De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Nuevos rumbos participativos del periodismo

Hablan los socios. Hablan los lectores. Así de sencilla es la idea que ElDiario.es acaba de lanzar. Instalaron una cámara en su redacción e invitaron a hablar a algunos de sus socios. Patricia Martín, por ejemplo, explica de forma simple por qué apoya a este medio: “para mí, ser socia de Eldiario.es no significa donar dinero cada mes, significa invertir en una prensa independiente en la que creo y contribuir a una democracia mejor y un país mejor”. La conversación expandida continua en Twitter, alrededor de la etiqueta #apoyoaldiarioes. Ahora, este nuevo medio de comunicación que ya tiene más de 3.000 socios en medios de menos de seis meses, tiene una cuenta pendiente: un encuentro de sus lectores y el equipo de redacción.

La campaña #apoyoaldiarioes es necesaria. Empodera a los lectores. Les da voz. De hecho, yo acabo de dar mi razón para apoyar a dicho medio, en el que ya colaboro. Sí, lo confieso: me he equivocado de hashtag

 

 

Pero es apenas un primer paso para adaptar el viejo modelo periodístico top down (en el que el contenido se impone desde arriba en formatos inmutables) a los procesos bottom up (en los que la conversación de ‘abajo arriba’ y horizontal construye contenido). No es sencillo. La gran crisis que viven los medios de comunicación clásicos y el boom de buen periodismo en red que estamos viviendo, del que ya he hablado en este blog, es una prueba de ello. ¿Cómo construir un medio de información en el que la conversación, el buzz del que habla Jeff Jarvis, sea el sistema nervioso del mismo? Desde luego, usando la fórmula del Tú, reportero (dejando una esquina del medio para que los lectores participen) o permitiendo apenas que opinen sobre las noticias, no llegaremos a un nuevo paradigma informativo.

Existen algunos casos brillantes de participación de los lectores en medios. El diario brasileño A Tribuna, tiene hace años un Consejo de Lectores que se reúne con la redacción periodicamente. The New York Times empodera a los lectores que más y mejor participan comentando noticias, con su Verified Commenters. 20 Minutos, por su parte, hace años que trabaja en intenso diálogo con sus lectores para escoger los temas abordados. Su Pizarra (ahora reconvertido en Tu blog) de temas del día compartida en tiempo real con sus lectores  y su Eco para medir el impacto de cada noticia son referencias al respecto. The Guardian co-crea constantemente noticias con sus lectores. Y el medio digital colombiano La Silla Vacía pone un editor al servicio directo de los lectores.

Sin embargo, quizá el mayor reto sea incorporar el eco de la conversación a las piezas informativas. Un hashgtag, como #Yoapoyoeldiario, es una forma de hacerlo. Sin embargo, es complicado incorporar el flujo que se dispersa por las redes. Los comentarios en el site ya no son suficientes. Los medios, además, siguen usando las redes sociales para divulgar sus contenidos y no para co-crearlos conjuntamente. ¿Por qué seguir considerando las noticias son un producto de formato cerrado en lugar de como un organismo vivo? Yo hace unos meses escribí una entrada en este blog, Aclarando los términos comunidad y red, que nació antes como una conversación coral en Twitter. La plataforma FixMedia.org, en el que los lectores corrigen noticias, es un excelente camino, sin duda. De hecho, hasta ofrece un plug in a los medios para que los lectores mejoren cada noticia.

Pero deberíamos seguir investigando sobre los flujos sociales de cada noticia. Escribir en tiempo real y a la vista de los lectores (en PADs o Google Docs), siempre que sea posible y no matemos una exclusiva. Deberíamos  crear una Sala de Remezclas para que cada noticia sea completada y rescrita por la inteligencia colectiva. Deberíamos buscar fórmulas para incorporar el eco orgánico de cada noticia a nuestros medios. Los periodistas deberían hacer piezas de Storify con la vida social de sus propias noticias, con lo que ocurre después de publicarlas. Mientras no lo hagamos estaremos apenas intentando encontrar una nueva fórmula económica para el periodismo en la era red.