Archivo de julio, 2017

El lenguaje no verbal delata a Mariano Rajoy

Mariano Rajoy durante su comparecencia (EFE).

Mariano Rajoy durante su comparecencia (EFE).

Mariano Rajoy comparece como testigo por el caso Gürtel, preparado, preparadísimo. Tanto es así, que su mensaje verbal ha sido tajante, más consistente y fluido de lo habitual, proyectando una imagen de seguridad, convicción y credibilidad en lo que argumentaba. Pero, como se suele decir, ‘la procesión va por dentro’ y esta zozobra interior se filtra irremediablemente a través de la comunicación no verbal.

La palabra es un canal muy controlable, salvo algún lapsus linguae que, en esta ocasión, no se ha producido (y ya me ha sorprendido). Si analizamos el contenido es cierto que ha abusado en exceso del «jamás» (acompañado de un rostro de amenaza e ira intensa) y del «absolutamente». Son palabras que, aunque pueda parecer lo contrario, no van asociadas a la credibilidad porque realmente solo sirven para ‘adornar’ una negación y demuestran preocupación por parecer convincentes.

El movimiento gestual de las manos también es controlable, de hecho, Rajoy ha ilustrado constantemente su mensaje con el vaivén de sus manos y brazos, una conducta que no forma parte de la línea base de su expresión, por lo que podemos pensar que ha sido realizado a conciencia o preparado. A priori, con buen resultado ya que esto provoca igualmente que parezca cómodo, tranquilo, sereno y sincero ante las preguntas comprometidas.

Hasta aquí toda su intervención podría haber sido perfecta, pero hay gestos que delataron su verdadero estado emocional, que era totalmente contrario a la serenidad que intentaba transmitir. En primer lugar, todos conocemos los tics de Rajoy, que, ojo, no significa que mienta cuando los hace pero sí que aumentan cuando se desestabiliza y se pone nervioso. Tal y como apunta mi colega de profesión José Luis Martín Ovejero, son especialmente signigicativos en dos momentos clave: cuando le preguntan por la contabilidad B del partido y por las obras de Génova. Interesante…

Otro gesto destacable es el que realiza cuando habla sobre su relación con Correa, eleva los hombros, un pequeño desliz gestual que significa duda, falta de convicción sobre lo que se está diciendo en ese momento. Todo esto se acompaña de numerosas muestras de tensión, como los gestos automanipuladores, es decir, rotar su alianza, tamborilear los dedos, o entrelazar fuertemente sus manos.

Si bien, el gesto más trascendente que nos delata su estado real ha sido el de los ‘botes’ que ha realizado en el asiento en varias ocasiones, sacudía sus piernas de forma tan frenética que podía apreciarse perfectamente como su cuerpo temblaba fuertemente. Esta es la parte que Mariano Rajoy no ha podido controlar, sus pies y sus piernas han filtrado todo el estrés del momento. Y tiene sentido.

Normalmente, le damos menos importancia a los movimientos de la parte inferior del cuerpo que a los de la parte superior. Cuando intentamos reprimir u ocultar una emoción estaremos más pendientes de nuestro rostro, de controlar qué cara poner para acompañar lo que decimos, o de qué expresiones evitar para no parecer incongruentes, pero vamos descuidando los movimientos que están más alejados de nuestra cabeza.

Su actitud era hostil. Ante el miedo o la ansiedad que le ha generado la situación, su mecanismo de defensa ha optado por el ataque, estaba a la defensiva, agresivo y descortés pero sus piernas han asumido toda la responsabilidad para descargar esa tensión y se han activado para huir

 

Y otros ‘lapsus’ y momentazos no verbales de Mariano Rajoy:

¿Podríamos detectar a un criminal por el olor?

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Rajoy y Sánchez: lo que se ve y lo que no se ve, que también cuenta

Se produce el primer encuentro de esta legislatura entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, que se reunieron ayer en Moncloa durante más de dos horas. El líder del PP ha salido a recibir al secretario general del PSOE en las escalinatas del palacio, donde los dos han posado sonrientes ante los medios de comunicación y se han estrechado la mano mientras intercambiaban unas palabras.

Esta reunión nada ha tenido que ver con el ya viral ‘no saludo’ entre ambos mandatarios. En esta ocasión, el saludo y las sonrisas reflejo de un verdadero estado positivo y sintonía entre ambos son bien reales. Si vemos, en este apretón de manos hay horizontalidad, no hay dominancia ni sumisión, desprende igualdad, conexión de tú a tú, entendimiento. Podemos observar cómo hay un contacto visual directo, acompañado de una sonrisa social y rostro amable.

Sorprende la armonía no verbal que se desprenden de las imágenes. El único gesto que revela cierta ansiedad es el que realiza Rajoy en su breve conversación con Sánchez, se frota las manos, en un gesto automanipulador que denota impaciencia, ganas de iniciar algo, en este caso, se entiende que la conversación pendiente.

Y tan importante es valorar lo que se ve como lo que no se ve. Podemos ver gestos ausentes que dicen mucho. Justo en mi último post, os enseñaba un sencillo truco para detectar la hostilidad en personas que pretenden ocultarlo.

Esta señal es la de apretar la mandíbula, que por cierto, me viene genial como ejemplo señalar a Pedro Sánchez como un habitual de este gesto. En los momentos en los que tiene que afrontar una situación difícil, está tenso o incómodo siempre aprieta la mandíbula de forma muy visible. En esta ocasión no lo hace en ningún momento. Ambos están relajados, tranquilos y afables realmente. Su postura también es fluida, coherente y con un perfecto rapport.

[Off the record: No dejan de sorprenderme estas reacciones emocionales calmadas, distendidas, positivas… después de todo lo que éstos y otros se han llamado y han pasado… Hemos analizado momentos muy duros protagonizados por ambos y parece que ahora todo queda atrás… ¿qué capacidad de reponerse no?]

 

 

Un sencillo truco para detectar personas cabreadas (y que intentan ocultarlo)

Con las expresiones faciales completas de la emoción de ira lo tenemos muy fácil. Evidentemente si nos encontramos ante un rostro con el ceño fruncido, las aletas de la nariz notablemente abiertas y además le acompañan puños cerrados o, yendo aún más allá, grita y se mueve de forma vehemente, está claro, esa persona está muy enfadada.

Sin embargo, no siempre la expresión de rabia es tan explosiva y evidente. A veces, son los pequeños gestos los que delatan el verdadero estado emocional de nuestro interlocutor. Uno de ellos es especialmente interesante a la hora de detectar la ira contenida. Este gesto es el de apretar fuertemente la mandíbula. Revela una significativa hostilidad, tensión, incomodidad, ansiedad y, en definitiva, represión emocional.

Es puro sentido común, a mi siempre me ayuda pensar en diversas situaciones por las que todos pasamos para asociarlas a ciertos comportamientos. ¿Os imagináis a alguien que está contento, tranquilo, cómodo, pasándoselo en grande en una fiesta apretando la mandíbula?

No falla, si tenéis enfrente a alguien en el que observáis una notable tensión en la zona mandíbular algo falla, realmente está tenso, nervioso, incómodo, algo le preocupa o le enfada. Desde luego no se encuentra en un estado positivo y habrá que reconducir la situación.