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Albert Rivera en campaña: quiere dominar e impresionar tanto que a veces su comunicación se vuelve caótica

La campaña electoral es una situación emocionalmente intensa capaz de modificar a placer el comportamiento de los líderes políticos más estables y preparados. Las situaciones estresantes son capaces de alterar hasta las conductas o incluso rasgos de personalidad más arraigados. Vamos a ver por tanto cómo han evolucionado los cuatro principales aspirantes al gobierno, así como sus fortalezas y debilidades en base a su expresión no verbal.

 El candidato de Ciudadanos este miércoles en Santander. (EFE/Pedro Puente Hoyos)

El candidato de Ciudadanos este miércoles en Santander. (EFE/Pedro Puente Hoyos)

En términos de comunicación no verbal, es el más completo de los cuatro candidatos. Desde el inició cautivaron sus formas elegantes en el movimiento y la postura, su gestualidad perfectamente armoniosa con su discurso, su agudeza mental, el cuidado de su imagen… la verdad que era aburrido analizarle porque todo era casi perfecto, pero todo cambió con los debates.

He visto a Rivera muy nervioso, tiene un comportamiento dominante y se impacienta cuando no es él quién habla, se muestra tremendamente controlador, y a veces al no poder manejar él la situación, se frustra y canaliza toda esa tensión a través de su expresividad no verbal, no respeta corporalmente los turnos de palabra, se balancea, se arregla el traje, se retuerce los dedos, se mueve constantemente, suda y cuando le toca, interviene con impulsividad y tensión. Me ha sorprendido lo descontrolado que se ha tornado en este tipo de debates. Esta imagen no le favorece ya que provoca una alta inseguridad en el observador.

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Inés Arrimadas, un ejemplo de comunicación no verbal casi impecable

La líder de Ciudadanos en Cataluña, en el Parlament (ACN).

La líder de Ciudadanos en Cataluña, en el Parlament (ACN).

Dejando formaciones políticas e ideologías aparte, Inés Arrimadas representa el cómo sí se debe comunicar, cómo gestionar el comportamiento no verbal de forma asertiva, natural y sincera y cómo en definitiva conectar con la gente más allá del auditorio en el que se desenvuelve. Se ha convertido en poco tiempo en la reina de la persuasión en comunicación política, al igual que los subrayados policromáticos de sus anotaciones, sus declaraciones están llenas de color y armonía, sus ideas fluyen, no lee, conecta con el público como nadie.

Comenzó tímida, muy tímida, sus intervenciones iniciales estaban repletas de inseguridades, titubeos, dudas, tartamudeaba y cometía errores en las palabras escogidas, se sonrojaba continuamente, detectábamos fácilmente expresiones faciales de vergüenza y sofoco, el volumen en su intervención verbal se producía casi inaudible, era aun torpe en el arte de convencer.

En la actualidad, todo ha cambiado, su proyección comunicativa es prácticamente perfecta, todos cometemos errores pero los suyos son insignificantes, los elementos generales y fundamentales para el éxito comunicativo los cumple a rajatabla.

En primer lugar hay algo que me provoca absoluta admiración por su estilo comunicativo: ¿Podemos captar expresiones de ira en Arrimadas? Lo he intentado, pero es ardua tarea, su rol político no es sencillo, se enfrenta especialmente a duros ataques por sus adversarios en “un todos contra una” la emoción esperada en sus confrontaciones serían todas las relacionadas con la tensión: ceño fruncido, aumento en la velocidad del habla, descontrol de su alegato, rigidez muscular corporal y del rostro. Tampoco puedo registrar represión emocional, ya que esto también se filtraría a través de ciertos indicadores, de índole fisiológico o en forma de microexpresiones (emociones fugaces en el rostro que muestran el verdadero estado emocional) pero… nada. Su expresión es de afecto positivo y además es natural, no siente rechazo, odio, miedo ni enfado hacia su adversario, se concentra simplemente en su mensaje, en transmitir sus ideas al público, no al que tiene delante en el parlamento, en un debate, entrevista, etc, se concentra más allá de lo que ve, su mensaje va dirigido a los votantes, a la gente que la ve desde casa y conseguir gestionar esta cuestión es altamente complicado.

Inés Arrimadas ante los medios (GTRES).

Inés Arrimadas ante los medios (GTRES).

Su imagen es otro punto fuerte, sí puede parecer frívolo o superficial hablar de la apariencia en política pero os contaré un secreto: no caigamos en la arrogancia de creer que las palabras son suficientes para decidir, por suerte o por desgracia, nuestro cerebro no funciona así. Como muchos animales, estamos programados genéticamente para “juzgar” a lo demás a través de lo que vemos de ellos y no podemos desprendernos de esa condición; es inevitable que nos contaminemos por las primeras impresiones. Aclarado esto, Inés muestra un notable atractivo físico y éste será un elemento clave para facilitar los juicios favorables hacia su persona, si percibimos como atractiva a una persona nuestro cerebro le asociará “automáticamente” otras cualidades positivas, como: bondadoso, exitoso, poderoso, económicamente estable, intelectual y confiable (entre otros).

Pero esto no es solo lo que la hace salir airosa en la buena percepción comunicativa que genera en su interlocutor, su gestualidad es amable, acompasada con lo que dice, ilustrativa, convirtiendo su mensaje en visual y convincente. Su emocionalidad es transparente, pasa por diferentes estados anímicos según va avanzando en su discurso, acorde cada uno de ellos con su historia, y esto no solo se percibe en su rostro, también lo captamos en su voz cargada de emocionalidad y vehemencia en las palabras que inteligentemente quiere destacar para enfatizar su mensaje y que llegue, que traspase la pantalla.

 

En el debate a cuatro ganó la preparación y perdió la naturalidad

El de ayer fue el debate de lo aprendido, en el que en términos de comunicación no verbal ganó la preparación y la pose estudiada y perdió la naturalidad. No sé dónde queda la espontaneidad en nuestros líderes políticos, todo está tan preparado y mecanizado que es casi imposible detectar conductas súbitas que aparezcan de forma involuntaria, su comunicación es artificial dando lugar a una interacción insípida y carente de emociones para con el espectador.

Voy a repasar la actuación de los cuatro intervinientes desde mi especialidad, aquí y aquí hay más lectura para los interesados en lo que dijeron y quién quedó mejor parado desde el punto de vista del contenido.

DEBATE TELEVISADO ENTRE(8837633)

SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA, BIEN APRENDIDA DE CASA

Su gestión emocional es brutal, controla y racionaliza constantemente su actitud, su pensamiento analítico se filtra a través de su cuerpo, postura y discurso, ya que las pausas y el ritmo del habla denotaban un aprendizaje mnemotécnico anterior intenso. Sí que se le escapó algún suspiro cuando le preguntaban o referían la sustitución inadecuada por actual presidente Mariano Rajoy, síntoma de cansancio y desdén hacia el tema.

Pero sin duda, hubo una expresión en su rostro que fue incontrolable y típica de ella: si os fijáis en el vídeo después de cada una de sus intervenciones en el debate muestra una sonrisa, pero no una sonrisa reflejo de felicidad u orgullo que sería simétrica y con acción en la zona orbicular del ojo (veríamos marcadas las “patas de gallo”); la que expresa tiene solo acción unilateral, elevando de un solo lado la comisura de la boca, es una sonrisa desdeñosa que expresa, al igual que en el caso de Sánchez (que lo hace de forma puntual y hacia Pablo Iglesias) superioridad, es una falta de respeto o reconocimiento hacia sus rivales políticos de forma persistente, después de cada una de sus alegaciones se manifiesta irónica, definida esta ironía como una burla fina, ingeniosa y disimulada; una forma de ataque elegante, fría e intelectual de herir al opuesto.

Soraya

LA ANSIEDAD DE ALBERT RIVERA

El punto fuerte de Albert Rivera, como nos tiene acostumbrados ya, fueron sus gestos genuinos con los brazos, un baile en total armonía con lo que dice, que produce una comunicación agradable de seguir, ilustrativa y creíble, congruente siempre con su mensaje verbal. Pero, no es necesario ser un experto analista para darse cuenta de lo nervioso y descontrolado que estaba el representante de Ciudadanos, las reacciones fisiológicas, para su desgracia, son incontrolables, es lo único que no pueden gestionar los candidatos con antelación. La sudoración excesiva (hiperhidrosis) se relaciona con la ansiedad. La ansiedad tiene una función muy importante relacionada originalmente con la supervivencia para conservar nuestra integridad física ante amenazas del medio, en términos generales, significa miedo. Rivera esta noche percibía peligro en la situación a la que se enfrentaba. ¿Por qué? Quizás porque había mucho en juego, porque le resultaba estresante la confrontación o porque simplemente le faltaba la seguridad de la ventaja frente a sus adversarios. Todo en él se revelaba ya acorde con este indicador de una tensión intensa: no paraba de moverse, su cuerpo era incapaz de serenarse y se mantuvo en un balanceo intenso, se colocaba el traje, se retorcía las manos, se cogía el dedo meñique, se colocaba el traje, cogía papeles, los volvía a dejar… pura tensión.

Aquí viene la lectura positiva de todo esto, es el único que nos dejaba entrever que era humano. El resto de candidatos en sus ademanes hieráticos parecían de otro planeta, es fundamental tener en cuenta que el público puede empatizar con Albert, entendiendo que cualquiera de nosotros estaría así en esa situación y despertar en ellos comprensión y ternura con la zozobra que nos mostraba. Que quede claro, para la gente de casa pudo despertar sensibilidades y afecto pero desde el punto de vista del marketing, comunicación y psicología persuasiva no había por donde cogerlo.

PABLO IGLESIAS, ALGUNOS ERRORES IMPORTANTES

Siguiendo con la sudoración visible, nos encontramos a Pablo Iglesias, tremendamente desafortunado en la elección del color de su camisa. Esto puede parecer un elemento superficial e irrisorio, pero no lo es, el canal expresivo de apariencia es vital en la formación de impresiones sobre alguien y el aspecto de pulcritud, cuidado y esmero en la imagen que proyectamos es muy valorado y significativo para causar sensaciones positivas.

Otro elemento destacable de su atuendo era el bolígrafo; parecía que este objeto era ya una extensión de su cuerpo. Entró con él en la mano (incluso en momentos previos a plató) y no lo soltó durante todo el todo el debate. Esto forma parte de lo que conocemos como ‘gesto manipulador’, la persona necesita sostener algo entre manos para canalizar y aliviar la tensión del momento, este acto distrae al observador y además le impide gesticular con naturalidad e ilustrar el mensaje.

El punto fuerte de Iglesias vuelve a ser el tono con el que afronta el diálogo, la serenidad, calma y ritmo pausado en su discurso le dotan de un halo tranquilo, de seguridad en su mensaje y de su rol conciliador. Para mí, en esta ocasión ya algo forzado, el líder de Podemos es consciente de que este aspecto es el uno de los que le hizo destacar en el anterior debate a tres, y en esta intervención abusaba ya de los signos de calma para referirse a la participación de sus contrincantes. Si os fijáis en ciertos momentos esta llamada al sosiego no tiene demasiado sentido, la usa sin ton ni son, simplemente para volver a recrear esta figuración mediadora que le hace ilustre en sus apariciones públicas.

pabiglesias

PEDRO SÁNCHEZ, ARTIFICIAL, CONFIADO Y ALTIVO

Ya he comentado en varias ocasiones la asociación irremediable que evoca Sánchez con el estilo estadounidense. Pues bien, en esta ocasión se caracterizó hasta por los colores de la bandera de EEUU en su atuendo (rojo, azul marino y blanco) por cierto, recurso muy utilizado por los presidentes Obama y Bush en momentos críticos en los que hubieron de dirigirse a la nación para afianzar su bandera y patriotismo. Eso sí, su imagen pulcra y cuidada, hecha a medida, sugiere elegancia, formalismo, seriedad y distinción respecto a los demás.

Podemos captar en su rostro expresiones de asco y desprecio, sobre todo, dirigidos hacia Pablo Iglesias cuando éste le rebatía cualquier argumento. Estas emociones significan un profundo rechazo hacia lo que escuchamos de nuestro interlocutor y además la certeza de que se considera en un planto intelectual y moralmente superior a él. Estos ademanes de vanidad le restan cercanía y afabilidad para quién lo observa.

Sus gestos y posturas estaban demasiado bien articulados, robotizados, la excesiva perfección corporal le aleja de lo terrenal y no podemos conectar con él. Un gesto muy significativo al inicio fue el de frotarse profusamente las manos, es un gesto que denota expectativas positivas, ganas de comenzar por la confianza que sentimos, estaba listo para la acción y además iba a disfrutar con ello.

* Fotos: la primera imagen es de EFE, las otras son capturas de momentos del debate.