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Propósito para 2021: El crecimiento postraumático

Para la mayoría, cuesta extraer algo positivo de esta pandemia sanitaria, de un 2020 que finaliza plagado de situaciones inimaginables, de miedo, confinamiento, soledad, ansiedad, ‘nuevas anormalidades’, dolor, nostalgia, crisis, muerte. El coronavirus ha protagonizado un año para querer borrar de nuestra vida, ¿o no? En lugar de borrar, ¿se puede aprender del trauma?, ¿incluso crecer?

Fotografía Pixabay License

Fotografía Pixabay License

En psicología positiva hay un concepto, no exento de controversia, que define la irremediable transformación que todos padecemos tras un suceso crítico, se trata del ‘crecimiento postraumático‘ como resultado de una profunda reestructuración individual. Sé que resulta complicado imaginar cómo un trauma emocional puede aportarnos algo positivo, no obstante ocurre con bastante frecuencia.

Tras un ‘tsunami existencial’ nunca volvemos a ser los mismos, pero la psicología nos dice que la tendencia de cambio y resurgir suele ser positiva, a pesar del sufrimiento que dejamos atrás. La lucha implica una revolución en la visión del mundo de las personas y lo que suele provocar es:

  • Una nueva escala de prioridades. La vida se revaloriza y tras el confinamiento es un elemento que todos hemos podido apreciar de cerca: volver a encontrarnos con nuestros seres queridos, un abrazo, el sol en la cara, retomar nuestra actividad social… Nuestros deseos eran simples pero esenciales (antes, rutinas sin nada de especial).
  • Quizás nuestros vínculos sociales y afectivos se han reducido en cantidad, pero los que mantenemos ahora son más fuertes. Al hacer frente a la adversidad común nos unimos más a quienes queremos y aumentamos nuestra empatía, solidaridad y compasión.
  • Se refuerza nuestra autoconfianza. El trauma nos hace conscientes de que somos más fuertes de lo que pensábamos, nos acoraza para afrontar situaciones adversas futuras.
  • Redireccionar nuestra vida personal y profesional. Quizá durante este año te has dado cuenta que la persona con la que tenías una relación no ha estado a la altura, o que tu verdadera vocación es otra, o que tu negocio necesitaba un refuerzo más digital, o de lo importante que ha sido tu personal para salir de esta.

Ha cambiado nuestra forma de vivir y nos toca sanar y poner en marcha una reestructuración de perspectivas, acompañados por estrés y emociones negativas, desagradables en este proceso, pero necesarias para que el crecimiento se produzca.

No todos llegaremos a crecer del mismo modo, se ha demostrado que todo ello depende de nuestra personalidad (optimismo, positividad, resiliencia), quienes recurran a estilos reflexivos y de expresión emocional experimentan en mayor grado los resultados positivos.

Siempre estamos a tiempo para reevaluar todo lo que nos ha ocurrido. Lo sugiero como propósito para 2021, porque nos merecemos un año mejor y esto también pasa por cuidar el diálogo con nosotros mismos.

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El liderazgo femenino en tiempos de coronavirus

Según los datos de la ‘European Center for Disease Prevention and Control‘, se evidencia que los países liderados por mujeres durante esta crisis del Covid-19 han gestionado y adoptado unas medidas y decisiones más eficaces que el resto. Las cifran hablan por sí solas, ¿será casualidad?

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.DAVID ROWLAND / EFE

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. DAVID ROWLAND / EFE

En la era de las redes sociales y la conexión global, todos hemos sido testigos de cómo los líderes políticos han abanderado la comunicación y desarrollo de esta pandemia mundial, en muchos casos, con catastróficas consecuencias.

Discursos negligentes, negacionistas, irresponsables, engañosos, con metáforas beligerantes…. Un lenguaje masculino que trataba de alentar la ardiente lucha del guerrero, la ofensiva, el ataque, antiguos valores de una guerra que no existía, porque nuestro enemigo no era visible, porque no teníamos armas. Nada tenía sentido en este estilo de comunicación.

Aunque parece que no se dé importancia o que sea fruto de la mera coincidencia azarosa, existe otro lado, otro resultado, otro tipo de gestión exitosa. Algunas líderes del mundo han tomado decisiones contundentes, pero se han desmarcado de ese inútil discurso de guerra.

A pesar de ello, no les ha faltado arrojo y decisión a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen; a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, o a la canciller alemana, Angela Merkel, para implementar medidas inminentes, arriesgadas, innovadoras, drásticas y, sobre todo, acompañadas de cristalinas declaraciones a la ciudadanía desde el primer momento. A la vez que adoptaron gestos solidarios y empáticos.

La primera ministra de Islandia, Katrín Jakobsdóttir, decidió realizar test diagnósticos a todos sus ciudadanos sin excepción. La primera ministra noruega, Erna Solberg, apareció en televisión para hablar directamente con los niños de su país, organizando una rueda de prensa en la que la presencia de los adultos no estaba permitida. Todos los componentes del Gobierno neozelandés de Jacinda Ardern se han bajado el sueldo un 20%, en solidaridad con la crisis económica que se avecina.

Detalles y transparencia en medio del caos que, a pesar de que la gestión política no sea perfecta, potencian una sensación de cercanía, protección, calidez, humildad y consideración con la ciudadanía. Queremos que nuestros políticos tengan la inteligencia analítica suficiente como para diseñar estrategias efectivas pero sin olvidar que la empatía es el medio por el que se analiza el impacto en las personas de las medidas que se deciden.

Intuición, inteligencia emocional, humildad, prudencia, moderación, solidaridad, cooperación, calidez, sensatez, capacidad de escucha, humanidad. Estos son los valores que se necesitan ahora, no los valores que promueve el concepto de ‘guerra’.

Los buenos valores no son exclusivos del mundo femenino, en absoluto; las mujeres no son peores ni mejores en puestos de liderazgo, pero sí aportan una perspectiva complementaria necesaria y han de ser capaces de llegar a esos puestos para demostrar su poder de implementar y gestionar la crisis y el cambio.

 

 

 

Carta al autónomo. Crisis: La inversión en tu proyecto menos deseada

Tiempo, dinero, sacrificio, preocupación, trabajo sin horario, responsabilidad, familias que dependen del negocio en el que tú has creído… Los autónomos se juegan mucho en esta crisis del coronavirus y se han convertido en los grandes olvidados.

Juana María Robles. Directora del Centro de Psicología ‘Despierta’ de Linares y Málaga.

Hoy tenemos como firma invitada en este blog a Juana María Robles, psicóloga y directora del Centro ‘Psicología Creativa, quiere utilizar este espacio para enviar un mensaje de apoyo a los que, como ella, invirtieron todo lo que tenían en un sueño. Esta carta va dirigida a todos vosotros:

Al igual que tú, todos sabemos que levantar un negocio es una tarea que se desarrolla con gran esfuerzo y constancia, que el día a día se convierte en una carrera de fondo para sacar adelante tu propia economía, he ahí tu gran fortaleza.

Es por ello que ahora no puedes rendirte. Si bien es cierto que aquello por lo que tanto has luchado se ha paralizado, ahora toca levantarse de nuevo, con más fuerza, como solo tú sabes hacerlo.

Sí, has demostrado tus estrategias psicológicas en momentos decisivos:

  • Resolver continuos conflictos.
  • Asumir riesgos y ejecutar decisiones.
  • Actualizar y generar nuevos proyectos.
  • Confiar y dar seguridad en sus directrices.
  • Amar aquello por lo que trabajan.
  • Poseer alta inteligencia emocional y gran resiliencia.

Y sí, ahora te encuentras en estas dificultades psicológicas ocasionadas por la crisis económica: 

  • Sentimientos de rabia, impotencia e incomprensión.
  • Falta de control de los hechos y desesperación.
  • Preocupación excesiva por la gran incertidumbre y falta de información.
  • Ansiedad por pensamientos negativos y/o catastróficos.

A ti, que estas viviendo esta situación, no eres culpable. No te sientas mal, porque lo que te está sucediendo no está bajo tu control, es un hecho impredecible que forma parte de la continua inestabilidad económica que se sufre como empresario, por eso cáete, pero para levantarte con más fuerza.

Mi recomendación, aunque sé que no es la deseada: La inversión.

No pienses en abandonar, cree en la reinversión de tu proyecto. Nuevamente debes recurrir a la obtención de más liquidez para salvar tu vida laboral, personal y familiar. Los bancos, esos ‘amigos fieles’ de todo autónomo, nos tienden la mano, y qué dulce ‘ayuda’ cuando te estás ahogando y te sacan a flote

Desde un punto de vista constructivo, debes seguir creyendo y creando tu proyecto, tu futuro, que ahora necesita de una ayuda externa, la financiación.

Tómalo como una inversión de amor propio, para poder continuar en esta carrera que a todos nos apasiona, el emprendimiento.