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La sensación de saber que vas a enamorarte de un desconocido

En el mundo de las emociones, encontramos sentimientos sin nombre, al menos en la propia lengua, sin embargo existen, las sentimos perfectamente aunque no sepamos bien cómo describirlos.

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Reconozco que para mí ha sido todo un descubrimiento el término japonés: ‘Koi No Yokan‘, ya que este concepto recoge una sensación que yo misma había experimentado en muchas ocasiones, y es la de conocer a alguien con el que sabes que vas a conectar, que ese todavía desconocido va a estar en tu vida de una forma intensa.

Intuyes que esa persona extraña se va a convertir en uno de tus mejores amigos, que va a marcar tu vida, que vas a enamorarte de ella.

Koi No Yokan‘ no es exactamente un flechazo, es más bien una intuición, un vaticinio. Se define como el presentimiento al conocer a alguien de que inevitablemente, tarde o temprano, te enamorarás de él o ella.

Una fuerte premonición del amor o la amistad. Simplemente sientes que ya no hay vuelta atrás. Solo te queda esperar ser correspondido (importante).

Los japoneses se sorprenden y lamentan de que esta expresión no exista en ninguna otra lengua. Para ellos es tremendamente importante y su uso está muy presente y extendido en el lenguaje diario.

A nuestro rico idioma todavía le faltan expresiones para designar emociones que identifiquen situaciones que vivimos a menudo. Necesitamos urgentemente una palabra que describa esta sensación en castellano. ¿La habéis sentido?

 

¿Nos enamoramos más en verano? La ciencia responde

Quién no ha vivido un apasionado y breve amor de verano

Este hecho relatado por muchos ha despertado la curiosidad de la Neurociencia para estudiar la relación entre las emociones y las relaciones veraniegas y han demostrado que no es un mito. Existe esta relación y hay varios hechos que lo demuestran.

La hipótesis inicial no era subjetiva, realmente hay datos que despertaron el interés de los investigadores: en verano aumenta significativamente la venta de preservativos y, por otro lado, el mayor índice de nacimientos se produce 9 meses después de las vacaciones, en julio y septiembre. Es decir, todos los encuentros íntimos quedan cubiertos en esta estadística.

La ciencia legitima la creencia popular sobre el verano y el amor. En primer lugar, es una obviedad, las condiciones climatológicas agradables aumentan la actividad social y por tanto el contacto entre seres humanos. Además, el sol activa la producción de dopamina y serotonina, las cuáles favorecen un estado de bienestar muy positivo, equilibran las emociones y reducen el estrés y la ansiedad. También la oxitocina (la conocida como hormona del amor) asume protagonismo en verano, ya que ésta aumenta con la temperatura cálida y la exposición al sol.

Además, el amor se ve potenciado en situaciones de activación fisiológica, de excitación, por ejemplo, cuando practicamos deporte, viajamos, bailamos… actividades más probables en verano que en invierno.

Y no olvidemos el atractivo físico, no es políticamente correcto pero esta variable es de las más importantes para enamorarnos según la ciencia. La belleza facilita conductas de acercamiento, física y psicológicamente y además provoca un efecto de halo positivo, ya que la asociamos directamente al éxito personal, a la inteligencia y cualidades varias.  Esto también podría ser una variable que influya, en verano tenemos mejor tono de piel, lucimos más guapos, vestimos con más color y nuestro cuerpo está más expuesto a los demás. Todo suma…