De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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La ventana indiscreta remix

Remezcla a Alfred Hitchcock, pásalo. Simplemente espectacular el trabajo de Jeff Desom sobre y alrededor de la película La ventana indiscreta (Rear Window) de Alfred Hichtcock. Su obra Rear Window Loop, ganadora en la categoría de gráficos por ordenador del prestigioso Ars Electronica, confirma algo: la remezcla es bella. El remix, no solo es legítimo artísticamente hablando, sino necesario. Modificar una obra, por mucho que se oponga el lobby del copyright, la enriquece. Quien tenga dudas, que mire el vídeo de Rear window loop.

Jeff Desom, utilizando el programa After effects, recrea la obra de Hitchcock en un inquietante e inspirador paisaje de ventanitas fragmentadas. Lo que Jimmy Stewart contempla desde su apartamento en la obra original, se transforma en una película de veinte minutos, en una nueva realidad deconstruida, en un nuevo universo personal. Rear window loop está compuesta exclusivamente de fotogramas de la película de Hitchcock. Pero la cirugía creativa de Jeff Desom transforma la obra en algo oblicuo, transversal, pos, (re)mix, (re) ciclado.

El periodista y comisario José Luis de Vicente hace un gran repaso a los premios de Ars Electrónica en su recomendable blog Ondas de choque. 

 

 

Carta abierta a la nueva ministra de cultura de Brasil

Querida Marta Suplicy

Soy un ciudadano del mundo que se ha tomado la confianza de hablar en nombre de la sociedad en red. Puede sonar pretencioso, pero soy de los que se considera una neurona conectada de un nuevo cerebro planetario. Primero de todo, muchas felicidades por asumir el cargo del ministerio de Cultura de Brasil. Desde la sociedad en red, asistimos con pavor a la gestión de tu antecesora, Ana Buarque de Hollanda. Nos espantó cuando la ex ministra retiró la licencia Creative Commons del site del ministerio (nada más llegar, vaya). Mucho peor fue cuando Buarque de Hollanda fue dando la espalda a la alucinante y vanguardista gestión de los ex ministros Gilberto Gil y Juca Ferreira.

Desde la sociedad en red nos quedamos perplejos cuando la señora Ana Buarque de Hollanda aseguró que no tenía ninguna intención de promover la cultura libre y la libre circulación de ideas. Más todavía, cuando se entregó en cuerpo y alma a la industria cultural, al corrupto Escritório Central de Arrecadação e Distribuição (ECAD) de gestión de derechos de autor y al amigo americano. Parece que Buarque, la señora de la industria, se dedicaba a reunirse con secretarios de comercio estadounidenses, en lugar de con personas relevantes en la cultura. Dio la espalda a los colectivos, a los verdaderos creadores (no al 1%). Dio la espalda al pueblo brasileño. Dio la espalda a un mundo que confiaba en el Brasil del futuro. Por eso, un  distribuido y enREDado Movimiento Social de las Culturas brasileño declaró la guerra a la señora del ECAD, a la ex ministra Ana Buarque de Hollanda. A la hijita de papá que acaba de caer.

Tienes que saber, querida Marta Suplicy, que la sociedad en red planetaria fue una gran admiradora de la gestión de Gilberto Gil y Juca Ferreira. Brasil se convirtió en el primer país que apoyó desde instancias gubernamentales la cultura libre, las licencias abiertas, la circulación libre de la cultura y los formatos abiertos. El denominado movimiento de la cultura digital del mundo debe mucho a Gilberto Gil, a Juca Ferreira y a todo el movimiento de la cultura libre de Brasil. Por eso, querida ministra, llegas en el momento oportuno.

El mundo te necesita, Marta Suplicy. Llegaste en tiempos de tránsito. Las corporaciones, las teleoperadoras, la industria cultural y los gobiernos del 1% que están esquilmando el planeta nos persiguen. Mientras, la sociedad en red se articula en nuevos movimientos híbridos como el 15M español, Occupy Wall Street o #YoSoy132 en México. Los últimos años han sido complicados. Una industria anticuada, especializada en vender plástico (CDs le llaman), celulosa (libros, periódicos) y ancho de banda están consiguiendo aprobar leyes tan tétricas como la Hadopi en Francia o la Ley Sinde-Wert en España.  Quieren silenciar al mundo, a la sociedad en red. Quieren prohibir que compartamos cultura, afectos y contenido. Intentan imponer leyes absurdas como SOPA (Estados Unidos) o ACTA.

No entendieron nada. No entendieron el cambio. No entienden que nos comuniquemos entre nosotros sin intermediario, que creemos cultura de forma colectiva, que remezclemos, que compartamos. La Ley de Derechos Autorales de Brasil, por ejemplo, considerada una de las más restrictivas del mundo, fue escrita en 1998, cuando no existía Napster ni la posibilidad de intercambiar archivos digitalmente. Fíjate que la ley brasileña impide hasta la copia de un Cd a un Ipod. ¿Tiene sentido?

Un detalle, querida Marta. La cultura en la época de la red es mucho más que cultura. La cultura de red es mucho más que arte. Más que cine, música, literatura, teatro… La cultura de red es un nuevo paradigma de conexiones, de creación, de comportamiento, de mercado. Es otra forma de ver el mundo. Es otra forma de hacer política. La cultura de red entiende la realidad como un espacio colaborativo, libre, glocal y transfronterizo. Tienes que saber, además, que las licencias abiertas que popularizó la cultura, el copyleft, Creative Commons, ahora sirven para mucho más. Hay colectivos de arquitectos licenciando edificios con Creative Commons. Hay personas construyendo objetos en impresoras 3D gracias a las licencias abiertas. Hay gente usando las redes distribuidas ‘estilo  Napster’ para crear un mundo más sostenible y ecológico. El modelo fordista está en decadencia. Pero los gobiernos de Europa y Estados Unidos no quieren verlo. Han dado la espalda a sus pueblos.

Por eso, querida Marta, el mundo te necesita. Necesita a alguien que garantice el libre acceso y circulación de la cultura y la neutralidad de la red. El Ministerio de Cultura de Brasil, el popular MINC, puedes tener la certeza, puede ser el epicentro del nuevo Brasil, del nuevo mundo. Brasil no va a ser una nueva potencia, no va a influir al mundo, exportando carne y soja a costa de acabar con la Amazonia. Tampoco será potencia incentivando a que la clase media se endeude con los bancos y alimentando la burbuja inmobiliaria. Menos aún apostando por los combustibles fósiles y el crecimiento desaforado del parque automobilístico. Brasil será potencia si consigue rediseñar el mundo, la geopolítica del poder y de la industria, desde los nuevos paradigmas de la red.

Recuerda, querida Marta. Tupi or not tupi. Confiamos en ti. Estaremos a tu lado. Sabemos que lucharás por el sueño del Manifiesto antropófago de Oswald de Andrade. Esperamos que, como buena defensora de los derechos de las mujeres, luches por aquel ‘matriarcado de Pindorama’ del manifiesto. Por ese mundo glocal que no sabe que es «urbano, suburbano, fronterizo y continental». Confiamos en ti, Marta. Confiamos en ti, Brasil. No nos defraudeis.

Atentamente

La Sociedad en Red

 

Hacer feliz a mi sobrina me convierte en un pirata

Una contradicción presidirá esta entrada: hacer feliz a nuestro prójimo puede estar tipificado como piratería por la industria cultural y algunos Gobiernos (la mayoría de los europeos y Estados Unidos). Una sospecha: regalando música a mi sobrina me he convertido en un pirata cultural. Mi estrategia: compartiendo con los lectores este proceso pretendo que reflexionemos en alto sobre el absurdo de las leyes que afirman que luchan contra la piratería.

Aquí los hechos: desde que nació mi sobrina Vera le preparo un recopilatorio musical que representa la variedad y diversidad cultural del mundo. El día de su nacimiento – hace ya dos años – preparé el recopilatorio Vera año 0: un cd con una portada hecha por mí con canciones de Beirut, Rodrigo Leão, Telepopmusik, Richard Bona, Lenine y Boards of Canada, entre muchos otros. El rito se repitió el año pasado, con un pequeño detalle: Vera año 1 también se convirtió en un Cd, pero compartí con mi hermano y cuñada una carpeta con los archivos en formato MP3 gracias al servicio Dropbox. Ya tenía claro que el formato físico – cd, plástico envoltorio – pasará a la historia. No tenía sentido regalar apenas en formato Cd ese Vera año 1 regado de Henry Mancini, Jun Miyake, Ekova, Finley Quaye y Natacha Atlas, entre otros…  Cuando mi sobrina escuche de aquí a unas décadas su serial de recopilatorios anuales – cuando los baile imaginando el mundo – no existirá el formato CD. El plástico – eso espero – no será asociado ya al formato de distribución que comandó el final del siglo XX: el plástico.

Pero entre Vera Año 1 y Vera año 2 el mundo ha vivido un maratón represor. Megaupload, un servicio de entrega de archivos y almacenamiento en la nube muy parecido al tan elogiado DROPBOX, fue cerrado con la excusa de la piratería. El Gobierno de Estados Unidos ha estado intentando imponer la famosa SOPA (Stop Online Piracy Act) al resto del mundo. La tenebrosa Ley Sinde Wert que criminaliza hasta las webs con enlaces a contenidos protegidos por derechos de autor ha sido aprobada en España. Entonces, la gran duda. ¿Tener un enlace en mi cuenta de DROPBOX con 26 canciones protegidas por los derechos de autor es un crimen? Aunque la ley defienda el derecho a una copia privada, sigo teniendo dudas. ¿Realizar una copia privada y dejarla online es un crimen? No hay ánimo de lucro en mi enlace, pero tampoco lo hay en los servicios de intercambio de archivos P2P como Soulseek que tanto persiguen. Y más: algunas de las canciones incluídas en Vera año 2 las compré con mi dinero, otras las recibí de mano de discográficas por ser periodista y una gran mayoría las conseguí en Soulseek gracias al P2P. ¿Soy un pirata?

He decidido compartir con todos los lectores esta Recopilatorio de la Felicidad de Mi Sobrina. Apenas tenéis que bajar el contenido de Vera año 2 en el siguiente enlace. Ahora sí que soy, mucho me temo, un peligrosísimo pirata para algunos.  Richard Stallman, fundador del movimiento del software libre, se preguntaba por qué era considerado un pirata alguien que ayuda a su vecino prestándole software. Yo me pregunto por qué con la ley en la mano yo podría ser considerado un pirata por hacer feliz a mi sobrina.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

 

 

Un manifiesto hacker (remix)

No he podido evitarlo: he creado un manifiesto remix basado en algunos conocidos textos del mundo hacker. Cortar, pegar. (r) escribir. He usado frases sueltas, ideas, de algunos textos que considero vitales para entender esta nueva era. El primero es el The Hacker Manifesto (o The Concience of a hacker), piedra angular del mundo hacker, escrito en 1986 bajo el pseudónimo The Mentor. El texto original fue remezclado en muchas ocasiones (hasta en vídedos como el que abre este post). En 2004, llegó una de las mutaciones más conocidas, A hacker manifesto, del australiano McKenzie Wark.

No he podido evitarlo: mi remezcla tiene frases de otros dos textos que no son del mundo hacker pero que tienen algo  que ver con los anteriores: The Cult of donde manifiesto (de Bre Prettis y Kio Starky) y The Mesh manifesto de Lisa Gansky. Todos tienen en común una nueva concepción de la creatividad, la propiedad, la transparencia y las relaciones. Todos conforman una nueva visión del mundo. Que cada uno interprete (y remezcle) este Manifiesto hacker (remix) como quiera.

-Sea cual sea el código que hackeamos – lenguaje de programación, poesía, matemáticas o música, curvas o colores – creamos la posibilidad de cosas nuevas.

-La clase hacker tiene la capacidad de crear no sólo nuevas clases de objetos y sujetos en el mundo, no sólo nuevas formas de propiedad, sino también nuevas relaciones entre las formas de propiedad.

-Reconoce que todo es un borrador. Te ayudará a darle forma.

-Exploramos y nos llamáis criminales. Buscamos conocimiento y nos llamáis criminales. Existimos sin nacionalidad, sin religión.. y nos llamáis criminales. Construis bombas atómicas, declaráis la guerra, asesináis, engañáis, nos mentís, nos intentáis hacer creer que es por nuestro bien, que somos nosotros los criminales. Sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad.

-La educación es esclavitud, encadena la mente y la convierte en un recurso para la clase dominante.

-La información quiere ser libre pero está amordazada en todas partes.

-Hackear es rechazar la representación.

-Las empresas basadas en compartir generalmente ofrecen un mayor sentimiento de conexión y comunidad.

-Hackear es producir la diferencia, aunque sea por un minuto, en la producción de información.

-El progreso es posible. El plagio encamina el progreso.

-El hacker lucha para producir subjetividad cualitativa y singular.


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Diez libros para el ministro de (in)cultura

Muchos ministros españoles bien podrían ser conocidos como desministros. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas suspende a todos y cada uno de ellos de manera contundente. Pero José Ignacio Wert, ministro de Cultura, Educación y Deporte, se supera cada día con su (des) gestión. Podría ser el ministro de Casi Cultura. O el ministro de Propaganda Neoliberal. O el Ministro Familia. O el (sub) ministro de la Decadencia de Hoollywood. O simplemente Ministro de Incultura. No es de extrañar que la ciudadanía valore con 2,49 puntos sobre diez su gestión. Has leído bien: 2,49 puntos sobre diez.

Su medieval Ley Sinde-Wert demuestra que no ha entendido absolutamente nada de la era digital. Hasta los empresarios de Internet denunciaron su radical ceguera. Su giro fundamentalista en la asignatura de Educación por la Ciudadanía deja bien clara la huella de su partido (Partido Popular, para despistados): la asignatura dejará de hablar de parejas homosexuales y de sus derechos para hablar de propiedad privada, familia y nacionalismos excluyentes.

Pero la esperanza es lo último que se pierde. Aunque Mr.Wert ha protagonizado hashtags de Twitter tan calamitosos para la marca España como #Wergüenza o #Wertnodoyuna, pienso que unas cuantas lecturas podrían abrir la mollera del susudicho (des)ministro o SubMinistro de la Casi Nada (nada dentro, nada fuera). He preparado una básica listita de libros que el señor (des) ministro de incultura podría leer en lo que queda de verano, si no es mucho pedir. En la mayoría de los casos, tendrá que bajarse cada libro de Internet de forma gratuita. Y totalmente legal, señor Wert. Aunque lo mismo, a su gestión como  Tal Vez Ministro le queda muy poquito y el señor Ministro de sus Amiguetes acabe pronto como consejero de alguna empresa nacional que no tribute en España, como es lógico. Pues eso: diez libros para el ministro de (in) cultura. Basta entrar en cada enlace (justo en esos links que su ley pretende criminalizar) para bajarse el libro.

1) The Wealth of Networks (Yochai Benkler). Un bello repaso a la era de las redes, la cultura colaborarativa (peering), la economía Peer-to-peer (P2P). La riqueza de las naciones de Adam Smith ya no sirve ni para encender una hoguera, señor Wert.

2) Por una cultura libre, (Lawrence Lessig). Algo así como la Biblia para entender los nuevos paradigmas de la creación y de la circulación de la cultura.

3) El código 2.0 (Lawrence Lessig). Fundamental para entender la era de la colaboración y aquella ya vieja idea de lo 2.0 que usted,  Super Ministro del Deporte que Compite, desprecia.

4) T.A.Z, Zona Autónoma Temporal (Hakim Bey). Una obra maestra que anticipó muchas de las cosas que están ocurriendo en este nuevo milenio.

5) Micromegas (Voltaire). Un clasicón de aquella Ilustración que desenbocó en aquella guillotina que le faltó a España (uy, si lo de la guillotina no lo dijo un perroflauta y sí un miembro de la Real Academia de la Lengua).

6) Q (Luther Blisset- Wu Ming). Espectacular western teológico que explica por qué una nueva tecnología (la imprenta) hizo perder muchos privilegios a la iglesia. La historia recreada tiene casi cinco siglos, pero Señor No Doy Una, sin duda que se sentirá identificado (con el lado del mal, lógico)

7) La ética hacker y el espíritu de la información (Peka Himanen, con epílogo de Manuel Castells). Un bonito texto sobre la ética de lo compartido, de lo abierto y lo colaborativo.

8) Ulises (James Joyce). Como sabemos que eres clasicote, aquí una pequeña concesión. Te recomendamos este tocho llamado Ulises que este año dejó de tener copyright y pasó a dominio público.

9) Inteligencia colectiva. Por una antropología del ciberespacio. (Pierre Levy). Leyendo este ya clásico libro entenderás (ójala) por que la Enciclopedia Británica perdió la carrera contra la Wikipedia. O por qué tu visión elitista de la educación está condenada a fracasar en la era del aprendizaje distribuido y abierto.

10) La rebelión de las masas (José y Ortega y Gasset). Oh, sorpresa, Ministro del Medalloro Olímpico: Ortega y Gasset no era tan conservador como el nacional-catolicismo creía. Esa apropiación ideológica conservadora de la obra de Ortega hace aguas. Aquí una joyita: «La polis no es, primordialmente, un conjunto de casas habitables, sino un lugar de ayuntamiento civil, un espacio acotado para funciones públicas. La urbe no está hecha, como la cabaña o el domus, para cobijarse de la intemperie y engendrar, que son menesteres privados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública. Nótese que esto significa nada menos que la invención de una nueva clase de espacio». Coño, otro perroflauta con apego a las plazas.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

#Subtítuloshackers

 

 

Hace unos días, viendo una película pésimamente doblada, se me ocurrió una idea: subtitular películas de forma que cambie el sentido de la trama. Diálogos inventados, radicalmente opuestos a los reales. Objetivo: hackear el significado de la película. Desarmar el mensaje de alguma película claramente tendenciosa o propagandística. ¿Rocky IV haciendo un discursito anti capitalista cuando va luchar contra el boxeador soviético? ¿Paco Martínez Soria criticando el vetusto y paletil franquismo? ¿La clásica Esta voz es una mina, con el hit Soy Minero de Antonio Molina, con subtítulos de la sociedad en red , #nocheminera y 15M? ¿Por qué no? ¿Y si mi idea ya está inventada? Lancé la pregunta desde mi cuenta de Twitter. Y la respuesta fue automática. Algunos seguidores marcaron el tweet como favorito (@juanlusanchez y @pedrojimenez). Otros fueron dando pistas.

 

Otros, bromearon al respecto. Memorias de aquella infancia hacker.

Y algunos, ya con ganas de marcha, queriéndose poner al lío inmediatamente.

 

 

Al final, un Tweet sin ningún comentario dio en una diana apetecible.

Bombay-TV es una web, diseñada por Graphéine, tiene un lema muy sencillo: Elige una película, invéntate los diálogos, mándasela a tus amigos. Son películas indias. Estética Bollywood. Y la web apenas ofrece escenas sueltas para ser subtituladas. No he podido resistirme. He creado una escena irónica llamada Luis, el casi banquero con aroma a especulación. Exacto: el caso Bankia tiene cierto tufillo a matón de Bollywood. Y puedes verla aquí. Potencial no falta. ¿Subtítulos sobre Andrea Fabra tragándose su indigno #Quesejodan mientras una pandillas de matones de Mumbay abofetean a alguien?

Pero Bombay-TV me sabe a poco. Los subtítulos hackers podrían ser un arma de destrucción masiva. Un interesante ejercicio de resignificación colectiva.

La reapropiación semántica no es ninguna novedad. Marcelo Duchamp dotaba de nuevos significado a sus objets trouvés: un paraguas era, de repente, algo más. San Sebastián, de un día para otro, pasó a ser un icono gay. Los esclavos de América Latina se apropiaron de los santos católicos y los disfrazaron de dioses afros. Pero en la era de la convergencia cultural, del remix digital, el proceso se acelera. El personaje Blas, tras la mano de un niño filipino, pasa a ser Osama Blas Laden, un apologeta de Al Qaeda. El dominio superior de Internet .cc corresponde al territorio de las Islas Coco, pero los internautas lo usan como sinónimo de Creative Commons y cultura libre.

¿Y sí todas las películas edulcoradas de Hollywood tuvieran subtítulos trucados en veinte lenguas? ¿Y sí las mega producciones de guerra explicaran las causas de las mismas? ¿Y si alguien crea un proyecto llamado Subtítulos hackers para desmontar los cuentos del poder? ¿Una plataforma donde estén disponibles miles de películas para ser subtituladas y distribuidas? Más subtítulos, que es la guerra. El poder, la industria cultural, intentarán censurar cualquier iniciativa al respecto. Pero que no te engañen: usarán el copyright como excusa porque tienen miedo. Porque tiemblan al pensar que llegará un día en el que ya no puedan (ellos, no hace falta que los nombre) imponer narrativas, ideologías o estilos de vida.

De momento, mientras alguien crea la plataforma, divirtámonos con Bombay-TV. Y tuiteemos con el hashtag #SubtítulosHackers. Venga, va, ¿qué película te apetecería hackear?

 

Busco Djs de palabras para despedazar mi libro

 

Busco Djs de palabras. Busco remezcladores de metáforas. Busco lectores proactivos que quieran despedazar mi libro #24H. Todo vale: cortar, pegar, reescribir, completar, modificar, clonar. O remezclar con otras obras. ¿Por qué no? Un pedacito de Rayuela, de Julio Cortázar, tras la batidora remix, puede solaparse a #24H de forma natural. O un cuento de J.G. Ballard. O las instrucciones de uso de un medicamento contra la taquicardia. El resultado puede ser sorprendente. Mejor que el original, incluso. Mi sueño es ser un autor diluido: pasar a la historia como el que escribió la primera línea del código de un software libre y compartido al que algunos siguen llamando libro. Que el autor sean los otros, ellos, vosotras. Que se olviden de mí. #24H fue apenas el inicio de algo mayor. De algo que no controlo. Por eso la sala de remezclas está lista, esperándote, en la plataforma herramienta Booki.cc, que permite incluso dialogar con otras personas que estén remezclando el texto. Yo mismo ya he  hecho dos remezclas, extrayendo partes ya existentes y creando los nuevos capítulos, ‘Mientras ellos bloguean’ y ‘Mientras duermen’. Aplicando la terminología del software libre ambos capítulos sería ‘forks’ (bifurcaciones).

#24H nació con vocación experimental. Tiene formato blog. Recrea 24 horas en un planeta llamado Internet. Y su trama se desdibuja en el subconjunto de microhistorias, comentarios y diálogos incompletos del día 16 de mayo de 2011. Reconocerás el paisaje: la España que está a punto de ver la Puerta del Sol llena de ‘indignados’. Pero #24H no nació con voluntad descriptiva. Sus líneas son más arqueología que foto fija. Más restos fósiles de una época que testimonios certeros. Por eso, sea cual sea tu mirada hacia este nuevo milenio convulso, encontrarás en #24H algo que te golpeé. Anonymous. Crowd funding. La sociedad en red capeando la crisis. Democracia Real Ya. La lucha contra el copyright. El dinosaurio SGAE. El desamor. Europa que se desmorona.

Pero #24H nació sabiéndose un relato incompleto. Sus párrafos, siempre, serán insuficientes. Forman parte de algo mayor. De un relato colectivo que irá creciendo, fragmentándose, recomponiéndose, perdiéndose. Tal vez alguien, de aquí a un siglo, transforme un pedazo de #24H en una reverenciada obra de arte. Como hacía Marcel Duchamp convirtiendo un paraguas inservible en un aclamado ready made. O como hacía Andy Warhol, refritando iconos publicitarios y mitificándolos. Un párrafo inservible de #24H, de aquí a dos años, podría ser aclamado como una insuperable creación artística. O como el hilo lírico de una posópera electrónica compuesta en red.

Pero para ello #24H te necesita. En #24H faltas tú. No tengas miedo. La licencia Creative Commons escogida libera la copia y la obra derivada. #24H es una obra copyleft. Cualquier modificación será considerada creación, no robo. Cualquier cambio será mirado con respeto. La copia, para la editorial DPR-Barcelona y para mí, no tiene ningún significado negativo. Copia era la diosa romana de la abundancia. La copia es el mecanismo base de las neuronas espejo del ser humano. La copia nos hace humanos. Genera empatía, solidaridad, comunidad. La copia es la base de la inspiración. La copia es una prueba de amor, de admiración. Sin copia/inspiración, sin series de Flash Gordon y películas de Akiro Kurosawa, no existiría la saga de La Guerra de las Galaxias. Sin el blues de Howlin´Wolf Led Zeppelin no sería nadie. Sin copia no hay creación.

#24H te necesita. Entre otras cosas, para dejar en ridículo a una industria editorial obsoleta y al sistema de copyright talibán que hizo retirar un remake de El Hacedor de Jorge Luis Borges cocinado con amor/admiración por Agustín Fernández Mallo. La sala de remezclas de #24H pretende transportar a la demasiado solemne literatura al rincón remix al que ya han llegado la música o incluso la pintura después de los colages. Pero no me conformaría con una remezcla-maquillaje. Quiero Djs mash up – salvajes, irreverentes, desequilibrados – que mezclen sin complejos. Porque la escritura del futuro, como vaticina Kennet Goldsmith “tendrá más que ver con cambiar cosas de sitio que con crear nuevos contenidos”.

El libro #24H está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel en DPR-Barcelona. También disponible en Bubok (comprando el papel se consigue automáticamente la obra en formato PDF) y Lulu

 

La maleta de los mapas imposibles

 

Este texto es un extracto de mi libro #24H,  que tiene forma de blog y está licenciado con Creative Commons. Ya está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel. La copia está liberada. Existe una sala de remezclas. Cualquier puede enriquecer (con links, textos, vídeos) #24H o este fragmento.  

A mí salón le ha crecido una maleta. Está vacía. En la etiqueta donde debería haber una dirección apenas hay una frase de Fernando Pessoa: «Viajar perder países, ser constantemente otro». Los costados de la maleta – sucia, desgastada, verdiazul- están forrados de mapas sujetos con pegamento. Mapas inexactos, oblicuos, exagerados. El verdadero tamaño de África, el mapa tipográfico de las calles de Valencia, el mapa de (metro) de la música indie española. Confieso que no tenía donde meterla: no cabía debajo de la cama ni en los armarios. Tirarla, tras las trece mudanzas de los últimos diez años, era claudicar de algo (aunque todavía no sé de qué). Por eso decidí llenarla de mis fantasmas. Mirando la maleta, la exactitud de mis mapas imposibles, saboreo un pequeño triunfo. El mapa mundial de Facebook – meras líneas, flujos, contorneando una forma – despedaza el mapamundi de Mercator que sobredimensionó el primer mundo durante siglos. La proyección de Peters me venga íntimamente del geógrafo alemán Karl Ritter (1779-1859) que concebía la tierra como un organismo vivo, los ríos como una voluntad divina y las fronteras como una inevitabilidad predefinida.

Y es que durante demasiado tiempo, los datos falsos y los verdaderos, mezclados en el cubata explosivo de la historia, formaron un laberinto insalvable. Pero fue todavía peor cuando el hombre alcanzó la plenitud de su razón y ya no quedaron rincones por cartografiar. Los «Colegios de Cartógrafos», como escribió Jorge Luis Borges, «levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él». Por eso, contemplar mi maleta me devuelve una paz incomprensible. El mapa topológico del Metro de Caracas – que desatiende la escala y la deforma para ser legible – despedaza la cartografía del Imperio. Y de alguna manera, regresa a aquella línea ténue y alegre de mapa mundi mental de los navegantes portugueses. A aquellas subjetivas cartas cartográficas que los aztecas construían con pieles, tejidos de algodón y palma.

Parece inevitable: la tecnología, las nuevas cartografías y mi maleta vacía me teletransportan al pasado idílico de los mapas inexactos. El mapa de los reinos virtuales de los vídeo juegos realizado por Information is Beatiful tiene la inocencia perfecta del disco flotante (aquel mundo incompleto) de Tales de Mileto que flotaba sobre las aguas. La representación-verdad naufraga, desaparece despedazada por el mapa pintado de las redes y señales wi fi de Oslo o por el mapa lingüístico del quechua. La infalibilidad del GPS hace aguas, desdibujada por los globos que Shai Efrati y Hagi Keysear lanzaron al aire con cámaras de fotos para retratar los secretos que la petrolera BP escondió tras la tragedia del golfo de México.

El mapa exacto ha muerto. Agoniza. El territorio respira colectivamente, libre de la dictadura de las latitudes. Aunque tal vez, nómadas de nuestro subjetivismo, lo único que sea cierto es que ya no diferenciemos el territorio de su representación, el asfalto de su ciberreflejo. Puede que el mapa – millones de mapas subjetivos – haya invadido el mundo. Tal vez sólo exista una pastosa y todopoderosa hiperrealidad que nos desgobierna. Jean Baudrillard – que murió hace no demasiado – pensaba que la realidad virtual no es ya más copia de la realidad, si no que la antecede y define: “La abstracción hoy no es ya la del mapa, el doble, el espejo o el concepto. El territorio ya no precede al mapa, ni lo sobrevive. De aquí en adelante, es el mapa el que engendra el territorio; hoy, serían las tiras de territorio las que lentamente se pudren a lo largo del mapa. Es lo real y no el mapa, cuyos escasos vestigios subsisten aquí y allí: en los desiertos que no son ya más del Imperio, sino nuestros. El desierto de lo real en sí mismo”. Siento deseos de abrir la maleta. Pero confieso que tengo miedo. No miedo de hallar arena o conchas. Miedo, simplemente, de encontrar otra maleta (vacía) del tamaño del mundo.

#82 Publicado por Boludo | Mayo 17, 2011 00:45 AM

Las navegaciones transversales, heterogéneas, oblicuas de los nuevos nómadas exploran otro espacio, otra dimensión de superposiciones. Somos, ante todo, inmigrantes del subjetivismo.

#83 Publicado por Pedro Por Su Casa, Mayo 17, 2011 01.03 AM

#acabemosconlatierra, con los Boludos, con los pretenciosos, con los intelectuales, con los doctores Honoris Causa sin curro que pierden eltiempo en este puto blog

#84 Publicado por Ya está bien | Mayo 17, 2011 01:10 AM

Hacia una gestión horizontal de la cultura

 

Gestión vertical vs gestión horizontal. Red centralizada vs red distribuida. Modelo de gestión cultural de la era predigital vs modelo de gestión de comunidades. No hay vuelta atrás. No hay intersecciones. No hay posible encuentro entre el viejo y el viejo mundo. «El agua no quiere saber del hielo», como suele decir el periodista Pepe Cervera. En el site de MOV-S 2012, un evento de creación contemporánea que se define como «un proceso de trabajo colaborativo», analizan brillantemente los dos modelos antagónicos de gestión cultural. El vertical y el de gestión de comunidades.

María Ptkq, metodóloga de MOV-S 2012 a la que recomiendo seguir en Twitter, propone un modelo de gestión que «incorpora a las comunidades de una manera orgánica en todas las fases del proceso, desde la ideación hasta la realización pasando por la financiación, la comunicación y la producción».  La gestión se transforma «en auto-gestión colectiva, no hay autorías definidas ni distinción entre artistas, productores y público». La mudanza de paradigma es brutal. Todo cambia. Cualquier proyecto puede convertirse en un making of en tiempo real, en un proceso. La autoría se diluye en una red de co creación plural. La financiación colectiva (crowd funding) se coloca en el centro del binomio industria-instituciones. La ejecución convierte a los gestores culturales en simples nodos de una red mayor.

 Además de la fuerza del proceso, de esta documentación abierta desde el minuto 0, en este nuevo modelo existe otro detalle revolucionario: la fragmentación de la temporalidad. El evento deja de ser algo exclusivamente presencial. Se diluye, pero se multiplica gracias a herramientas de streaming, a la vida paralela en redes sociales y en otras plataformas. Lo presencial tiene un constante feed back desde diferentes esferas. Y la retransmisión en diferido perpetúa el evento / creación.  El encuentro Meet Commons, un festival sin jerarquías ni programa que se celebró en Madrid en abril, encarnaría a la perfección este modelo de gestión de comunidades. Pero para llegar a la elasticidad de Meet Commons, las organizaciones  o agentes culturales deberían entender la definición de comunidad 2.0 del libro #10Openkult, del que ya he hablado en este blog: «¿Qué es la comunidad 2.0? Una red de cooperación mediada por una *interfaz. La interfaz pone las reglas del juego, “escucha” el rumor de la red y atiende sus demandas. La interfaz es permeable a la participación. No pisotea la red de cooperación, la respeta y la valora, porque el valor está en la red».

¿Tiene sentido, por ejemplo, un mega festival vertical como el Rock in Rio en el que el público quede relegado a destinatario o consumidor? ¿Tiene lógica que el Museo del Prado presente exposiciones o cuadros sin streaming? ¿En qué se podría transformar un evento como la Noche en Blanco de presupuesto millonario, gestión vertical y nula participación de las comunidades? ¿Podemos considerar la cultura un producto cerrado o definitivo, ya sea un disco, un libro o una representación teatral? De nuevo, una definición extraída de #10penkult, la de participación, puede ayudar a encontrar las respuestas:  “No concebimos la participación como el acceso a instituciones o plataformas cerradas sino que al contrario la pensamos como la habilitación a procesos de toma de decisión colectivas marcadas por la temporalidad, la mutabilidad y la reflexividad. La participación se sostiene sobre procesos constantes de feedback entre los recursos, plataformas o instituciones y las comunidades que las explotan y construyen».

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

 

Mi libro #24H es un virus troyano

La imagen es de  Starfive y tiene licencia Creative Commons.

Hace un par de semanas hice una entrada en este blog diciendo que #24H – una obra que me ha publicado la editorial DPR-Barcelona – no era un libro. Escribí que #24H era una trampa. Que podría ser un blog off line. Un edificio deconstruíble. Un palco. Una caja de herramientas. Un laboratorio de mercado. Después seguí dando pistas en otro texto titulado Mi libro copyleft vale un tweet, en el que explicaba por qué regalábamos el libro por el precio de un tweet, por qué nos interesa que la obra circule y por qué la copia está liberada.  Tenía guardado un ciberas bajo la manga: una definición más explosiva para este #24H que hoy presento en Barcelona (ZZZINC, 19.00 horas).

#24H no es un libro: es un virus troyano. Me explico. Utilizo la segunda definición de virus de la Real Academia de la Lengua: » programa introducido subrepticiamente en la memoria de un ordenador que, al activarse, destruye total o parcialmente la información almacenada». Y la remezclo con una parte de la entrada de Wikipedia. Me interesan dos de los objetivos de un virus troyano según dicha enciclopedia:

-Ejecutar o terminar procesos.

-Apagar o reiniciar el equipo.

#24H no es un libro, pues. Es un virus troyano. Los griegos, escondidos en un caballo,  conquistaron la fortificada ciudad de Troya. Un virus (troyano) se presenta al usuario «como un programa aparentemente legítimo e inofensivo pero al ejecutarlo ocasiona daños». #24H aspira a ser un troyano en el mundo editorial. Queremos que entre en la fortaleza del copyright, en el modelo de negocio del siglo XX.  Y que ejecute un proceso: reivindicar las licencias libres, el valor de lo compartido, las narraciones colectivas, el diálogo con los lectores, los remakes libres de las obras, los precios razonables para los formatos digitales…  Y pretende apagar o reiniciar el equipo de la industria editorial que no está entendiendo las reglas de la nueva era. Por lo menos una parte del sistema.

#24H es una excusa troyana, vaya, para hablar de algunos asuntos presentes en el escrito y para abordar estos tiempos convulsos en los que vivimos:  el copyleft, la participación ciudadana, 15M, Anonymous,  urbanismo P2P, crisis de la democracia participativa, la Europa que se desmorona, el procomún, la corrupción, la sociedad en red, la remezcla o la cultura digital…  #24H, además, es un intento de viabilizar otro modelo de gestión cultural sin tantos intermediarios. #24H -virus, libro, trampa o prototipo futurible-  está aquí para quedarse. Para quedarse mutando, fragmentándose, desvaneciéndose. Cualquier lector podrá despedazarlo, remezclarlo o continuarlo en la sala de remezclas que hemos preparado. Larga vida a la nueva Troya, como tal vez hubiera o hubiese escrito Homero en su Odisea, el libro que remezcló narraciones colectivas, ese poema milenario copyleft.

#24H está disponible a 1,99 euros en formato eBook para Kindle, ePub para tabletas y Pdf interactivo. En papel, está disponible en Lulu y Bubok.