¿Detestas ruborizarte con facilidad? Quizás cambies de idea…

verguenzaQué fastidio cuando nos ponemos rojos, y además nos lo dicen. La situación empeora entonces, porque más bochorno nos da y más rojos nos ponemos. El solo hecho de que nos adviertan que estamos sonrojándonos, aunque esto no sea cierto, ya es suficiente para provocarnos esta reacción fisiológica, según las últimas investigaciones.

El rubor facial es un indicador no verbal de que la persona está experimentando la emoción de pudor o vergüenza intensa en presencia normalmente de otras personas. Percibimos cierta incomodidad y temor a hacer el ridículo y nuestro sistema nervioso simpático se hiperactiva, el ritmo cardíaco se acelera y el calor invade nuestro rostro. También está asociado a ciertos niveles de sorpresa, ira, alegría y excitación sexual.

Para algunas personas es ciertamente un problema grave y desarrollan una conducta fóbica (eritrofobia) que les impide relacionarse con facilidad y condicionan sus vidas por miedo a la ansiedad que les produce ruborizarse. Tal es el grado de terror ante esta situación que muchos se deciden por una intervención quirúrgica para evitarlo, mediante la simpatectomía endoscópica torácica (¡ahí es nada!), normalmente utilizada también para paliar la hiperhidrosis (exceso de sudoración).

Lo que quizás no sepan estos sufridores es que sonrojarse tiene ciertas ventajas sociales, concretamente en cómo nos perciben los demás cuando lo hacemos. Y es que este enrojecimiento tiene tres características que lo hacen especial: no lo podemos controlar, es imposible de fingir y es una característica únicamente humana; no hay animal en el mundo que se sonroje cuando sienta pudor.

Marchando un poco de rubor artificial (GTRES).

Marchando un poco de rubor artificial (GTRES).

El rubor es lo contrario a la frialdad, a la intención de manipular, es algo que una inteligencia maquiavélica y oscura, con malas intenciones, no haría jamás. Por tanto, hay evidencias experimentales de que preferimos a la gente que se ruboriza, para quién se sonroja en público, automáticamente se le asocian características como la calidez humana, la sinceridad y la honestidad, se perciben como personas más cooperativas e incluso, resultan más atractivas.

“Tras una transgresión, percibimos como más empático y digno de confianza a alguien que se pone colorado”, explica Peter J. de Jong, profesor de psicología experimental en la Universidad de Groninga (Holanda) en su libro ‘The psychological significance of the blush’.

En esta línea, un estudio de Peter Drummond, profesor de psicología de la Universidad de Murdoch (Australia) y uno de los científicos que más ha publicado sobre el tema, ha demostrado que el rubor se produce independiente del color de la piel, “aunque la gente con piel más oscura se preocupa menos de sonrojarse que la de piel clara” asevera el experto. “Así mismo, las mujeres se sonrojan un poco más que los hombres, pero todavía no sabemos por qué”.

Por tanto, si esta reacción antes indeseable te vuelve a ocurrir, recuerda que estás mostrándole a tu interlocutor tu lado más humano y que evocarás en él confiabilidad, calidez y bondad. Podría ser especialmente interesante si detectáramos esta conducta en alguno de nuestros representantes políticos, aún después de un acto socialmente reprochable, podríamos inferir un resquicio de arrepentimiento, de sentimiento real de culpa y de aflicción sincera ante la falta cometida y serían percibidos por la ciudadanía como seres más naturales, francos y veraces.

Está difícil pero seguiremos atentos…

5 comentarios

  1. Dice ser María

    Nunca veremos a un político llegar a tener una emoción tan humana…sin embargo, no descartemos que se pongan a trabajar en ello tras este artículo!!

    a partir de ahora no tendré tanto reparo cuando me pongo rojo y por el contrario sabré alabar y justificar mi reacción!

    02 febrero 2016 | 10:54 am

  2. Dice ser Pedro

    cuantos malos ratos habremos pasado por una cosa tan sencilla!!! aún así, sigo pensando que muchas veces este simtoma de sinceridad se vuelve en contra de la persona xq le ocurre por mentiroso..

    02 febrero 2016 | 12:41 pm

  3. Dice ser Bern

    Como decía Gila, un policía investigando un crimen decía ante un grupo de sospechosos: «Aquí alguien ha matado a alguien, ¿eh?» y uno de los sospechosos «se ponía colorao colorao». Y ese era el criminal.

    02 febrero 2016 | 11:40 pm

  4. Dice ser Alejandra

    Ls sociedad sabe muy poco sobre el rubor facial. Sonrojarse, en muchos casos, no es un «fastidio» sino un problema. No creo que a ninguna personas que sufra eritrofobia le consuele leer esto, ni vaya a cambiar de idea porque el rubor evoque calidez o bondad. El rubor es un tema serio, un acto involuntario que lleva a personas a pasar por quirófabo en busca de una solución no por gusto, sino por necesidad.

    03 febrero 2016 | 2:30 pm

  5. Dice ser Víctor

    Puesto que el rubor tiene básicamente un origen emocional, entiendo yo que son las emociones, y no el físico, lo que debería ser tratado. ¿No les vendría bien, y les quitaría ese rubor, una buena psicoterapia que disminuyera su sensibilidad hacia determinadas interacciones y/o situaciones sociales? Yo creo que sí, es mi humildísima opinión.

    04 febrero 2016 | 11:21 am

Los comentarios están cerrados.