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El pueblo donde la sonrisa no es señal de alegría

Asumimos que hay expresiones faciales de emociones básicas que son genéticas y universales. Los estudios de Paul Ekman y David Matsumoto (entre otros muchos posteriormente) lo han demostrado. La alegría, la ira, la tristeza, el asco, el miedo y la sorpresa se filtran a través de nuestro rostro de idéntica forma aquí o en Pekín, independientemente del género, raza, cultura, o edad.

Las dos pruebas que son más demostativas de ello son las investigaciones realizadas con personas ciegas de nacimiento y con las imágenes de bebés aún en el vientre materno, en ambos casos no pueden aprender las expresiones por imitación, y sin embargo mostraban configuraciones faciales idénticas de las emociones antes mencionadas que el resto de personas.

Aunque según los estudios de los últimos años puede que alguna herencia cultural haya modificado esta genética de las expresiones emocionales y su significado universal. Las Islas Trobriand están en Papúa Nueva Guinea y sus habitantes no conocen la electricidad ni el agua corriente, viven de un modo muy rudimentario y se alimentan de lo que les da la tierra y el mar. Se trata de una cultura muy particular a todos los niveles, lo cuál llamó la atención del psicólogo Carlos Crivelli y del antropólogo Sergio Jarillo, del Museo de Historia Natural de Nueva York, quienes quisieron comprobar si en esta población apartada de la civilización y con sus propias reglas, expresarían y reconocerían las emociones de igual forma que el resto de las culturas.

Les mostraron a 68 niños y adolescentes de las islas seis fotografías con las expresiones faciales prototípicas de alegría, tristeza, enfado, miedo y asco, más un rostro neutro. Hicieron lo mismo con 113 jóvenes de la ciudad de Madrid. Resultó que en Trobriand, solo el 58% de los chicos asoció la sonrisa a la alegría. El 46% acertó con la tristeza. El 31%, con el miedo. El 25%, con el asco. Y solo el 7% vinculó un rostro con el ceño fruncido al enfado. En Matemo, una isla perdida de Mozambique, los investigadores obtuvieron resultados similares. En Madrid, los participantes agruparon todas las emociones básicas con sus supuestas expresiones faciales universales con un éxito que rondaba el 100%.

Parece ser que en esta cultura en concreto asocian más la sonrisa con el atractivo que con la felicidad, pero también muestran dificultades a la hora de asociar el resto de emociones básicas, especialmente la ira, habrá que profundizar ahora el porqué de estos resultados, qué significan para ellos esas caras, cuándo las expresan, si es que tuvieron problemas para reconocer los rostros, confusión o simplemente, para ellos, estas emociones se expresan de otras formas. Los porcentajes de reconocimiento no dejan de ser curiosos y solo despiertan la inquietud por seguir conociendo más de esta extravagante cultura.