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La comunicación no verbal de la infidelidad: ‘La Isla de las Tentaciones’ (Tom y Melyssa)

La comunicación no verbal ofrece muchos indicios visibles sobre una infidelidad, otra cosa es que queramos asumirlas o no. Me llamó mucho la atención la percepción de Melyssa desde el principio al ver las imágenes de su pareja Tom, vio secuencias mucho más subidas de tono con Luzma (lametón de cuello incluido), sin embargo la pareja de Tom lo tuvo claro enseguida, «el peligro lo veo con Sandra».

¿Por qué su intuición apuntaba a esa chica con una relación más ‘inocente’ con Tom?

No es magia, según los resultados de la investigación llevada a cabo por el psicólogo Nathaniel Lambert, y su equipo en la Universidad de Brigham, «los seres humanos tenemos la capacidad de realizar juicios muy precisos sobre otros viendo sólo un breve ejemplo de su comportamiento (sobre todo, si ya conocemos a esa persona previamente). En vídeos de cinco minutos podemos evaluar ciertas pistas verbales o visuales que ya apuntan a una cierta ambivalencia y/o falta de credibilidad”.

Seguramente Melyssa no supo ponerle nombre a aquella intuición inicial, pero ésta no proviene más que del rápido y acertado análisis que hizo sobre el sutil comportamiento no verbal de Tom, en el que observó las miradas, el trato, su tono de voz, la vigilancia hacia a ella y ciertas actitudes de afecto más profundo con Sandra que con Luzma. No se equivocó.

Anoche culminó la infidelidad, aunque la deslealtad ya comenzara mucho antes y su lenguaje corporal le delatara desde el principio ante los ojos de la atenta Melyssa. ¿La reacción de Tom? Tremendamente egoísta e inmadura. Destaca su deseo de ver que Melyssa también le había traicionado en la otra casa, era su única esperanza para tratar de desprenderse de la culpa.

Una actitud que demuestra una carencia absoluta de gestión emocional y de empatía por los demás (más si cabe por la persona a la que supuestamente amabas). No quiere enfrentarse a sus actos ni responsabilizarse de lo que él sabe perfectamente que es un comportamiento más que reprobable, solo quiere centrarse en sus impulsos y que el sufrimiento de Melyssa ‘no le moleste’ en su nueva etapa.

 

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Me lo habéis preguntado muchísimo. ¿Las emociones que vemos en el exitoso programa de televisión son reales o fingidas? Y lo cierto es que el reality de ‘La Isla de las Tentaciones‘ ha ido adquiriendo una trama de comportamientos y relaciones complejas que parecen más propias de un guion hollywodiense que de la vida cotidiana. Pero la realidad supera casi siempre a la ficción, y no hay mayor prueba que el caso que nos ocupa.

El análisis daría para mucho y para centrarse detenidamente en cada uno de los protagonistas del programa pero nos vamos a quedar con Fani y Cristopher, por razones obvias. Sus conductas son las que más han trascendido e incluso viralizado en redes sociales.

Al grito de ¡Estefaníiiiiiaaaaaa! hemos podido ver (pincha aquí para acceder al vídeo) una de las reacciones más desgarradoras de la historia de la ‘telerrealidad‘. Cristopher se muestra fuera de sí cuando ve en una pantalla que su pareja durante 7 años le ha sido infiel, y, en principio, podemos descartar que tanto Cristopher como Fani se dediquen a la interpretación profesional, ni están formados ni preparados para fingir de tal manera.

Sí, su lamento fue sentido, espontáneo y totalmente impulsivo. Podemos ver el alto grado de la emoción de ira que se dibuja en su rostro, mezcla además de la desesperación y la tristeza con rabia extrema que podemos observar en su lenguaje corporal, se levanta de forma rápida, agresiva, los movimientos del cuerpo están descontrolados.

Cuando la furia es muy fuerte, la emoción va acompañada de cambios fisiológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial; así como una elevación de ciertas hormonas en sangre. Esta ira que observamos es una respuesta natural ante la amenaza (física o sentimental) con un comportamiento de lucha y defensa cuando nos sentimos atacados.

La rabia surge ante condiciones que generan frustración, interrupción de una conducta motivada, situaciones injustas, o atentados contra valores morales. Como vemos, en este contexto está más que justificada esta reacción.

Cristopher continúa con un proceso mental también propio de esta emoción de ira real: Focaliza toda su atención en los obstáculos externos que impiden la consecución del objetivo o son que son responsables de su frustración, cae en un estado de obnubilación e incapacidad para racionalizar la situación. Corre hacia la playa para ir en su búsqueda, la llama gritando su nombre, ignorando que era físicamente imposible llegar hasta ella o que ésta le escuchase.

Por otra parte observamos la insólita reacción de Fani cuando, en la confrontación con Cristopher, visualizan juntos las imágenes de su infidelidad. Se tapa la cara (siente la emoción de vergüenza), pero se ríe. Y se ríe mucho. ¿Por qué reacciona de esa forma?

Hay dos posibilidades: Tiene un ataque de lo que se conoce como risa nerviosa o inapropiada por los nervios o, segunda opción, muestra tal indiferencia porque la que ya considera su expareja que la situación le resulta cómica.

Respecto a la primera, a todos nos ha pasado alguna vez, estás hablando de algo muy tenso, y tu cuerpo responde riendo, esta sonrisa o carcajada nerviosa es una respuesta psicológica a la ansiedad y la tensión, nuestro cerebro nos hace reír para aliviar la tensión, incluso si realmente no queremos. Se trata de un mecanismo de defensa que se activa cuando nos enfrentamos a algo traumático o angustiante.

La segunda hipótesis no es tan benevolente. Decía Schopenhauer que «gozar de la desgracia de otros es demoníaco». Disfrutar de la desgracia ajena se debe principalmente a tres causas: la agresión, es decir, regocijarte de que tú ganas y el otro pierde; el sentimiento de justicia al ver roto a alguien que consideramos que se lo merece y por último, una rivalidad personal profunda motivada por la venganza, la envidia o el rencor.

¿Qué pensáis que le puede haber ocurrido?