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Usar mascarillas disminuye la confianza hacia los demás

Muchos investigadores siguen aportando nuevos datos sobre las huellas no tan visibles de la pandemia, concretamente de cómo va afectando el uso de las mascarillas en la comunicación interpersonal.

El simple hecho de no poder ver la boca  de los demás (particularmente útil para identificar expresiones emocionales) nos está pasando factura.

Fotografía CCO

Los estudios previos que han examinado el impacto de las mascarillas faciales en la comunicación han informado una atenuación de la voz inducida por el hecho de llevar mascarilla y han mostrado un beneficio significativo del uso las mascarillas transparentes, sobre todo, en personas con discapacidad auditiva.

Ahora, un reciente estudio de la Universidad de Trento (Italia), liderado por Elena Giovanelli, ha constatado estas interferencias en condiciones fuera de laboratorio, extrapolando a condiciones más comunes de la vida cotidiana (como las videollamadas).

Además ha determinado que ocultar a los hablantes detrás de una pantalla negra u ocultar sus labios a través de una mascarilla facial condujo a un rendimiento más bajo y puntajes de confianza de escucha más bajos, así como un mayor esfuerzo y concentración para una adecuada escucha.

Sobre el impacto de las mascarillas en la confianza para ‘leer’ emociones también han encontrado puntuaciones más bajas de confianza y precisión en el reconocimiento de expresiones emocionales mostradas por rostros que usan mascarillas quirúrgicas.

Todos estos resultados apoyan la idea de que ocultar la parte inferior de un rostro socava la eficacia de una conversación, no solo desde el punto de vista lingüístico sino también desde el aspecto no verbal.

Amor en tiempos de covid: la clave para la salud mental #SanValentin

Love in the Time of Covid (amor en tiempos de covid), así se llama un reciente estudio internacional en el que ha colaborado España mediante un equipo de investigadores de la Universidad de Granada.

Los resultados son reveladores: «Aquellas personas que se han sentido apoyadas por sus parejas han tenido una mejor salud mental y mayor calidad de vida desde que comenzó la pandemia«.

El sentido del tacto es el primero que se desarrolla en el ser humano.

Esto es así porque ese apoyo funciona como un ‘escudo protector’ frente al estrés, los problemas económicos y la soledad que ha provocado el confinamiento y los cambios sociales derivados del coronavirus.

Este proyecto se considera el primero de este tipo que se lleva a cabo en el mundo, cuenta con una muestra de 3.593 personas de entre 18 y 65 años y, lo más interesante: procedentes de 57 países de todos los continentes del mundo.

Como explica María Alonso-Ferres, investigadora postdoctoral de la UGR: “En este proyecto también analizamos las diferentes maneras en las que la COVID-19 ha afectado a las relaciones de pareja.

Así, muchas personas manifiestan que sintieron una menor satisfacción en la relación, una reducción de los sentimientos de compromiso, un mayor conflicto y un menor bienestar cuando comenzó la pandemia en marzo de 2020 y durante los meses siguientes, cuando en España estuvimos confinados en nuestros domicilios”.

Sin embargo, esto dependía de un factor muy importante: la respuesta percibida en la pareja: “En concreto, vimos que las personas que calificaron a sus parejas como muy receptivas a sus necesidades y sentimientos, aunque seguían sintiendo este estrés, parecían estar mejor protegidos de los efectos negativos anteriormente mencionados.

Por tanto, aunque el estrés provocado por la pandemia (un factor externo a la pareja) podía «desbordar» la relación, tener una persona a tu lado que se perciba como receptiva a las necesidades, es decir, alguien que realmente te entienda a ti y a tu forma de pensar y actuar, podía facilitar la comunicación, ayudar a sobrellevar la ansiedad y reforzar los sentimientos de seguridad en la relación”.

Pero no todo el apoyo que se necesita va a ser en los malos momentos. Los problemas cotidianos crean oportunidades para que la pareja responda, pero también lo hacen los acontecimientos positivos.

Y esto me parece muy importante: «Compartir nuestros éxitos diarios con nuestras parejas fomenta la intimidad y la confianza en nuestras relaciones, siempre que nuestras parejas respondan con entusiasmo a esos éxitos”.

Feliz San Valentín, aunque recordemos que el amor se debe trabajar, demostrar y cuidar los 365 días del año, en lo bueno y en lo malo. 🙂

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¿Tu pareja te habla como un bebé? Esta es la explicación

Seguro que en algún momento, o de forma habitual, alguna de tus parejas te ha hablado como si lo hiciera con un bebé, quizás eres tú mismo/a quien lo hace…

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Tranquilidad, no te sientas ridículo o cursi, es totalmente normal. De hecho, según la investigación, el baby talk entre parejas es practicado por más de 2/3 de los enamorados.

Este lenguaje infantil romántico entre adultos no es un signo de inmadurez, de hecho, se trata de una conducta beneficiosa para las relaciones de pareja.

Posee un gran sentido biológico, este tipo de tierna comunicación nos transporta directamente a nuestra primera experiencia amorosa, la que tuvimos con nuestros padres.

Según los estudios del psicólogo León F. Seltzer, tanto en el escenario infantil como en la relación romántica se activan los mismos neurotransmisores clave:

La dopamina, que activa los centros de recompensa del cerebro para que una pareja enamorada se sienta impulsada a pasar tanto tiempo juntos como sea posible, al igual que una madre lo siente con su bebé.

La feniletilamina (o PEA) es el correlato químico similar a la anfetamina de la conexión física y psicológica entre amantes. Se trata de la sustancia química del amor, e induce los mismos sentimientos de euforia o ‘subidón’, que una madre (o un padre) y un hijo pueden compartir.

La oxitocina, la hormona del apego emocional o del ‘vínculo’, contribuye a potenciar los sentimientos relajantes y reconfortantes del contacto físico íntimo, característico del amor materno y romántico. Al principio de nuestra vida, se libera tanto durante la lactancia como durante el contacto y el abrazo entre padres e hijos. En las parejas románticas, se activa mediante el orgasmo.

Además, cuando la madre y el bebé están separados, cada uno de ellos puede experimentar un poderoso anhelo de volver a unirse, al igual que los amantes pueden extrañarse terriblemente, incluso cuando están separados solo por un breve periodo.

Ya vemos que no es casualidad. Los estudios demuestran que el baby talk de pareja se relaciona directamente con el afecto. Y es que no se te ocurre dirigirte así a tu jefe, a un amigo, o a un camarero, ¿verdad?

Precisamente por ello, este particular estilo de comunicación es única con tu pareja, hace exclusivo vuestro vínculo, solo a ella eres capaz de hablarle así, y esto es muy bueno.

Nuestro cerebro ‘escoge’ al otro como nuestra persona especial, lo cuál refuerza la seguridad y la armonía en la relación.

 

La comunicación no verbal de un ganador: Rafa Nadal

Los momentos de alta intensidad emocional son los que realmente pueden despertar a nuestro comportamiento no verbal más instintivo y primitivo.

No hay tiempo para la preparación ni para el control, los gestos explotan con la ebullición del instante. Nuestro cerebro necesita soltar la alta tensión que provocan las emociones tan potentes y así lo hizo Rafa Nadal al ganar su 21 Grand Slam.

Fotografía Europa Press

La secuencia no verbal de su victoria en el Open de Australia es magnética. Imposible no contagiarnos de su euforia; y de eso trata la comunicación no verbal, (principalmente) de transmitir y llegar a los demás, para lo bueno y lo malo.

Vemos como su primera reacción es taparse la boca con las dos manos, este gesto surge en un contexto de ‘superación emocional’, es tan intenso lo que experimenta Rafa Nadal en ese momento, que el cuerpo intenta gestionar esta exaltación con una conducta que trate de regular ese estado interno.

Nos puede venir a la mente el gesto que hace un niño cuando se tapa la boca ante algo inédito, una palabrota, sorprendidos por lo que han visto o escuchado. Escandalizado es la palabra, consternado, en este caso por la conquista, por ganar.

A continuación, Nadal pone sus brazos en jarra, se trata de una postura expansiva, poderosa, dominante, que proyecta seguridad y confianza en uno mismo, es un «aquí estoy yo», «lo he logrado».

Mientras tanto, ejecuta la que creo que puede ser una de las sonrisas más exultantes que he visto. Observamos incluso cómo su cara se transforma, deformándose completamente por la amplitud de las comisuras labiales y las arrugas tan intensas, las cuales dan cuenta de la acción muscular relacionada con esta expresión facial.

 

Tras abrazar al oponente con humildad y reconocimiento, se dirige al público y ahora sí, puños cerrados con fuerza, la rabia del éxito, la filtración de la energía a través de los gestos con las manos, suelta su fiereza a través del cuerpo, se libera.

 

Por último, el gesto de la victoria, vemos cómo el tenista estira los brazos hacia arriba para transmitir su triunfo, según los estudios, una conducta universal y muy arraigada en el ser humano.

 

 

La conducta no verbal más universal: el baby talk

Salvando las obviedades como reír, llorar o bostezar, que sí es cierto que se trata de actos comunicativos que hacemos todo el mundo, se produce un fenómeno universal, no verbal, bastante curioso. Se conoce como baby talk.

Fotografía con licencia CCO

Fotografía con licencia CCO

El baby talk se define como la adaptación verbal y no verbal del lenguaje que utilizamos los adultos (y niños mayores de 6 años) para dirigirnos a los bebés y niños menores de 6 años.

¿Y cómo lo hacemos? Exagerando las expresiones no verbales con la cara y los gestos, usando diminutivos en las palabras, frases cortas y sencillas, entonación más expresiva con un tono más agudo, ritmo lento y más definido en el habla.

Pues bien, todo ello se practica en todo el mundo, sin excepción, independientemente del idioma, la cultura o el género, si bien es cierto que las madres lo utilizan con más frecuencia y ha sido la muestra más estudiada en diferentes investigaciones.

Se trata de un comportamiento innato en el se humano para asegurar, según los estudios, el correcto desarrollo y aprendizaje del niño, así se mejora su atención y se afianzan los conocimientos y la adquisición del habla.

Además, los bebés responden mejor al habla infantil que a la charla normal de un adulto y se sienten realmente especiales. Así lo demostró un estudio bastante importante, publicado en el año 2020.

Definitivamente, los bebés tienen una clara preferencia por este lenguaje adaptado, estos datos resultaron tan significativos porque se evaluaron con una amplia muestra, en 67 laboratorios diferentes pertenecientes a América del Norte, Europa, Australia y Asia (actualmente se están replicando en África y América del Sur).

Pero… ¿Y tu pareja?, ¿también te habla a ti como a un bebé? Igualmente hay estudios sobre el fenómeno del baby talk entre parejas adultas, pero esto da para otro post… No te lo pierdas!! 🙂

El síndrome del domingo por la tarde

Tranquilidad. No es grave y no estás solo. El fenómeno del domingo no se trata de una enfermedad ni de un trastorno, pero sí es recurrente y a la vez muy poco estudiado. Una encuesta de 2015 ya constataba que hasta el 76% de los estadounidenses padecía tristeza dominical.

Fotografía con Licencia CCO

Llega el martirio del domingo por la tarde y se acabó el disfrute del fin de semana, sin causa aparente, te empiezas a sentir emocionalmente mal, triste, angustiado, nervioso, irritable… Y esa noche además sueles dormir peor.

No es algo nuevo. Este padecimiento fue detectado por primera vez en el año 2006 por la psicóloga norteamericana Larina Kase, quien realizó varias investigaciones al respecto en el Centro de Estudio y Tratamiento de la Ansiedad de la Universidad de Pensilvania.

De repente, te invade la angustiante sensación de que ‘algo’ termina (otra semana más, un período de descanso), sin embargo lo que realmente te ocurre pueden ser dos cosas:

Simplemente estás aburrido y/o no te gusta estar solo, ya que los domingos podemos vivir la ‘resaca’ de un día anterior divertido, con amigos o familia; o que experimentas ansiedad anticipatoria de una nueva semana intensa de trabajo o estudio.

En los estudios de Kase la mayoría de personas mostraban algún grado de insatisfacción laboral. Quienes experimentan este problema tienen dificultades no resueltas en el contexto laboral. Básicamente tienes un trabajo que no te gusta, estresante, estás desmotivado o con mal ambiente laboral.

Algunas soluciones podrían ser la de organizar planes entretenidos para ese día, solo o acompañado, que te mantengan abstraído para focalizar tu atención exclusivamente en el momento presente y no en lo que te espera esa nueva semana. Puedes reservarte esa tarde para leer, ver películas, pasear, ir al cine, tareas del hogar, etc.

Vivimos en una cultura muy enfocada al trabajo, es donde pasamos la mayor parte de nuestra vida, tenemos que intentar que este sea lo más cómodo posible para nosotros, pero a veces (la mayoría) esto no es del todo posible, por tanto, tenemos que pensar que ese trabajo que ‘odiamos’ no puede convertirse en el centro de nuestra vida, que nos permite obtener los ingresos para cubrir nuestras necesidades básicas, poder viajar y disfrutar de nuestro tiempo libre.

Piensa que cuando hemos perdido cualquier trabajo nos hemos sentido peor y con bastante más ansiedad, no tener trabajo es una etapa indeseable para cualquiera, pensar en esto nos ayudará y así podremos lograr sentirnos aunque sea mínimamente agradecidos.

 

 

 

 

Los beneficios emocionales de envejecer

La juventud, divino tesoro, está muy valorada en nuestra sociedad, físicamente tiene mucho sentido pero ¿y en nuestro estado y bienestar emocional?, ¿Qué tipo de población es más probable que controle sus impulsos y alcance un mayor equilibrio mental?

Fotografía CCO

Fotografía CCO

Parece que se desmonta el estereotipo de ‘viejo gruñón’, ya que según un nuevo estudio, cuanto más joven es un adulto, peor controla sus impulsos.

Publicado en la revista Emotion, la investigación demuestra que: «El mayor predictor de resistir con éxito tus deseos es la edad«.

Los autores del experimento buscaban comprobar cómo los sentimientos positivos o negativos y la capacidad de resistir a las tentaciones podían evolucionar a medida que las personas envejecían.

Descubrieron que las personas más mayores en el estudio (alrededor de los 70-80 años) eran más estables y menos volátiles en sus emociones, siendo la edad un predictor más fuerte de la capacidad de resistir la tentación que el estado emocional.

Estos datos pueden relacionarse con el hecho de que los objetivos vitales de las personas cambian con la edad y cuanto más avanzamos en nuestro histórico de vida, más nos orientamos solo hacia el momento presente tratando de maximizar el bienestar cada día.

Lo más veteranos simplemente quieren sentirse bien tanto tiempo como sea posible. Los investigadores añaden que las personas mayores son mejores en la regulación de su estado emocional cuando se sienten libres de hacer lo que quieren.

Y añaden que las personas jóvenes que experimentan menor satisfacción con su vida resisten peor las tentaciones, al contrario que aquellas que se sienten más satisfechas.

Los más mayores tenían más probabilidad de resistir a sus deseos, independientemente de su satisfacción vital.

 

 

*Fuente:

Universidad de Duke: «Las personas mayores generalmente son más saludables emocionalmente, más capaces de resistir las tentaciones diarias». ScienceDaily 2020

 

Tú también puedes fingir la famosa sonrisa «genuina» de Duchenne

Los psicólogos y estudiosos de la comunicación no verbal nos hemos ‘criado’ dando por hecho que existía una sonrisa verdadera y otra falsa, que podrían discernirse de forma inequívoca a partir del análisis de la expresión facial de la alegría, examinando el tipo de sonrisa.

Licencia CCO

El ‘truco’ estaba en no solo fijarnos en el gesto de la boca, está claro que sonreímos siempre que elevemos las comisuras labiales, pero para comprobar que esa expresión era genuina, espontánea, no fingida y producto de una felicidad sincera, teníamos que fijarnos en si se producían las conocidas como ‘patas de gallo’ alrededor de los ojos; si hay arrugas, hay activación muscular, y por tanto era una sonrisa verdadera, una sonrisa Duchenne.

Esta sonrisa lleva el nombre de un médico francés, muy aficionado a los electrodos, que descubrió en sus experimentos del rostro humano (mediante activación electo-estimulada) que supuestamente la activación de los músculos orbicularis del ojo, responsables de que se entrecierren elevando las mejillas, no está bajo control voluntario, a diferencia del músculo cigomático mayor que eleva los extremos de la boca, que sí que responde a voluntad.

Pero ya en el año 2009 surgieron las primeras dudas sobre esta teoría, los autores Krumhuber y Manstead pusieron las sonrisas Duchenne a prueba y descubrieron que se producían con la misma frecuencia cuando los participantes fingían estar divirtiéndose que cuando se lo pasaban bien realmente.

Años después, un equipo de investigadores dirigido por Sarah Gunnery ha proporcionado más evidencia que socava las creencias tradicionales de que las sonrisas de Duchenne son un signo 100% confiable de una verdadera emoción positiva.

96 personas (hombres y mujeres) posaron ante una cámara interpretando emociones positivas genuinas (tras conocer una buena calificación en un examen) y emociones positivas falsas (sonreír en respuesta a un regalo que no gustó).

Dos codificadores experimentados calificaron el 28% de las sonrisas como sonrisas de Duchenne, con la característica arruga alrededor de los ojos.

Cuando la muestra no experta calificó estas sonrisas, tendieron a decir que las sonrisas de Duchenne eran más genuinas, pero esto se debía en gran parte a que el arrugamiento de los ojos tendía a ir de la mano con una sonrisa más expresiva e intensa con la boca.

A continuación, a los participantes se les presentó una fotografía de una persona que mostraba una sonrisa de Duchenne y otra que mostraba una sonrisa «falsa» sin arrugas en los ojos, y su tarea era imitar a ambas. El 71% imitó con éxito la sonrisa de Duchenne y el 69% imitó con éxito la sonrisa falsa.

Estos resultados destruyeron el mito de que es imposible fingir la sonrisa «genuina» de Duchenne. También insinúan que esta es una habilidad que varía de persona a persona.

Una debilidad del estudio es su dependencia en todo momento de la emoción escenificada. Si bien la evidencia es clara de que muchas personas pueden falsificar el Duchenne en condiciones neutrales (aunque imaginando escenarios emocionales), no sabemos todavía qué tan fácil es para las personas hacer esto en condiciones en las que realmente están experimentando emociones negativas.

Los hallazgos del presente estudio refuerzan el argumento de que las personas pueden activar voluntariamente el músculo que levanta las mejillas y poner una sonrisa de Duchenne”, concluyeron Gunnery y su equipo.

«Las investigaciones futuras investigarán más a fondo las diferencias individuales y utilizarán resultados de comportamiento para medir las similitudes en las personas que producen deliberadamente la sonrisa de Duchenne».

En palabras del psicólogo experto en comunicación no verbal Alan Crawley: Es hora de dejar atrás algunas ideas preconcebidas, en este caso, de que podamos saber a ciencia cierta si una sonrisa es verdadera o falsa solo con ver la apariencia de una sonrisa.

La gente que se siente feliz probablemente ejecute sonrisas Duchenne, pero los que sonríen con Duchenne no están necesariamente más contentos”.

Una razón por la que esto sucede se debe a que el marcador de Duchenne parece ser un más indicador de la intensidad de la expresión que de sinceridad. Cuanto más intensa es la expresión, más probable es su aparición, y eso no tiene relación directa con su genuinidad.

 

*Referencia: Gunnery, S., Hall, J. y Ruben, M. (2012). La sonrisa deliberada de Duchenne: diferencias individuales en el control expresivo Journal of Nonverbal Behavior DOI: 10.1007 / s10919-012-0139-4

Yolanda Díaz: ¿las apariencias engañan?

Muchos pensarán: «Y qué más da la ropa o el peinado que lleve Yolanda Díaz, o Ayuso, o Iglesias, o Casado…». Sí, sí que nos importa, a todos y todas, y esto es inevitable.

Es cierto que las mujeres en esto de las apariencias siempre somos más cuestionadas, o tenemos un foco más permanente en este sentido, porque se añade el estilo, el maquillaje, tal escolte o una coleta mal hecha. Los hombres tienen menos variables influyentes, son más sencillos en apariencia, pero juzgamos a todos, vaya si lo hacemos…

Nuestro cerebro necesita constantemente realizar inferencias y predicciones sobre lo que nos rodea, está preparado para ello, y ejecuta esta actividad sin parar, tomando los pocos datos de los que dispone visualmente cuando por primera vez tenemos delante a un desconocido.

La vicepresidenta Yolanda Díaz (AGENCIAS)

Con la indumentaria que elegimos para la foto decidimos proyectar lo que queremos, lo que necesitamos, lo que nos gusta y valoramos, incluso la personalidad que tenemos o cómo hemos cambiado.

Existen muchos estudios que validan los efectos de la apariencia en la influencia y persuasión de los demás. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Princeton descubrieron que una buena mayoría de personas esperaban que aquellos que usaban ropa más distinguida y elegante fueran más competentes que los que vestían más informales o deportivos.

Otros estudios publicaron que los dos rasgos que más esperamos percibir en un líder político son la confianza y la competencia. Nuestro cerebro indaga si un candidato los posee a través de su imagen, comunicación y contenido de su discurso.

Observamos y nos preguntamos: ¿puedo confiar en esta persona?, ¿podré también respetarla?

Yolanda Díaz parece tenerlo bastante claro y ha transformado su imagen original, empoderando su apariencia, solo hace falta ver su último posado para la revista ‘Yo Dona’.

En este reportaje aparece como una auténtica super heroína, posando de semi-perfil, con un plano desde abajo; brazos en jarra (en un ‘aquí estoy yo’), enfundada en cuero negro con labios bien subidos de carmín rojo.

Yolanda se agarra con fuerza al cuero negro, demostrando poder y firmeza, abandonando su imagen más informal, dejando atrás los moños despeinados, las camisetas anchas y los pañuelos multicolores.

De este modo, desea exhibir formalidad, dominio, autoridad, seguridad, valía… elementos ahora indispensables para proyectar el liderazgo que necesita.

La apariencia es una de las variables que más influyen en la persuasión, a veces los cambios son realmente interiores y se filtran al exterior. Más allá de la estrategia política que pueda haber detrás, un cambio radical de imagen puede reflejar un cambio real en la manera de pensar o comportarse de una persona.

La clave es cómo se producen estos cambios. Cuando (el cambio interior) es real, se produce de forma más progresiva y se dan otra serie de patrones coherentes, como el cambio de hábitos, costumbres, o forma de hablar.

Cuando se producen solo en una situación puntual, como en el caso de un juicio o en un determinado contexto político, para un debate o una entrevista, suelen ser provocados.

¿Qué pensáis? ¿En qué caso situáis a Yolanda Diaz? Os leo en mis redes!

Nuevo estudio sobre la detección del engaño

Un nuevo estudio muestra que las respuestas rápidas a las preguntas tienden a ser menos honestas que las respuestas más deliberadas.

Fotografía CCO

Se suponía que la mejor manera de conseguir que la gente dijera la verdad era provocando respuestas rápidas, sin ofrecer tiempo para pensar (y por tanto, a inventar o modificar de alguna forma la realidad).

Porque mentir puede ser una tarea cognitivamente compleja, ya que tenemos que inhibir la verdad, pensar una realidad alternativa y que todo ello suene bien; así, nuestro cerebro requiere tiempo para completar esta labor.

Pero parece ser que esto no siempre es así, la nueva investigación, publicada en Psychological Science, descubrió que las personas son más propensas a mentir sobre sí mismas cuando están bajo la presión del tiempo.

«Pedirle a la gente que responda rápidamente solo hace que te den la respuesta que deseas escuchar«, dijo John Protzko, autor e investigador de la Universidad de California.

Este hallazgo ha sido replicado 5 veces más y podría socavar una de las suposiciones fundamentales de la detección del engaño: la tasa de respuesta suele ser mayor en los mentirosos que en los que dicen la verdad y que las respuestas rápidas son las más fiables, al ser más automáticas e inconscientes.

Concretamente, el estudio encontró que tenemos un 30% más de probabilidades de mentir sobre nosotros mismos cuando nos apresuramos a responder, y tiene cierto sentido.

En nuestra cultura, la mentira funciona como el engrasado para un correcto funcionamiento del engranaje social, mejorar nuestra reputación presentándonos de la mejor manera posible es lo más natural, fácil y rápido de hacer.

Por el contrario, desafiar las normas sociales admitiendo nuestros errores o defectos, no solo requiere más deliberación, sino también un contexto más relajado, situaciones que no se dan en un ambiente de laboratorio.

Como observaron los investigadores, muchos estudios asumen que poner a las personas bajo la presión del tiempo te da acceso a una parte oculta de su mente, pero descubrimos que solo están mintiendo e intentado ‘quedar bien‘.

Fuente:

Time Pressure Can Squeeze the Truth – The Wall Street Journal

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