar’ ciertos aspectos de su carácter para llegar, o encajar, con un mayor grupo de la población. Y esto es algo muy importante en política como podéis imaginar, donde el discurso tiene que ‘calar’ en el mayor grueso de personas posibles. Esta adaptación es muy visible en Pablo Casado y Albert Rivera.

Ambos son personas serias, introvertidas, más distantes pero que han reorientado su parte más genética para transmitir también otras emociones y ser más cercanos. Han ido adquiriendo un estilo comunicativo más positivo y emocional, se muestran sonrientes, utilizan el recurso del humor, cuentan anécdotas personales y familiares para llegar al espectador, utilizan palabras también de mayor impacto emocional, como «familia», «ayuda», «cooperación» o «liberal». Se muestran relajados y cómodos (aunque la procesión vaya por dentro).

En el lado opuesto tenemos a Santiago Abascal, tiene una personalidad arraigada muy similar a la de Casado y Rivera, pero no demuestra un comportamiento adaptativo, sigue dominado por su genética y fiel a su forma de ser, le cuesta entrar en temas personales y emotivos, no sonríe porque no le apetece y es una persona seria, se mantiene a la defensiva en sus apariciones públicas, paraliza su corporalidad, no demuestra emociones en su rostro ni altera su actitud. Esto puede ser un valor personal positivo pero ¿realmente es útil en política? porque ciertamente reduce su conexión con un sector mucho más restringido de la población.

¿Qué opináis? ¿Los políticos deben permanecer fieles a su forma de ser o desoír su genética y readaptarse para llegar a tod@s?

Rivera responde por la supuesta relación con Malú #AnálisisNoVerbal

Analicé a los tres candidatos que asistieron a la entrevista del programa de ‘Mi casa es la tuya’, el ambiente era distendido y todos se centraron en dar a conocer su lado más personal. Si bien es cierto que la pregunta crítica sobre Malú a Albert Rivera merece mención aparte.

Normalmente, Albert Rivera es una persona directa, utiliza las evasivas propias de la política pero no destaca especialmente por ello. Su reacción inmediata ante la pregunta de Bertín sobre su relación con Malú es la de utilizar el humor para contestar, ironiza con que no se no había enterado. Es una buena estrategia para no responder pero ser positivo, se ríe, y cuando se pone serio es para soltar un speech sobre la libertad de los españoles para decidir con quién acostarse, convivir o casarse.

El líder de Ciudadanos habla de forma despersonalizada, echa balones fuera utilizando generalizadores para no protagonizar la respuesta y de esta forma desviar la atención de su relación personal. No lo afirma pero tampoco lo niega, llama la atención que no responda con una clara negativa para desmentir y también que no presente enfado. La ira es la emoción esperada ante una situación que creemos injusta, ante una difamación, una mentira sobre nosotros o situaciones similares y no aparece en ningún momento.

Tampoco se advierten emociones de vergüenza, ni de estrés o incomodidad ante el tema. Se lo toma con bastante tranquilidad, pero también supongo que con mucha preparación. No es una pregunta sorpresiva, podemos intuir que se la esperaba y trabajó en la respuesta.