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Lo que todos los políticos deberían decir en sus discursos (miedo me da contarlo)

Soy partidaria de la espontaneidad y la naturalidad a la hora de expresar nuestro mensaje, nuestras emociones; pero seamos realistas, un gran líder político jamás puede dejar su discurso en manos de la improvisación. Hay políticos que son recordados solo por sus palabras o frases memorables, normalemente emocionales (por ejemplo, aquel «yo tengo en sueño» de Martin Luther King), que traspasan generaciones y siempre seguirán ahí como parte de la historia.

El poder de las palabras que utilizamos es innegable, son la herramienta de la inspiración pero también sabemos ahora que lo son de la movilización. Nuestra ya conocida experta en logopedia y comunicación no verbal, Carmen Acosta, fundadora de OHLAVOZ, nos descubre el secreto mejor guardado de los asesores políticos más influyentes del mundo, un paso más allá de la mera persuasión a través del discurso; el poder del verbo:

Todas las palabras ‘suenan’ en nuestros cerebros aunque las leamos en silencio. Investigaciones recientes nos demuestran que incluso algunas de ellas: los verbos de acción, son capaces de activar en nuestro cerebro las zonas que pondríamos en marcha si fuésemos nosotros los que estuviésemos realizando esa acción.

Siempre hemos sabido que el lenguaje es muy poderoso, pero ahora empezamos a entender mejor por qué. Si escuchamos “escribir” nuestro cerebro pone en marcha las zonas que se encargan de enviar las órdenes a los músculos necesarios para realizar esta acción. Es como si nuestro cerebro hiciera una simulación de la acción y nos preparara para ejecutarla.

Warrington & McCarthy, entre otros, llevan muchos años investigando sobre dónde almacena el cerebro las palabras que aprendemos y cada vez hay más evidencia de que el cerebro almacena de manera separada los sustantivos y los verbos. Guardando a los primeros en las áreas visuales y a los últimos en las áreas motoras.

Ello es así porque los sustantivos, excepto los que son abstractos, los aprendemos asociados a los objetos o a los seres que vemos, mientras que los verbos, en general, los aprendemos asociados al movimiento. Nos cuentan estas investigaciones que al escuchar un sustantivo tendemos a visualizarlo porque se activan las zonas visuales de nuestro cerebro, que además de ser las áreas responsables de que podamos ver, almacenan este tipo de palabras. Mientras que al escuchar un verbo nos preparamos para la acción porque se activan las zonas motoras que, además de ser las encargadas de dar órdenes a los músculos, son también el almacén de los verbos.

¿Os dais cuenta de que esto es de suma importancia a la hora de redactar discursos o mensajes que pretendan movilizar a la audiencia? ¿Lo sabrán nuestros políticos?

Parece que Mauthner tenía razón cuando a principios del sXX ya decía , que verbos, sustantivos y adjetivos no son meras categorías gramaticales, sino modos de ver el mundo. De manera dinámica: verbos, estática y objetiva: sustantivos, o subjetiva: adjetivos.

Luces y sombras no verbales de los tres candidatos socialistas

Las primarias para liderar el PSOE se celebrarán el 21 de mayo. Los aspirantes tienen sus luces y sombras a la hora de gestionar su comunicación no verbal en el discurso político. En períodos electorales los estilos de comunicación adquieren una importancia fundamental a la hora de transmitir, conectar, enganchar y conseguir votos y, lo más importante, para lograr la confianza y credibilidad de los ciudadanos.

La comunicación no verbal de Patxi López es la que pasa más desapercibida de las tres opciones. Correcto, moderado y honesto en su expresión no posee la fuerza suficiente para convencer. Su gestualidad es muy plana y neutral, poco característica y su fluidez verbal tiene carencias, con numerosas interrupciones y errores en la producción del lenguaje que te hacen desconectar. Lo positivo, en este sentido, es que gana en el ‘tú a tú’, inspira serenidad, confianza y seguridad pero no transmite emociones, de este modo, en un mitin no despierta el impulso necesario en la masa para seguirle y apostar por su proyecto.

Todo lo contrario ocurre si analizamos el discurso de Susana Díaz, vehemente en su movilidad corporal, es capaz de despertar rechazos pero también profunda admiración por parte de sus seguidores. Las fluctuaciones tonales en su comunicación captan muy bien la atención del oyente y tilda cada palabra de una fuerte connotación emocional, su expresividad facial es espontánea, intensa y constante en su comunicación, tiene el atractivo necesario para conectar con la gente, aunque en ocasiones peca de sonrisas muy forzadas y de superficialidad en su actitud, que pueden suscitar recelo en el electorado.

En las elecciones generales al Gobierno de España, Pedro Sánchez protagonizó una curiosa evolución, comenzó estable, seguro de sí mismo, y sonriente hasta la extenuación, pero después de sus resultados se desestabilizó notablemente, se tornó altivo en exceso y nervioso. En esta ocasión, su imagen puede verse de nuevo fortalecida por su rol de ‘mártir’ tras pactos y traiciones de sus compañeros de partido. Su mayor debilidad ha sido siempre la falta de naturalidad, pero su mirada a cámara es muy potente, es atractivo en apariencia y comunicación,  y esto juega muy en su favor a la hora de captar seguidores.