¿Cómo dar una mala noticia? 7 claves no verbales

mujer-con-verguenza-y-su-madre-1024x683Qué mal lo pasamos al dar una mala noticia, ¿verdad?; esto es aún peor si somos seres tremendamente empáticos, pero es que a veces no queda otra, sobre todo en profesiones en las que comunicar malas noticias forma parte del trabajo diario, médicos, abogados, policías, veterinarios, etc, sufren día a día este mal trago.

Son muchas las variables que habría que controlar para conseguir la idoneidad del momento y facilitar, en la medida de lo posible, este desagradable proceso, como por ejemplo, elegir el instante adecuado para comunicar la noticia, no divagar, es decir, empezar por lo importante (con delicadeza) para después pasar a los detalles o explicaciones adicionales, ser objetivos y no adornar o dar connotaciones de valor a la información, intentar anticipar la reacción de la otra persona, o considerar, si es adecuado, reconfortarla ofreciendo alternativas o posibilidades.

Pero además, y como en toda interacción, las emociones y la comunicación no verbal adquieren un papel fundamental a la hora de gestionar el estrés propio de la situación:

  • Ser conscientes de nuestro propio estado emocional cuando transmitamos el mensaje: Previamente tenemos que reflexionar sobre los sentimientos que nos genera la noticia en nosotros mismos. Si estamos demasiado implicados o afectados por lo acontecido lo mejor será replantearnos si somos la persona adecuada para responsabilizarnos de esta comunicación. El mensajero es la persona que debe mantener la calma y no empeorar el impacto emocional que causará la noticia.
  • Buscar un contexto tranquilo y emocionalmente neutro: el entorno deberá ser tranquilo para evitar toda distracción o interrupción posible. Un sitio cómodo y privado será fundamental para que la persona que reciba la mala noticia pueda reaccionar tal y como lo siente, sin reprimirse por sentirse observada, incomprendida o juzgada por los demás.
  • Mantener cierta proximidad: No dudes en ponerte junto a la otra persona, la distancia física o las barreras (con una mesa de por medio por ejemplo) aumentarán la tensión y la sensación de que nuestro interlocutor se sienta desamparado, sin apoyo ni seguridad. Si adquirimos una distancia más íntima podremos ayudarla en lo que necesita, sujetarla, abrazarla, darle la mano, y sobre todo, mantener un contacto visual más directo y simétrico.
  • Es mejor que las personas implicadas tomen asiento: Ya conocemos el tópico del «tengo algo que decirte, mejor, siéntate», pero tiene su sentido. Sentarse hace que gran parte del cuerpo se relaje, lo cual a su vez hace que sea más fácil prestar atención y, por otro lado, puede ayudar a eliminar parte de la tensión antes y durante la entrega de la noticia. Además, si adoptamos una postura relativamente relajada (sin cruzar ni los brazos ni las piernas y sin encorvarnos demasiado) es muy posible que la otra persona tienda a imitarnos aún sin darse cuenta, de modo que ella también se sentirá algo más relajada. Por otro lado, al estar sentada la otra persona no caerá al suelo si se desmaya o nota que pierde fuerzas momentáneamente debido a su estado de ánimo.
  • Expresión facial y voz empáticas y serenas: El rostro y la tonalidad de la voz (prosodia emocional) que empleemos serán un foco de fijación importante para la otra persona. Tenemos que mantener la calma y estar atentos a las expresiones faciales del otro para percibir las emociones que está sintiendo y así regular las nuestras respecto a ellas; no juzgar el miedo, la ira, la tristeza, o incluso la risa nerviosa que pueda sentir al recibir la noticia, debemos también ofrecer consuelo y comprensión con nuestro lenguaje corporal, coherente con las palabras que pronunciemos.
  • ¿Tocar o no tocar?: En este sentido existe algo más de controversia, ya que dependerá mucho de la personalidad, de la relación que tengamos, de la afectación o la ansiedad del otro. En general, a no ser que seamos alguien muy cercano a la otra persona, es preferible no tocarla con la mano o el brazo justo antes de darle la noticia, ya que esto podría hacer que se estresara muy rápido y que no logre concentrarse bien en lo que estamos diciendo. Podemos hacerlo, si lo creemos conveniente, después de haberlo comunicado, para reconfortarla.
  • Respetar y aceptar los silencios como una reacción positiva: Después de una mala noticia, no todos hacen preguntas o exigen respuestas. Algunas personas se quedan en estado de shock e incluso puede tardar tiempo en asimilar la noticia. Debemos acatarlo y no exigir el típico: «¡pero di algo!».

 

 

 

 

*Fuente de consulta: Psicologíaymente.

3 comentarios

  1. Dice ser A tope como siempre

    Tema muy, muy complicado que supongo que sólo los que se dedican a el sabrán lo que cuesta transmitir ese tipo de noticias con el tacto que se requiere.

    Aún así, para los demás que de eso no tenemos, GRACIAS por los consejos!

    16 agosto 2016 | 10:33 am

  2. Dice ser Radagast el Pardo

    Todo muy bonito, un trabajo nada fácil que hay personas que no están preparadas para hacer. «Lo normal es que se muera» me dijeron a mí en su día, mientras se iba a tomar un cafetito.

    16 agosto 2016 | 10:56 am

  3. Dice ser josep333

    De verdad, me asombra la entereza con la que diariamente afrontan el hecho de dar malas noticias, los médicos, como por ejemplo, los oncólogos de los hospitales. Me da que están hechos de otra pasta, aunque a veces también se derrumban.

    16 agosto 2016 | 11:06 am

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