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Leyendo emociones: humanos vs. máquinas

Para la vida social resulta imprescindible detectar correctamente las emociones de los demás, y según sabemos, estas se manifiestan predominantemente a través del rostro. Hasta los últimos años se creía imposible que las maquinas leyeran las emociones, pero…

¿Sabías que ya hay softwares que reconocen las emociones de la gente?

Fotografía publicada en el perfil Twitter de Affectiva

Fotografía publicada en el perfil Twitter de Affectiva

El psicólogo experto en comunicación no verbal, Alan Crawley, autor del canal ‘Sin verba‘, ha traducido e interpretado, en exclusiva para este blog, un reciente estudio (abril 2020) donde se compara experimentalmente el rendimiento para el reconocimiento facial por parte del hombre con el de la tecnología más avanzada para ello hasta el día de hoy. ¿Quién ganará, el ojo humano o el software?

Las grabaciones de vídeo de lugares tan distintos como aeropuertos, centros comerciales, supermercados y cualquier otro lugar pueden ser analizadas con estos softwares. Su uso incrementa con el paso del tiempo y se extiende a muchos contextos diferentes, aunque aún surgen algunas preguntas: ¿cómo funcionan?, ¿cuán precisos son?

La mayoría de estos softwares trabajan con lo que se conoce como las seis o sietes emociones básicas: alegría, tristeza, temor, ira, asco, sorpresa y desprecio.

Según la teoría neurocultural, éstas son emociones universales que al experimentarlas se manifiestan en el rostro con un determinado conjunto de movimientos faciales únicos e iguales en las personas de todo el mundo.

Prácticamente todos estos softwares funcionan con la misma idea principal de que el rostro es la ventana de los sentimientos reales y ciertas expresiones señalan que se siente una de estas emociones básicas.

En un estudio recientemente publicado en abril de este año 2020, los investigadores Dupré, Krumhuber, Küster, y McKeown, pusieron a prueba la precisión de 8 softwares comerciales en el reconocimiento de estas emociones. Los softwares analizaron 937 videos de expresiones faciales posadas (actuadas) y espontáneas (como respuesta a un estímulo).

Por otro lado, un grupo de 14 participantes evaluó los mismos vídeos. Para descubrir cuál de los grupos lee mejor las emociones, las personas o las máquinas, se compararon las respuestas obtenidas. ¿Qué creen que encontraron?

Las personas identificaron las emociones correctamente en un 72% de las veces en comparación con la precisión claramente menor de entre el 42% y el 62% obtenida por los softwares comerciales.

Fotografía publicada por los autores en la que muestra la comparativa de resultados

Fotografía publicada por los autores en la que muestra la comparativa de resultados

La tasa de acierto de los humanos fue notablemente superior para el reconocimiento de ambas expresiones, posadas y espontáneas, lo que demuestra la valiosa percepción humana.

Para que estos softwares se vuelvan más eficaces, sugieren los autores, deben:

  1. Incluir otras categorías mentales tales como el aburrimiento, interés, dolor y frustración.
  2. Revisar la teoría sobre la que se sustentan.
  3. Contemplar las variables e influencias contextuales.

Y tú, ¿te consideras un buen lector de emociones? ¡Cuéntanos tus experiencias! 🙂

 

*Fuentes:

Dupré D, Krumhuber EG, Küster D, McKeown GJ (2020) A performance comparison of eight commercially available automatic classifiers for facial affect recognition. PLoS ONE 15(4): e0231968. Copyright: © 2020 Dupré et al. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de Creative Commons Attribution License , que permite el uso, la distribución y la reproducción sin restricciones en cualquier medio, siempre que se acredite al autor original y a la fuente.

Softwares comerciales usados: CrowdEmotion’s FaceVideo, Emotient’s Facet, Microsoft’s Cognitive Services, MorphCast’s, EmotionalTracking, Neurodata Lab’s EmotionRecognition, VicarVison’s FaceReader and VisageTechnologies’ FaceAnalysis.

El pueblo donde la sonrisa no es señal de alegría

Asumimos que hay expresiones faciales de emociones básicas que son genéticas y universales. Los estudios de Paul Ekman y David Matsumoto (entre otros muchos posteriormente) lo han demostrado. La alegría, la ira, la tristeza, el asco, el miedo y la sorpresa se filtran a través de nuestro rostro de idéntica forma aquí o en Pekín, independientemente del género, raza, cultura, o edad.

Las dos pruebas que son más demostativas de ello son las investigaciones realizadas con personas ciegas de nacimiento y con las imágenes de bebés aún en el vientre materno, en ambos casos no pueden aprender las expresiones por imitación, y sin embargo mostraban configuraciones faciales idénticas de las emociones antes mencionadas que el resto de personas.

Aunque según los estudios de los últimos años puede que alguna herencia cultural haya modificado esta genética de las expresiones emocionales y su significado universal. Las Islas Trobriand están en Papúa Nueva Guinea y sus habitantes no conocen la electricidad ni el agua corriente, viven de un modo muy rudimentario y se alimentan de lo que les da la tierra y el mar. Se trata de una cultura muy particular a todos los niveles, lo cuál llamó la atención del psicólogo Carlos Crivelli y del antropólogo Sergio Jarillo, del Museo de Historia Natural de Nueva York, quienes quisieron comprobar si en esta población apartada de la civilización y con sus propias reglas, expresarían y reconocerían las emociones de igual forma que el resto de las culturas.

Les mostraron a 68 niños y adolescentes de las islas seis fotografías con las expresiones faciales prototípicas de alegría, tristeza, enfado, miedo y asco, más un rostro neutro. Hicieron lo mismo con 113 jóvenes de la ciudad de Madrid. Resultó que en Trobriand, solo el 58% de los chicos asoció la sonrisa a la alegría. El 46% acertó con la tristeza. El 31%, con el miedo. El 25%, con el asco. Y solo el 7% vinculó un rostro con el ceño fruncido al enfado. En Matemo, una isla perdida de Mozambique, los investigadores obtuvieron resultados similares. En Madrid, los participantes agruparon todas las emociones básicas con sus supuestas expresiones faciales universales con un éxito que rondaba el 100%.

Parece ser que en esta cultura en concreto asocian más la sonrisa con el atractivo que con la felicidad, pero también muestran dificultades a la hora de asociar el resto de emociones básicas, especialmente la ira, habrá que profundizar ahora el porqué de estos resultados, qué significan para ellos esas caras, cuándo las expresan, si es que tuvieron problemas para reconocer los rostros, confusión o simplemente, para ellos, estas emociones se expresan de otras formas. Los porcentajes de reconocimiento no dejan de ser curiosos y solo despiertan la inquietud por seguir conociendo más de esta extravagante cultura.

 

¿Sabemos distinguir las sonrisas verdaderas de las falsas?

La respuesta es que sí, independientemente del lugar del mundo al que pertenezcamos. Ya sabíamos que la expresión emocional de la alegría es una emoción básica/primaria universal, una sonrisa tiene el mismo significado seas del genéro o de la cultura que seas. Aún así, Greg Bryant, investigador de Universidad de California, se preguntaba si en todas las culturas seríamos capaces de saber reconocer cuándo la risa estaba asociada a una alegría sincera o si era una mera pose.

El experimento ha durado más de una decada y sus resultados afirman que sí somos capaces de discernir la sonrisa genuina de la fingida. Trabajando con la premisa de que la risa es una poderosa y universal «señal de juego» que permite a las personas predecir el comportamiento y la afinidad, Bryant, junto con Daniel Fessler, profesor de antropología evolutiva de la UCLA, y sus coautores, expandieron sus hipótesis previas para incluir 884 participantes en el estudio de EEUU de otros 20 países y que representaban ya a los seis continentes.

Para la risa real, los investigadores extrajeron risas de conversaciones grabadas entre pares de amigos y amigas de habla inglesa. Para las falsas, tomaron la risa producida por mujeres a las que se les pidió que se rieran a la orden. En todas las culturas, los oyentes pudieron aseverar con un nivel superior a lo esperado por azar si la risa era real o no. Pero había alguna variación. Por ejemplo, los oyentes de Samoa solo obtuvieron la respuesta correcta el 56% de las veces, mientras que los oyentes japoneses obtuvieron la respuesta correcta el 69%.

También, y en general, los participantes de las sociedades más pequeñas y menos industrializadas fueron más precisos en la identificación de risas falsas. Los investigadores comentan que el resultado sugiere que en lugares donde las relaciones sociales profundas y complejas son críticas para la supervivencia, las personas están más en sintonía con el compromiso emocional de los demás, y es más probable que utilicen esas señales para predecir el comportamiento de otras personas.

Ma-ra-vi-llo-so 🙂

Mañana continuremos con la segunda parte de la investigación y tendréis alguna muestra auditiva de sonrisas para comprobar vuestra pericia!

 

 

 

*Fuentes de consulta:

http://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0956797618778235

http://newsroom.ucla.edu/releases/ucla-s-laughter-guy-dissects-features-of-counterfeit-chortling